Sacrificio [yo soy fuego]

Capítulo 23

Una noche muy larga 

Omnisciente 

El cuerpo y la cabeza de Darleen aun no entienden absolutamente nada.

No es capaz de poder asimilar que lo tiene frente a ella y lo que muchos años atrás desapareció como el aire.

Darleen hace bastante tiempo lo creyó muerto. Se suponía que lo habían derrotado, él no pertenecía a ningún lado, él fue quien provoco el exilio de Bain en un principio. Por él su hermano casi le entierra la estaca en el pecho cuando un tenía un corazón al cual destruir. Todos sus pensamientos están completamente nublados por las mismas razones que no debería de estar ahí.

—¿Cómo? —pregunto ella crédula.

—No eres la única que tiene un has bajo la manga —le dijo él junto a un giñó.

Darleen pudo evitar su tenue provocación que ejerce para provocarla con su mirada. Ella está completamente estable mentalmente sobre todo cuando se trata de pelear.

Sostiene el mago de su espada tan fuerte que sentía que en cualquier momento le fuera a prender fuego.

Él sujeto frente a ella tiene una sonrisa bastante amplia dibuja en sus labios una sonrisa llena de satisfacción de saber lo que provoca dentro de ella sutilmente. Sus ojos rojos ya dejan bastante que pensar incluso cuando no sabe lo que piensa en realidad; no es capaz de entrar en la mente de un rey tan malvado como él. Pudo entrar en la mente de Marcus, de Aubery e incluso en la de Tom, pero, ¿por qué no es capaz de entrar en la mente de él? Solo existe una explicación y es por qué una bruja protege sus pensamientos de ella.

—Puedes tomarte el tiempo que quieras, Darleen —agrego él de nuevo—, no intento iniciar una guerra, solo quiero algo que ambos sabemos que tampoco quieres en tú vida.

—¿Qué quieres? —La voz ronca de Darleen le quemo la garganta. Conoce la respuesta, pero no es capaz de decirla en voz alta, no quiero admitir que todos buscan lo mismo.

—A la bebé de Abigail —la simple palabra bebé provoco que el fuego comenzara a salir de sus ojos —sus ojos comienzan a extenderse como una chispa de fuego—, pero no cualquier fuego, este era de color negro. Como si el demonio que vive dentro de ella fuera quien tiene ganas de pelear está batalla, no ella, no Jing, no Darleen únicamente el demonio.

—¡Primero muerta antes que darte al engendro de mi hermana!

Él río tan fuerte que hizo provoco que sus solados dieran pasos al frente colocándose a su lado.

Tarde es la palabra que mantiene en su mente Darleen, es demasiado tarde para huir.

—Entonces debo decir que fue un gusto tener está conversación contigo mi dulce y tan terca princesa mía —agrego él de nuevo caminado hacía atrás alejándose del lugar marcado para pelear— si sobrevives entonces tendremos una charla más privada, solo tú y yo, mi dulce princesa como en los viejos tiempo solo en tus sueños.

Solo en tus sueños repitió esas ultimas palabra Darleen de nuevo dentro de su cabeza como un golpe sordo; él sabe que no ganara al igual que ella sabe que no podrá contra tanto a la vez, pero si él la visita en sus sueños entonces todos sus esfuerzos terminaran antes de comenzar a florecer.

Los guerreros comenzaron avanzar de forma rápida yéndose sobre Darleen, la única con los pies en la tierra. Un manto de niebla negra se comenzó a formar alrededor de todos y entonces ella escucho la risa oscura de Abaddon sobre salir de entre tanto drama a su alrededor, el chillido de su espada cuando la sacó de su funda la hizo fruncir un poco su seño y entonces sus miradas se cruzaron, se la sostuvieron hasta que Abaddon rompió el silencio entre los dos.

—Nunca pelearas sola una batalla más —dijo él tomando posición a lado de la castaña.

—Nunca es tarde para decir que la guerra siempre nos une —dijo ella tomando con fuerza su espada sin rechistar sobre sus pasos. Ha peleado mentalmente una y otra vez contra todos de la misma forma, pero ahora es real, por fin se volverán a enfrentar cara a cara sin tanto espectadores como la primera vez que lucharon—. La guerra deja heridas que difícilmente son capaces de curarse.

Opto por querer dejar fuera del juego a los tres amigos que levitan por los cielos como sus seguidores. No deseaba que se metieran o se ensuciaran las manos con sangre, pero eso fue solo un pensamiento absurdo que tuvo durante un lapso pequeño de tiempo antes de que los gritos de batalla se comenzaron a escuchar como si fuera una banda sonora dentro de los oídos de Darleen. El momento en que una gota de sangre de los elfos oscuros cayó sobre sus labios ella los lamio con descaro y solo eso basto para desatar a la bestia que dormía en su interior. Le entrego su espada a Abaddon antes de mirar hacia su objetivo e ir por ella sin ningún obstáculo.

Mientras Cassian lucha cuerpo a cuerpo contra cuatro solados al mismo tiempo Darleen ya ha terminado con diez y aún siguen saliendo más solados de quien sabe dónde.

Rhysand pelea con la espada de Abaddon a su lado intentando evitar que la espada de Darleen caiga en malas manos. Su mirada de Rhysand viajo hasta donde se encuentra Darleen siendo atacada por una mujer que al parecer disfruta de hacerla sufrir y verla pelear contra ella misma por no quitarse la cadena por completo de la cordura. Su poder está a nada de salir de su cuerpo.

Pero nadie contada con que Azriel le cubre la espalda a Darleen mientras ella se retuerce en el suelo por el dolor que está le provoca. Hasta que ella entierra sus garras por debajo de la nieve, su espalda se ergio hacia atrás al igual que su cabeza, comenzó a murmurar cosas en latín el cual es el idiota de los demonios y durante esos segundos el tiempo comenzó a pasar demasiado lento a su alrededor, sus ojos de ella se cerraron sin dejar de murmurar palabras. De la tierra todos aquellos elementos que estaban debajo de la nieve comenzaron a elevarse al igual que el cuerpo de Darleen.




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