Sacrificio [yo soy fuego]

Capítulo 14

Vamos a terminas lastimados.

Shadow.

Verla directamente a los ojos me desarma por completo, es como si con el paso del tiempo ella comenzara a desarrollar un poder dentro de mí.

El color de sus ojos es tan fascinante que ni siquiera en la mirada de Abigail me podría perder tan profundo como cuando la mira de Darleen y la mía se funden tan a la perfección que me tienta a quererle estrellar mis labios contra los suyos sin pensarlo dos veces.

Querer una cosa y desear otra son dos cosas tan distintas entre sí misma que claramente ella no aceptara por ninguna razón, y la comprendo, ella es así y siempre será de esa forma, aunque lo niegue.

—Dame una maldita razón para dejar de sentir tanto dolor cuando te miro directamente a los ojos, Darlene, dame una maldita razón por la cual dices que no tuvimos nada todos estos años que los hemos pasado juntos. O, ¿es que acaso no recuerdas quien te alejo de la oscuridad?, ¿quién es la persona que siempre que la necesitas corría para que ambos miraran las estrellas mientras tú te quedabas dormida sobre su pecho mientras el mundo ardía alrededor por qué Adalyn te hacía enojar y tú hacía que el pueblo o al menos la mitad del pueblo ardiera en llamas?

—Podrán pasar mil años, pero ninguna razón será tan fuerte como la de poder odiarte en huesos y en carne viva, por qué si mueres mí odio te seguirá a cualquier parte a donde vayas. ¿Esa es la razón que querías? Bueno pues ya te la he dado ahora, déjame ir.

Su voz es fría, seria y pareciera que dentro todo está en completa calma, pero sé que dentro de ella está comenzando una gran tormenta que la hace debatirse con ella misma.

No lo puedo notar reflejado dentro su mirada como podría hacerlo en otras personas, pero sé que algo dentro de ella me está mintiendo en la cara, aunque sea una pequeña mentira. Es buena, siempre ha sido demasiado buena mintiendo y ocultando sus verdaderas emociones por el resto del mundo, pero no conmigo.

—Mírame a los ojos y dime que no es por Jaden que haces esto —la persuadí.

—¿Recuerdas lo que te dije antes de que ambos nos apuñalarnos en el bosque?

—Esa noche dijimos muchas cosas, por favor, se mucho más específica —le respondí de mala forma.

Me tenías —repitió esas dos palabras de forma tan fría que me ha dado un vuelco en el estómago—. Me tenías, pero por idiota me perdiste acéptalo y olvídalo que para no igual de fácil olvidarte como encontrar a otro hombre para que llene el vació que tú estáis dejando, Shadow. Puedes jurarme amor eterno, pero ambos sabemos que no podrá volverme a tener nunca más.

—Yo siempre te tendré —sin pensarlo con mi mano libre la tomo del mentón forzándola a que no dejara de mirarme. Nuestras miradas están profundamente fundidas en la del otro que es probable que después de esto ella termine por a travesarme con su mano en mi pecho para arrancarme el corazón. Nunca tiene piedad de nada ni siquiera de ella misma.

—Cuando dije que me tenía lo decía en serio. Me tenías, iba a ser capaz de romper el corazón a Jaden por tener un final feliz contigo —comenzó a hablar de forma sincera. Reconozco que la tranquilidad en su voz es confundible cuando habla por hablar o cuando realmente se toma el tiempo para encontrar las palabras adecuadas para hablar con propiedad y no decir cualquier cosa que no sienta en el momento, ese es el poder que tiene su voz o mejor dicho la influencia de su voz bajo los oídos de alguien más—. Pero ahora solo tengo algo claro, Shadow, tampoco eres mi final intermediariamente feliz como tampoco lo es Jaden, no lo es nadie, pero, sin embargo, tú quieres una razón, ¿no? —pregunto con voz baja—, bueno la razón es que me voy a casar con él sin importarme tú felicidad o la de alguien más lo desposare sin importar que no sea mi felicidad, pero al creo será mi credibilidad.

Me voy a casar con él esas simples palabras hicieron eco dentro de mi cabeza.

—¿Me estás queriendo joder de alguna manera sucia, Charlotte? —la solté de forma brusca que casi cae sobre su espalda si no fuera por qué puedo recuperar el equilibro ella sola.

—No, Shadow. No intento joderte de ninguna forma, te estoy dando la razón por la cual no quiero volver a saber nada de ti —dio un paso atrás antes de recuperar la postura de antes, la postura de una guerrera frente a su general—. No quiero saber más de ti por qué siempre esperada más de ti, esperaba que no fueras como esa clase de príncipe con los que Abigail siempre sueña despierta, esa clase de hombre que lucha hasta el final por la mujer que ama, pero me equivoque siempre me equivoco, pero sobre todo contigo por qué jamás cambiaras. El destino te puso en su camino, ella te pudo en mi camino y el destino te dijo la podrás tener que jamás la amaras por qué no fue a la primera mujer que vistes, no fue ella a quien la miraste por primera vez a los ojos y te perdiste dentro de ellos porqué estaba llenos de preocupación. Nunca fui yo, Shadow. Siempre fue ella.

Las piernas me tiemblan, el corazón se me cae a pedazos al ver como sus ojos se comienzan a llenar de lágrimas al decirme todo eso.

—Siempre fuiste tú —confesé.

Siempre serás tú, corazón.

Ella negó con su cabeza ligeramente para no hace caer su tiara.

—Siempre fue Abigail. Como siempre será Amará, o tal vez Jennifer, pero siempre habrá alguien más antes que yo, Shadow y lo sabes.

—¿Por qué haces esto, Darleen? ¿Por qué nos haces esto? —Intente sonar igual de firme que al principio, pero simplemente no es fácil verla a los ojos y aceptar que se terminó.

Tú me haces daño —dijo ella entre lágrimas que ni siquiera ella se había dado cuenta que comenzaban a brotar por sus mejillas—. Y siendo sincera lejos de ti estoy mejor.

Se que miente, pero miente demasiado bien para no tomarle la palabra en serio.




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