Sagradas Mentiras

Capítulo 14

Querida Alemania

27 de febrero de 2024

—Haaaaaaaaazel

Solté un enorme suspiro y detuve la película por ¿octava vez? Ya había perdido la cuenta. Miré a mi derecha y Abby ya se estaba asomando a mi asiento.

Íbamos camino de Alemania, se supone que volar en primera clase es algo tranquilo, pero cuando tienes a Abby justo al lado resulta ser todo lo contrario. Eso sí, lujo no falta.

—¿Qué quieres ahora?

—¿Cuál es tu color favorito?

La miro como si estuviese de broma, pero ella me miraba con una sonrisa.

—¿Me interrumpes de nuevo la película para saber mi color favorito? ¿En serio?

—Oh vamos, ni si quiera la entiendes. No sabes alemán.

—Intento aprenderlo y para tu información llevo más de un mes haciéndolo.

—Quedan tres horas de vuelo, no seas aburrida y hablemos.

Esta chica es imposible. Solté un suspiro de rendición.

—El ámbar. – respondo a su pregunta anterior y me mira curiosa.

—¿Por qué?

—No lo sé, simplemente me gusta.

Me encogí de hombros.

—¿Puedo seguir viendo la película?

—¿Y tú cantante favorito?

—Escucho a muchos no tengo uno favorito.

—¿Serie favorita?

—¿Vas a hacerme un test durante tres horas?

—Quiero saber qué tenemos en común para sacar un tema de conversación del que podamos hablar.

Menudo camino más largo me espera. Solo a Abby de le ocurre eso para sacar un tema de conversación. Normalmente, la gente saca un tema al azar y si tiene suerte se llevan hablando un rato y sino buscan otro tema.

—¿De infancia o de ahora?

—Ambas.

—Los magos de Waverly place y Shadowhunters.

—¡Esa también es de mis favoritas! – dice con ilusión al escuchar la última – ¿Y películas?

—Demasiadas para escoger una.

—Buena respuesta – admite asintiendo lentamente como si pensase en algo –¿Jugamos al juego de las veinte preguntas?

—Pero si llevas cinco horas preguntando, ya te has pasado el juego.

—Pues pregunta tú.

—Abby ya sé cosas tuyas hasta te he visto desnuda.

—Vas a recordarme ese vergonzoso momento toda la vida ¿verdad? – me encogí de hombros y ella rodó los ojos – Venga, pregunta algo, lo que sea, pregúntame.

Me paré a pensar porque estaba claro que Abby no me iba a dejar seguir viendo la película. Solo llevo treinta minutos de dos horas y media que dura ¿y cuándo la empecé? Hace tres horas.

Ya sabía cosas de Abby, como momentos vergonzosos, su familia, sus mentiras y errores… En fin, el juego de Ava de la semana pasada al final logró su finalidad.

—No sé…. Mhm ¿cómo te fue en el instituto de la CIE? ¿Tenías amigos, eras popular…? – me encogí de hombros y ella sonrió.

—Menos mal, al fin una pregunta interesante y más larga de responder.

Es la única persona que conozco que le encanta hablar de su vida.

—Lo cierto es que no, no era popular, pero la gente sabía quién era por mi padre. En cuanto a amigos se refiere… tengo conocidos, nunca tuve a alguien a quién llamar amigo, allí la gente se centra en ser el mejor, en sacar notas, tener un brillante expediente…solo te hablan para hacer trabajos, preguntarte dudas o para hablar de un tema de clase.

—¿Por qué tanto empeño en eso? Puedes ser ingeniera o científica en otro lado, no hace falta formar parte de una organización secreta.

—Es nuestro sueño. Nos preparamos desde pequeños para eso, queremos seguir los pasos de nuestros padres y somos agradecidos. Nuestra enseñanza no puede tenerla cualquiera, muchos matarían por tener lo que nosotros.

—No si saben la verdad.

—Tú estás aquí, Hazel, y sabías como eran las cosas.

Yo estoy aquí porque no tenía otra vía de escape, las hermanas estaban en peligro si me quedaba. ¿Sabías cómo funcionaban las relaciones en la CIE? No, pero sabía que muchos tenían la capacidad de mantener la fría, sobre todo los espías. Además, ella ha hablado del instituto y yo no estoy en él, solo estoy en una fase de prueba para entrar a la organización.

—Debatible.

—¿Y tú? – inquiere – ¿No tenías amigos?

—¿No se supone que tú habías gastado el cupo de preguntas? – me mira con cierto reproche y suspiro –. ¿Quién quiere ser amiga de la hija de un criminal?

—¿Lo sabían en el pueblo?

—Sabían que me abandonaron y bueno… mi padre ganó muy mala fama el tiempo que estuvo huyendo de la justicia, muchos creían que simplemente se largó y otros sabían que lo encarcelaron, pero no saben los verdaderos motivos.

—Y te dejaron de lado – concluye.

—Tampoco me importó mucho, me lo pasaba bien con las hermanas.

—Sigue siendo… triste.

—Más triste es estar amargándote en un instituto donde solo importa el expediente académico.

Se para a pensarlo con una pequeña mueca y se encoge de hombros.

—Supongo que son cosas distintas, pero sí ambas son para echarse a llorar.

Saqué una pequeña sonrisa y no le quité la razón.

Sí, mi vida no es la más bonita y quizás a ella le parezca peor o más triste lo que he contado, pero prefiero que no me muestre eso. No quiero dar lástima y bueno… realmente también es triste lo que ella ha contado, al menos yo tuve a las hermanas, pero ¿y ella? Simplemente conocidos que hablaban del mismo tema.

……… ₷ ………

Caminamos por los pasillos del aeropuerto cada uno con su equipaje después de largas horas de vuelo hasta llegar a la ciudad de Múnich. Abby cambió un poco el tumbo de nuestra conversación y empezó a hablarme de música y películas. No sé cómo no tiene la boca seca de tanto hablar, pero he de admitir que al menos me entretuvo.

Los chicos por otro lado estaban un poco adormilados pues acababan de despertarse de una larga siesta y Ava… bueno creo que en su café le echaron una pastilla de la felicidad porque no ha quitado la sonrisa en su rostro desde que nos montamos en el avión.

—Se te ve feliz Ava – le dice Abby.




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