Sacrificio [yo soy fuego]

Capítulo 17

La melodía de la serpiente.

Parte 3.

Darleen

Más tardamos en regresar castillo que en volver a salir de este mismo.

El ambiente me estaba acusando dolor de cabeza y sobre todo ese maldito olor de felicidad impregnado en el aire me estaba revolviendo el estómago y para mi desgracia hubiera vomitado nada por qué no tengo nada dentro de mi estómago y eso hace un más que esté de mal humor.

Claro que no es necesario que un vampiro como yo se alimente bien para tener las suficientes fuerzas que requiera para cualquier percance que se presente, pero yo siempre termino haciendo lo que se me dé la regalada gana como diría Jakov si se enterase de que estoy haciendo la única cosa que Aleska detestada que hiciera.

Mérida sabe a dónde vamos por qué la verdad yo solo voy detrás de ella sin hacerle ninguna pregunta o interesarme por el lugar que me lleva.

Debo aprender a volver a confiar en ella si quiero que hagas las cosas más arriesgadas del mundo por seres que podrían ser mucho más peligrosos que yo juntos o que su poder cayera en manos equivocadas y los hagas hacer cosas innecesarias y que no van de acuerdo con su naturaleza eso sería perjudica torio para todos.

Después de un par de minutos Mérida se detuvo haciendo que yo cochara con su espalda y me golpeara mi nariz, un gruñido broto de mi garganta, pero cuando levante la vista quise tragarme la maldición y centrar toda mi atención en la pequeña niña que sonríe pero que no siente que sea un gesto genuinamente perfecto para complacer a su padre.

Y ella no está en lo incorrecto si Charlie no fuera un maldito rey al que le roban el corazón cada que le presentan a una de sus hijas yo seguiría siendo la reina de ese corazón podrido, pero me alegro de no serlo así no tengo que pelear con un amor que no quiero y tampoco me preocupo por regresar a tener el corazón roto por su culpa.

—¿Por qué nadie hace nada? —Le pregunte algo disgustada por lo que estaba presenciando.

—Por qué nuestra fuerza los mataría, Darleen. —Su explicación no me da la satisfacción que quiero—. No puedes hacer nada, por qué no es tiempo que te conozcan. No cuando te han declarado la guerra y pueden perder la vida.

Nuestras miradas se conectaron por unos segundos antes de que regresara mi vista al frente. Tiene la cara bonita pero dentro de ella correr el veneno más letal que haya podido olor en mi vida.

Ambas nos quedamos observando o mejor dicho vigilando fuera de la propiedad. Su sangre como su nombre ha sido mancado como el mío ahora comprendo por qué solo yo era capaz de entenderlos a los tres. Odio tener que admitir que el trabajo de nana no es lo mío y tampoco sería un buen ejemplo para ellos, no quiero ser el ejemplo de nadie ya suficiente tengo con la maldita manipulación de Adalyn para tener que hacerlo lo mismo a otras personas que posiblemente no vea ni siquiera llegar a la madures antes de que yo tenga que irme de sus vidas.

—Debemos de regresar —me informa.

—¿Me obligaras a ir a esa patética reunión? —masculló.

—Eres su hermana mayor, Darleen, ella quiere que tú estés ahí para ella —comienza a hablarme como si para Abigail la palabra hermana significara algo que no sea envidia— tienes que demostrarle que él que Shadow sea su padre de la criatura no interfiere en lo absoluto en su relación de las dos.

—No sé, siente como si volara —divague comenzando a caminar detrás de ella.

Mérida no me respondió, pero tampoco fue necesario que lo hicieras.

 

No siempre la vida te pintara de colores la vida, ¿cierto? Bueno pues creo que ahora mismo la vida de Abigail y Shadow pintará de tantos colores existentes que cuando esa criatura llegue a la tierra de los vivos será tan miserable como el futuro de sus padres. 

🩸🦇🖤

Antes de que pudiera decirle algo a Mérida las puertas del castillo se abrieron de par a par dejándome ver la perfecta y estúpida imagen de Bain con esa sonrisa egocéntrica de que ha logrado que lo sacara de las sombras para volverlo a llenar de riqueza como lo habían malcriado antes Charlie y Adalyn.

Y tal vez eso debería de ser lo peor, pero para mí desgracia el idiota de Bain está conversando abierta mente con su hermanita menor. Ambos están conversando al final de la escalera frente a la entrada del gran salón en donde estoy más que segura que están todas esas urracas incluyendo al imbécil de Jaden que paso de ser un bueno para nada a el rey de los imbéciles que creen que no me daré cuenta de sus malditas intenciones. Joder. Que pocos hombres soy los que me rodean.

Ambos hicieron una reverencia cuando pase junto a ellos, pero antes de entrar al gran salón me detuve y ambos se tensaron cuando me gire para mirar directamente a los ojos a Bain, odio tener que ver el mismo color de ojos en él como también el de Abigail. El color azul ahora mismo no será del todo de mi agrado.

—No estás aquí para regresar a ser el mismo bueno para nada que eras antes de que te mandaran a las tierras lejanas Bain, estás aquí por qué yo les he dado la orden de traerte ante mi presencia por qué tenemos que hablar de un asunto que creo del que estás más que informado —le informe de forma sería e indiferente antes de retomar mi camino de regreso al salón.

Todas las miradas de los presentes cayeron sobre mí. Típico. Intente soportar la mirada de Jaden al mismo tiempo que la de Shadow. Comencé a caminar hasta detenerme frente a Jonathan quien se encuentra solo. Amelia no está a su lado eso me hizo sonreír descaradamente internamente.

—Así que la bruja al fin te deja respirar —le dije con un toque de gracia.

La mirada de Jonathan me dijo una cosa: piedad. Tuve que sostenerla la mirada antes de que yo fuera la que hablara de nuevo.




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