Mentiras blancas
Darleen
Tenía que ser una mentira.
Todo tenía que marchar de una mejor forma.
Pero... ¿por qué ahora? ¿por qué no cuando era necesario?
Deje escapar un largo y sonoro suspiro mientras me colocaban mi collar con forma de cuerno debajo de la cremallera de mi armadura. No recordaba que la plata pesaba tanto como ahora mismo me pesa en el cuello; Mera siempre decía que entre más pesado está más cargo de culpa lleva contigo mismo hasta el final de la batalla sin importar cuanta culpa ya cargues tú ella cargara mucha más.
No era normar sentir que todo el mundo se te comienza a caer en miles de pedazos al mismo tiempo y lo único que puedes hacer es mantener la calma y sostener una postura demasiado firma sin demostrar que no puedes seguir de pie sin importar nada. Nunca he bajado la cabeza ante nadie ni, aunque me han obligado a hacerlo, pero ahora mismo estoy demasiado cansada, mi mente no soportara más tiempo antes de terminar de fracturase por completo y hacerme perder a mí la poca cordura que me sostiene de pie. Él tiene razón y ganarle no será la solución a ninguno de mis problemas actuales.
El pecho me arde demasiado como si hubiera estuviera guardando tanto rencor a Aubery...
El mundo no gira entorno a nuestras vidas o entorno a las cosas que hacemos como personas para hacer un mundo mucho mejor del que hoy en día conocemos. Es importante conocer tus propios puntos débiles, saber cuánto tiempo más podrás aguantar sin dejar de respirar bajo el agua hasta que sientas que tus pulmones te exigen aire. Nunca he tenido miedo a lo que pueda pasar si duro más de seis horas debajo del agua; dicen que el agua guía a las almas perdidas al lugar sagrado de los vampiros yo siempre he sentido que me arrastra hasta lo más profundo y las algas se enredan alrededor de mis tobillos impidiéndome salir para volver a ver otro amanecer más.
Un día entendí que cuando los lazos se rompen es momento de atacar. Pero, ¿cómo puedes atacar a la persona que por años te hizo sentir bien contigo mismo? Aubery aun atormenta mis noches cuando cierro los ojos e intento descansar; aun puedo sentir sus manos alrededor de mi cuello ejerciendo tanta presión que sentía como en cualquier momento me rompería el cuello y no el corazón.
No todos los hombres son iguales, existen los nobles, los valientes, los egoístas, lo tolerables, los insufribles e incluso a los que quieres ver muertos sobre tus brazos.
Aubery pertenece a una lista diferente, al igual que Shadow o incluso que a todos los demás; al final del día terminas conociendo mejor de lo que crees a tu propio enemigo. La frustración me molesta tanta que soy incapaz de pensar con claridad; he matado a muchas personas con y sin sentido alguno, nunca he tomado represarías sobre mis actos y no comenzare a cuestionarme ahora mismo si lo hacía por mí o por ella, nadie merece ser juzgado por su propia mente en un momento así. Querer cambiar los hechos sería reescribir la historia con una trama diferente, algo que claramente no se puede hacer a estas alturas de la historia.
—El tiempo dejo de ser tu aliado princesa —los rumores son más que ciertos. El tiempo ahora mismo corre en la dirección contraria a mí favor; no dejo de pensar en lo que puede pasar más adelante.
—Supongo que serás mi verdugo al final de la noche, Dorian —es la primera vez que no me siento amenazada ante su presencia. Dorian puede ser un rey bastante sencillo y algo oscuro, pero es hermano de Shadow y por ley tenemos una línea bastante larga que compartir. No le veo diferencia entre Shadow y Dorian ambos tienen los ojos claros, la piel cálida en tonalidad y son bastante altos como para imponer autoridad la diferencia entre ambos que es Dorian es un vampiro/elfo y Shadow es un vampiro—. Creí que correrías por tu vida como siempre lo has hecho desde que te conozco.
—Entonces creo que conociste mi peor versión —puedo sentir su sonrisa de gloria detrás de mío.
—No —dije—. Tú has conocido mi mejor versión hasta ahora, Dorian, así que comienza a hablar antes de que te arranque la garganta y recree la imagen dentro de mi cabeza unas mil veces hasta que se la pueda mostrar al mundo entero.
—¿Puedes hacer eso...?
—Existen muchas cosas de las que soy capaz de hacer.
—Ya, ahora entiendo por qué Shadow se enamoró de ti.
—Y ahora yo entiendo por qué siguen diciendo que eres un maldito arrogante.
—¡Deberías de tenerme más respeto! —me levanto tanto la voz que al darme la vuelta él comenzó a retroceder sobre sus propios pasos. Ya me había dado cuenta del rojo sangre del cual era poseedora en mis pupilas solo los verdaderos reyes son capaces de llegar a esa tonalidad cuando la furia de su interior es tan grande como para ser capaz de terminar con todas las vidas a su alrededor.
Desenfunde mi espada empuñándola en su dirección sin parpadear, pero Dimitri se interpuso entre nosotros dos como siempre defendiendo a los indefensos.
—Tú —le hice una seña con mi espada para que se quitara de enfrente— no eres nada comparado a lo que yo soy, Dorian. No confundas las cosas con poseer una corona a nacer con la corona ya puesta. Si quieres respeto entonces comienza a trabajar en tu forma de hablarle a tus superiores no quieras venir a jugar conmigo por qué terminaras quemándote en tú propio infierno. Si exiges respeto a los demás entonces comienza a trabajar en dar respeto. Eres igual de detestable que el resto de reyes y reinas que nos rodean.
Lo vi tragar nervioso, también puedo verlo a través de sus ojos y lo que veo no me agrada, pero no puedo hacer nada más por nadie en estos momentos. Nadie puede detener al destino una vez que ya está escrito e ir en su contra es desafiar fuerzas sobrenaturales inimaginables.
—Nunca podré entender como haces que las personas te tengan miedo —susurro.
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Editado: 02.09.2022