Sacrificio [yo soy fuego]

Capítulo 13

Mi enemigo 

Darleen

Recorrer el castillo después de hacerlo desaparecer de mí vista me abrumo más de lo que lo hizo tener que entrar dentro su cabeza mientras pensaba que mentirme a mí lo haría mucho más creíble de lo que con anterioridad ya lo hacía y que esta vez le dirá algo más complejo antes de que todo a nuestro alrededor se vuelva un completo caos y los lazos nupciales no se formen.

Aun cuando cierro los ojos me puede recordar recorriendo los pasillos como cuando era pequeña, me pegada a la orilla alejada de las paredes para no acercarme tanto a las sombras que a cada paso que dada me contando sus interesantes historias de guerra y caos, que son lo bastante interesantes como para asegurar que posiblemente solo aquí se puedan esconder los secretos más oscuros que oculta la prestigiosa familia Kane y vaya que algunas cosas no suenen tan reales como otras aquí nada es igual, aquí todo funciona a base de mentiras, tratos y trucos sucios.

Naces para mentir y ganar la guerra o mueres singo señalado como un traidor.

En vez de seguir mi camino por los demás pasillos decidí bajar a la planta baja, recorriendo de nuevo cada uno de los pasillos sin levantar mi mirada en dirección a las paredes solo dejé que el camino lo comenzaran atrasar mis pies que son los que me llevan automáticamente hasta el otro lado del casillo. Me detuve frente a la puerta con el gran ventanal que de la vista hacía el jardín trasero real. El jardín en donde está el rosal muerto cubierto de nieve.

Cada vez el invierno se comienza a evaporar y la primavera se hace cada vez más presente; la peor época del año. Es la época en dónde el rosal vuelve a tener vida y todas esas miradas se las roba como si fuera la gran cosa mirar a un simple rosal repleto de rosas rojas que lo único que sabe hacer es que se dilaten las pupilas solo de mirarlo ya que su belleza es deslumbrante. Es codicioso y a veces un poco manipulador le gusta robar la atención de todo el mundo, le agradan los halagos como también ser el centro de atención de todos menos el mío.

Deje escapar un largo suspiro antes de que las puertas frente a mí se abrieran de par a par dejándome ver la vista que hace años no tenía la decencia de admirar. No con tanta cauterización como ahora mismo lo hago detallando cada rincón que me rodea frente a mí.

Comencé a caminar hasta quedar frente a las grandes escaleras que llevan al jardín secreto.

Me recargue sobre la barda de piedra, mirando a mi alrededor como si simplemente no hubiera visto estas vistas durante muchos años atrás. Dentro de mí renace la maldición, el vació cada vez se llena con más oscuridad que al principio, el canto de las aves es un regalo de la naturaleza como escuchar a los animales a la distancia corriendo y caminando como si ningún malo los asechase.

El sentir la presencia de Shadow disipo todo rastro de tranquilidad dentro de mí ser, quedándose a diez pasos detrás de mí es demasiado precavido ahora más que antes. Con los brazos extendidos los guarde detrás de mi espalda en la espera a que me digné a girarme, verlo directamente a los ojos y le de mis más grandes disculpas por lo que le hice y que le dé una maldita respuesta por las cosas que haré a partir de hoy en adelante. Pero no sé qué respuesta quiere que le dé y tampoco me importa darle respuesta a él podría dárselas a Charlie o a Adalyn, pero nunca a él, no tengo nada que responderle y él ha dejado de tener derecho de exigirme respuesta in justificadas o que bien podrían estar justificadas.

Qué hayas regresado ha sido la peor de tus decisiones, Leen, eso fue lo que se repite dentro de sus pensamientos que podría haber causado algo dentro de mí como antes solían hacerlo, pero ahora solo me dan igual. A veces quisiera tener que pedir permiso para entrar dentro de sus pensamientos.

—¿Estás detallando si aún se puede ver la herida que me causaste ya que eso tal vez te hará redimirte por hacerme daño, Cullen? —Las palabras salieron de mi garganta por si solas. No tenía gana de pelear y tampoco de levantar tanto la voz como para hacer que todas las aves resguardadas dentro de sus nidos en las ramas de los árboles volaran con este frío.

—¿Tan herida estabas cuando corriste a los brazos de Jaden? —Puedo notar los celos en su voz, nunca ha dejado que sus emociones lo controlen, pero ahora mismo se desbordan como cuando alguien llena de más un vaso y comienza a derramarse sobre la mesa.

—Yo no corrí a los brazos de nadie, Cullen. —Aclare—. Yo no soy como tú, que apenas y tuviste las fuerzas suficientes para ir corriendo a los brazos de Abigail, quien te recuerdo es mi hermana menor por si es que se te ha olvidado.

Mantenerme firme es difícil pero la satisfacción de hacerlo mostrar su verdadera cara no me la quita nadie. Los ojos me pueden quitar, pero jamás dejaré que él me vea llorar por nada más y nada menos que por él.

—Y yo que creía que serías mucho más dura conmigo que contigo misma.

—Tal vez tengas razón —dije—. Eso solo nos deje ver que entonces tal vez es que no me conozcas tan bien como jurabas hacerlo, claro, eso era antes de comenzar a fornicar con mi hermana a quien ya conoces mejor que nadie en este reino, Cullen. Ser dura contigo no me serviría de nada y serlo conmigo ¿para qué?, lo hecho echo esta y no se puede borrar ni las palabras ni las acciones que llegue a hacer para ser quien soy ahora mismo, ¿no lo crees?

Al parecer lo he dejado sin palabras.

Resoplo como caballo antes de que me girara sosteniendo mi postura como la princesa, le dedicara la misma mirada indiferente que utilizo con a todos los demás, pero es mejor una mirada sencilla con algo de arrogancia dentro de ella. Una mirada que él nunca recibió de mi parte por ser especial pero ese trato de rey conmigo se le termino. Se la han terminado las preferencias y sobre todo la libertad, ahora se enfrentará a lo que debió de haberse enfrentando antes. meterá y suplicará por su vida como todos los demás.




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