Sacrificio [yo soy fuego]

Capítulo 43

La batalla de los 7 ejercitos

Omnisciente

Detrás de las sombras Darleen sigue escondiéndose e intentando sobre llevar el peso del veneno que horas antes ingirió.

Una muerte rápida y sin dolor era lo que ella buscada pero ahora busca que él haga su gran aparición. Los ejércitos siguen en la espera de que la princesa se presente antes la batalla encabezando a su gran ejército y a todos los demás que le sirven y siempre le servirán sin importar lo que pase después de ese día. Los orcos tienen órdenes de matar a todos aquellos que estén en contra suyo, han esperado demasiado tiempo para volver a levantarse en armas contra el reino que una vez en el paso les dio la espalda.

El mundo que ellos conocen esta apunto de sumergirse dentro de un momento que nadie esperaba.

La historia comenzó con una princesa distinta a las que ya conocen, el inicio de una nueva era que ella misma dio inicio cuando nació. Las leyes de la naturaleza esperan el momento perfecto para regresar a la muerte a su lugar haciendo que olviden lo que nunca debió de haber existido; aquel ser que ahora mismo se retuerce del dolor internamente y que siente que la consume por completo desde dentro es el mismo ser que arde en llamas al no poder salir a luchar junto a todos esos seres que pierden la vida en su nombre. Una vida por miles vidas no valen más que el orgullo de enfrentarse al líder del ejercito que los ataca en ese preciso momento. Darleen no espera un momento heroico que marque su existencia de ella misma lo que espera es que su marca desaparezca con el paso del tiempo. Que la olviden y olviden que alguna vez vivió entre ellos.

El rey de los enanos sigue en la espera de que la princesa aparezca sin rendirse. El rey de los elfos prefiere retirarse de la guerra que sabe que no ganaran hasta que ella no aparezca. Hace falta que una de las doce coronas haga parecencia dentro de esa guerra para darle fin; algunos no esperan que ella venga mientras que otros les suplican a las estrellas que la hagan aparecer. Su nombre está en boca de todas aquellas personas que la creen capaz de terminar con ellos. Pero tardaran algunos años más en darse cuenta de que el sacrificio que hizo no es digno de una guerra lo que la princesa hará será una pausa para que no se volviera loca, un tiempo fuera del presente que vivirán con paz y armonía.

Los orcos no se terminan, las bestias acaban con más de un solado a la vez. Muchos están comenzados a morir, pero no se encuentran señales de vida de la princesa. El porcentaje de que los enanos terminan la guerra son bajos demasiado bajos. Darleen no puede permitirse dejarlos morir en vano, tiene que buscar alguna forma de poderlos ayudar sin causar más daños. Escucha a la perfección al igual que los observa retirarse y unificarse a unos metros de la muralla de piedra. El ejecito de los orcos es mucho más grande que la última vez que se enfrentaron las hordas no dejan de alinearse en líneas tras líneas. Todos saben que la necesitan, pero no pueden obligarla a luchar dentro de una guerra que si bien ahora mismo podría perder —la guerra deja heridas pero heridas que jamás sana— ese podría ser su lema, pero no lo es por alguna extraña razón las heridas que deja Darleen tardan en sanar sin dejar marca de que alguna vez existió dentro de ellas.

Ahora mismo la princesa tiene conocimiento de las tácticas que utiliza Aubery para hacerla salir de su escondite. Ambos buscan la forma de intentar llegar el uno con el otro sin llamar tanto la atención de los demás. Mason y Elijah tiene que procurar mantenerlas con fuerzas mientras que Mikeila intenta detener el tiempo que el veneno le quita. Wrath y Abaddon buscan formas de cómo ayudarla y evitar que caiga en medio de la batalla. Ninguno de los presentes, junto a ella desean verla entre las garras de su enemigo, pero pronto lo estará.

—Ataquen —hizo una pausa breve Aubery— ¡ahora!

Las hordas de los orcos se comienzan a moverse, pero entre el sonido de las armaduras moviéndose al mismo ritmo el sonar del cuerno de batalla del reino de los vampiros comienza a sonar con demasiado orgullo.

Las hordas se detienen poco a poco sin entender muy bien lo que está a punto de pasar. Mientras el mundo se concentra con la llegada de la princesa la otra mitad de los orcos comienzan a invadir el pueblo sin habitantes. Darleen se agradece demasiado haber pensado en sacar a todos antes de la batalla, los reinos cercanos apoyaron la decisión de Darleen, aunque ahora que lo piensa mucho mejor Jaden hubiera estado orgulloso de la forma en que Darleen aporta la seguridad de los habitantes de su pueblo. Las almas que se pierdan con el tiempo y serán olvidadas y recuperadas.

Dentro de la cabeza de Darleen se repiten constantemente los mismos pensamientos que en un principio eran los pensamientos que solía tener cuando no tenía nada que hacer. Algunos temen por la vida de la princesa, otros prefieren que muera con él. Un rey cae de su corcel y pelea hasta dejar tanto cuerpos como son necesario tirados sobre el piso lleno de tierra que pisan sus pies con su armadura de oro brillante. Una reina deja su trono y se coloca la armadura para luchar contra sus enemigos olvidando que es mujer. Una princesa pierde la vida siendo el sacrificio de una bruja, un príncipe rompe el lazo de hermandad con su hermana para salvarla y al mismo tiempo perderla.

—No pueden defender la cuidad —vuelve a hablar Aubery—. Los enanos están prácticamente acabados.

Los ojos de Aubery se maravillan con todo lo que ha logrado.

—¡Bañad estas tierras de sangre! —les ordena—. Masacradlos.

El pueblo quedo completamente en llamas, los pocos habitantes que quedaban están muertos. Los guerreros terminan con la vida de los orcos. Sabe que mueren, pero su mente de Darleen la termina engañando como siempre. Los momentos son breves en donde se encuentra cuerda, cree que perderá ante los ojos de su enemigo, pero ninguno de los presentes cree que ella pierda la batalla. Darleen nunca antes había tardado tanto en encabezar una batalla como ahora mismo lo hace. Pedir que pelean es una completa locura. Los ejércitos comienzan a llegar de poco a poco uniéndose a los enanos.




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