El futuro Rey.
Jaden.
Después de un par de horas después de que regresara Darleen de recuperar su espada note una gran sombra detrás de ella, la sombra que por estos días la había dejado de seguir, ¿esa sombra acaso sería su oscuridad? No puedo decir que los vampiros no tenemos sombras, por qué si las tenemos al final de cuenta tenemos cuerpo que parecen mundanos, pero no lo son. Pero ella tiene una sombra aún más oscura y más poderosa que emana una gran energía difícil de no poderla percibir, pero no tuve el valor para preguntárselo solo le regale una sonrisa cruzamos algunas palabras antes de que ella dijera que iría a descansar un poco, qué suerte de ella que puede andar por las mañanas despierta mientras los demás debemos dormir.
Fuera de la gran sombra y su sobria mirada junto a su sonrisa su cuerpo está al fin bien recuperado. Ella está bien y es lo único que me debe de importar en este preciso momento.
Me tome mi tiempo antes de llamar a la puerta de la oficina de mi padre. No sé cómo se tomarán la noticia y mucho menos se si quieran aun unir a un miembro de su familia con la de los verdaderos reyes de todos los reinos, por qué eso será Darleen cuando se case conmigo, dejara de ser la princesa para poderse convertir en la reina, aunque no tome el trono de sus padres ella tiene todo el derecho de hacer y deshacer dentro y fuera del submundo que divide nuestro mundo del de los mortales. Ella es y siempre será la reina suprema de los vampiros y de cualquier otra criatura dentro de este mundo de paz, caos y armonía.
Antes de que mi mano chocara contra la puerta de madera las dos grandes puertas se abrieron dejándome ver la figura delgada de mi madre frente al gran escritorio de mi padre quien está buscando algo es sus libreros con tanta urgencia que la única que se dio cuenta de que entre fue mi madre regalándome una de sus sonrisas tan cálidas como siempre.
Me aclare la garganta para llamar la atención de mi padre ya que la de mí madre ya la he captado.
—Oh, hijo —dijo mi padre al mismo tiempo que tomada uno de los libros sagrados en sus manos— has llegado en un momento crucial.
—¿Qué tan crucial padre? —me atreví a preguntar.
—Aquí tú padre y yo estábamos hablando sobre tú y Darleen —vaya mi madre siempre siendo tan directa y sincera— y queremos saber, qué es lo que para entre ustedes dos, hijo, se casaran o dejaran el compromiso.
Las palabras que tenía preparadas para decirles simplemente se borraron de mi cabeza. Desde que tengo uso de razón de memoria siempre demostré bastante interés por Darleen, ella antes era la mujer más alegre de todo su reino, su amor por las rosas rojas era tan grande que siempre se asegurada de que todas las rosas de todos los jardines reales estuvieran en buen estado. Pero después de un tiempo todas esas rosas comenzaron a morirse como ella, dejo de sonreír, dejo de reírse alegremente y comenzó a hacerlo oscuramente. Después del pequeño acontecimiento con Lucían ella dejo bastante claro que no quería ser reina y si pedían su mano simplemente así sería la forma más fácil de tomar el trono y asumir su puesto como reina, deje pasar los meses e incluso algunos años hasta que por fin me decidí y le declare mi amor en primavera, cuando las rosas volvían a brotar lejos de los ojos de Darleen, pero ella dijo que sí, que sí se quería casar conmigo y desde entonces hemos dejado que la boda este más lejos que cercas por algunas cosas entre los reinos que surgieron. Después de tanto escucharla decir que si se quiere casar conmigo me sigue sorprendiendo.
—Darleen y yo sí nos casaremos padres —le hice saber después de un largo silencio—, aún no hemos hablado nada sobre la boda y los preparativos, pero lo haremos, de esto estamos muy seguros los dos.
Los ojos de mi madre se comenzaron a llenar de lágrimas mucho antes de que saltara a mis brazos y me dieran un gran abrazo. La escuche sollozar, pero eso solo me hizo abrazarla mucho más fuerte. Se que sus lágrimas son de alegría. Para ella es una gran ilusión que yo me case con la primogénita del rey Charlie, él siempre me ha demostrado aceptación y veneración por ser el primogénito del rey Silas.
—Me da mucho gusto escuchar eso, hijo —me susurro al oído mi madre con alegría.
—A mí también me da gusto madre.
Nos alejamos y mi padre me hizo una pequeña reverencia con la cabeza la cual yo también correspondí con otra.
—Enhorabuena hijo, ya hace falta que otro rey reine estas tierras, tu padre ya está demasiado viejo para ser el rey —sé que lo dice de broma, pero es para lo que me he preparado toda mi vida, para asumir el puesto de la corona y reinar las tierras que le pertenecen a mi padre a lado de la mujer que más amo en esta tierra y en estos reinos que nos rodean.
—¡Comenzare con los preparativos ya mismo! —Anuncio mi madre.
—¿No eso lo deberías de hablar con Darleen, madre? —pregunte curioso.
—En realidad, debería de hablarlo con su madre, ¿sabes algo de la reina Adalyn?
—Lo único que sé es que Darleen no la quiere ver ni en tres mil años y dudo que la quiera involucrada en su boda, así que mejor solo consúltalo con ella, sabemos que tiene buenos gustos y debe ser su boda de ensueños no la de su madre, ¿entiendes madre? —enmarque una de mis cejas para ver sí así la podía hacer entender un poco más.
—Entiendo.
Después de esa cómoda conversación mi padre y yo nos sentamos a charlar un poco más sobre el último ataque de los lycans antes de que la espada de Darleen regresara al plano terrestre. No estábamos de lo más seguros si fueron ataques al azar o ya estaban meditados y contra la princesa. Pero en ningún momento dudo en ponerla a ella primero que, a cualquier otra persona dentro de este reino, su seguridad es mi prioridad y sí a ella le llegara a pasar algo seguramente yo no sabría qué hacer, Darleen es mi vida, y aunque sé que yo no seré la suya, pero yo estaría dispuesto a dar la mía solo para que ella se encontrara bien. Siempre será de esa forma.
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Editado: 02.09.2022