La puerta final
Omnisciente
Darleen mejor que nadie conoce en qué clase de problemas se tendrá que enfrentar.
Sabe con qué clase de desafíos interminables tendrá que lidiar al igual que conoce a sus contrincantes a la perfección.
Sabe de buena mano que Aubery no es solo un príncipe codicioso, no, claro que no; conoce su forma de pensar y la forma en que sabe atacar sin ser tan predecible, pero al igual que a Aubery sabe con qué clase de persona trata al enfrentarse a su madre.
Mientras otros niños crecían dentro de una familia cálida y amorosa a ella la ensañaron a ser egoísta, le mostraron las ventajas de usar el poder a su favor como también en contra de los reinos más cercanos y lejanos del suyo.
Su madre se encargó personalmente de que ella nunca sintiera dolor, de que aguantara hasta que su cuerpo ya no resistiera un golpe más por si en algún momento llegara ser raptada por sus enemigos tendría que ser fuerte por ella misma; Darleen se conoce y sabe que no es capaz de matar a nadie con mayor posibilidades de ganarle en una batalla, pero ella no está buscando ser perdonada por sus pecados o que la redención de las almas perdidas le hagan llegar su perdón antes de la muerte, no, ella lo que busca es la justicia que nadie más impartirá de la misma forma en que ella sabe hacerlo ya que con el paso del tiempo cambiara y comenzaran a evolucionar todo lo que ella un día conoció desaparecerá y nuevas cosas comenzaran a aparecer de la nada.
Respiro profundo cuando sintió una presencia no deseada yendo detrás de ella.
No sabe con certeza si sea él o si sea alguien más buscando el poder que ahora posee, tal vez sean forasteros buscando la cabeza de la princesa sangrienta o quizás solo buscan el oro del cual ella es dueña. Nadie sabe, ni siquiera ella lo sabe con certeza.
Darleen tiene muchos beneficios a su favor, pero en ningún momento ha demostrado deslealtad a su reino, a su pueblo y si, aunque ella ha llevado el caos y en algunas ocasiones y la oscuridad a cada rincón de su pequeño pueblo no es su culpa de ella que tenga que sobrevivir siendo una especie única, un ser nacido de la luz y la oscuridad del mundo. No es una salvadora, no es una heroína que dará su vida por los demás al contrario ella se guardará, se protegerá para cuando sea el momento de renacer entre las cenizas del fuego que su poder propicia al mundo, entonces será cuando el mundo conozca a su verdadero enemigo quien sobrevivirá por miles de años antes de que alguien sea capaz de matarla.
—Siempre fuiste demasiado predecible —le susurra una voz masculina detrás de ella.
—Nunca intente ser predecible al contrario siempre busque la forma de ser todo lo contrario a lo que tú dices que soy —su respuesta es segura y sincera, aunque no del todo, pero algo si lo es.
—Una leyenda como tú...
—No existen leyendas perfectas como tampoco pretendas hacer que mi persona formara parte de una, Kraven. No lo merezco.
—Nunca has tenido un buen sentido del humor y eso ya me quedo demasiado claro —le reprocho— siempre has sostenido ese humor oscuro y detestable del que todo el mundo no se cansa de hablar. Serás una leyenda, pero una que imparta miedo por las noches y asuste a los niños cuando la media noche llega y las brujas salgan.
—Será algo de lo que me consta que pasara, los vampiros también cazan de noche que no se te olvide que en el mundo existen muchos males mayores al mío. No solo las brujas atormentan los pensamientos de los niños, los lycans también precederán como los vampiros, aunque sean erradicados con que sobreviva uno tendrán suficientes problemas la persona que tomen el trono después de mi padre, ¿no lo crees Kraven?
Kraven intento no vacilar estando a sus espaldas de Darleen, pero fue tarde.
De un solo movimiento ella lo tiene contra un gran árbol pasándola la hoja de su espada por la garganta. Los ojos de Darleen están llenos de oscuridad, no se le distinguen las pupilas en lo absoluto, los huesos de Kraven, comenzaron a temblarte tanto que sintió detrás de ella otra presencia bastante peculiar y que ya conoce a la perfección.
—Suelto, Darleen —esta vez fue la voz de Abaddon la que lo hizo soltar a la escoria andante de Kraven sin aire y algo asustado.
—Siempre llegando en el momento menos esperado —zanjo ella alejándose de el árbol.
—Tal vez no te has dado cuenta, pero cada incitación que recibes es un alimento más para él, lo haces más fuerte desprendiendo tu poder. No esas tan tonta y no le des lo que está buscando.
Darleen puso los ojos en blanco volviendo a guardar su espada en su funda.
Tiene razón, ella sabes que él tiene razón desde el momento en que sus pupilas de Aubery desprendieron un ligero brillo violeta se percató de sus intenciones, pero ella quiere darle lo que busca, ella sabe mejor que nadie que es lo que está buscando, pero no sabe si dárselo o guardárselo para ella misma y cuando sea el momento indicado soltarlo. Necesita tiempo para pensar las cosas mejor, pero es el mismo tiempo que se le termina.
—No importa lo que él busque, Abaddon, el tiempo se nos comenzó a ir encima —dijo— el tiempo no sigue corriendo a nuestro favor sino al favor de Aubery. Él nunca ha necesitado de un poder superarlo para obtener lo que busca, no es como que los sacrificios le hagan un favor al contrario le hacen un favor a Adalyn, pero entre más lo pensemos menos tiempo nos dará para preparar un contra ataque.
—Lo tienes, sabes cómo debes de actuar contra ellos. Tienes la armadura, tiene el poder para acabar con todo el mundo si quieres, tú misma lo sabes, pero no quieres hacerlo por qué tienes miedo. Miedo a que él salga lastimado o a que te odie por el resto de sus vidas. Tienes miedo.
—Tiene que morir alguien, tiene alguien que ser el pago por la vida que regrese a su cuerpo. No tienes ni la más mínima idea de lo que se siente tener miedo de perder todo por lo un jodido día luchaste.
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Editado: 02.09.2022