Sacrificio [yo soy fuego]

Capítulo 39

La tres coronas

Darleen 

Los segundos fueron demasiado largos, solo tuve que abrir y cerrar mis ojos para darme cuenta de que Aubery se estaba moviendo entre las sombras que nos rodean, intente entrar dentro de su mente, pero no me dio tiempo cuando escuche una exclamación de dolor detrás de mí. Todos mis instintos se paralizaron cuando vi que el rubio de ojos azules tenía sobre sus brazos a Cassian, su cuerpo del castaño se comenzó a deslizar por su cuerpo del otro haciendo que el olor metálico de su sangre penetrara mi nariz paralizando y alertando todos mis sentidos.

Mis pensamientos me comenzaron a traicionar cuando vi que Cassian se puso de nuevo de pie y tomo a Marcus por los hombros, abrió sus alas y comenzó a levitar con él príncipe de las sombras hasta que Marcus sonrió para sí mismo con malicia y un segundo después el cuerpo de Cassian comenzó a descender a gran velocidad hasta que choco contra el suelo levantando una capa enorme de polvo.

Todas mis extremidades se quedaron paralizadas horrorizada de solo ver esa imagen frente a mí.

Para cuando me acerque a él a gran velocidad no lograba escuchar los latidos de su corazón, las manos me tiemblan tanto que no soy capaz de tocarlo, por lo contrario, me llevo ambas manos a mi boca ahogando un sollozo desgarrador.

Marcus desapareció de la vista de todos.

Azriel quiso acercarse, pero está ayudando a Rhysand a ponerse de pie. Nadie más puede traerlo de regreso más yo, aunque eso tenga un gran costo sobre mi magia, sobre mi persona.

Todo mi cuerpo me tiembla, es como si ni siquiera yo fuera capaz de soportar toda está magia, pero tengo que hacerlo, tengo que hacerlo por él, por sus hermanos y por qué es un precio que él nunca debió de haber pagado, pero yo siempre estoy siendo tan egoísta que no pienso en nadie más que no sea en mí misma y en las cosas que bien me podría beneficiar para mí.

Lo tome entre mis brazos acercándolo a mi pecho, mis lágrimas comenzaron a caerle sobre su rostro; sus preciosos ojos están cerrados y en su labio tiene un pequeño rasguño que sangran.

—Quédate conmigo —le susurró aun sabiendo que no me escucha.

Sentí como una fuerza demasiado poderosa se comenzó a formar a nuestro alrededor, entre susurros y pequeñas pausas comencé a llamarla, comencé a pedirle que le regrese la vida, no han pasado más que segundos desde que cayó sin viva, aun puedo regresarlo a la vida sin que tenga que pagar un precio bastante grande por desafiar a las leyes de la naturaleza. Puedo hacerlo. Puedo ayudarlo, aunque sea por una única vez. Puedo hacerlo.

—Por favor, Cassian —chillé— quédate conmigo.

Sentí como el dolor, el calor y el frío se apoderan de todo mi cuerpo.

Un campo de humo color negro se formó a nuestro alrededor, mi cabello y todo mi cuerpo se comenzaron a llenar de líneas negras, las líneas de las vidas con las que les tengo que pagar, una vida por otra ese es el precio de la magia sin importa que sea lo que hagamos, las brujas de la oscuridad solo necesitamos un pago, una vida, un corazón y una gota de sangre para restaurar el orden de la naturaleza y que está sigua su curso habitual.

Le golpeo el pecho tan fuerte como puede, pero simplemente no puedo escuchar el latido de su corazón.

Vuelto a recostar su cuerpo sobre mis piernas mordiéndome mi labio antes de estrellarlos contra los suyos y así darle un poco de mi sangre para que su corazón vuelva a latir necesito escuchar el latido de su corazón una vez más. Poco a poco comenzara a salir de su sistema sin que nadie lo mate antes de que está termine de salir. Tiene que dejar que mi sangre salga de su sistema si no quiere morir.

—No me abandones de esta forma tan efímera —solloce. Nunca me he dado por vencida, pero en este momento ya no encuentro más motivos para no darme por vencida. Lo hice, lo intente, pero no funciono y eso me quema, no quería verlo morir, él no merecía morir yo sí.

—Te vez más hermosa enojada y llorando que sonriendo y maldiciendo —tosió Cassian.

Rápidamente le limpie la hebra de mi sangre que sobre sale de la comisura de sus labios volviendo a estrellar mis labios sobre los suyos sintiendo ya un gran alivio dentro de mi pecho. Aunque el calor y el frío siguen ahí dentro de mí por el veneno de dragón. La oscuridad corre por mis venas más agresiva que antes y eso hace que todas las cosas se sientas diferentes a mi alrededor.

En cuanto nuestros labios se alejaron Cassian volvió a hablar llenándome de sorpresa.

—Desde este momento hasta el último, soy tuyo.

Con una de sus manos comenzó a limpiar mis lágrimas o al menos las que aún quedaban.

—Intenta que no te vuelvan a matar, por favor, no lo podría soportar.

—No me pidas cosas que no haré, Darleen, morir por ti siempre será nuestra única misión.

—No —zanjé—. Morir por mí es una maldita locura, y debes de entender que no valgo tanto la pena como para que ustedes sacrifiquen sus vidas por mí. Soy un ser egoísta que únicamente piensa en sí misma, es por eso que no se los puedo seguir permitiendo. Nadie merece salvarle la vida a alguien que no merece ser salvada.

Me levanté, pero cuando lo hice Azriel y Rhysand ya estaban frente a nosotros.

En sus miradas puedo notar el alivio de que Cassian se encuentre bien pero también sus pensamientos me hacen daño. No puedo. No debería de permitírselos. Y desde ahora en adelante romperé cualquier lazo con ellos. Es necesario que sufran y lloren antes de tiempo.

—No lo hagas, Darleen —me advierte Rhysand.

—Debo de hacerlo, por ustedes y por mí —le respondí enderezándome más.

—Darleen, piénsalo mejor —agrego Azriel con dolor en sus ojos.

—Aun que rompa el lazo —dijo Rhysand—, no puedes hacerlo por qué no eres la reina, así que solo serán palabras saliendo de tu boca que no sientes y tampoco buscar decirlas. No lo hagas.




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