Pov: Tetsuro Kenma
El viento soplaba entre los árboles, el aire olía a tierra húmeda... y yo me moría de aburrimiento. ¿Qué demonios iba a hacer en este lugar perdido?”
Es lo primero que cruzó por mi mente cuando a mi madre se le ocurrió mudarnos a la casa del abuelo que está en medio de la nada.
Knock, knock.
Un leve sonido me sacó de mis pensamientos. Con esfuerzo, me puse de pie y abrí la puerta. Oh sorpresa, no había nadie; sin embargo, al mirar abajo vi una flor. Algo en ella me llamó la atención, decidí meterla a la casa y colocarla al lado de mi cama.Se verá bien como decoración.
-Kenma, deberías salir a explorar - gritó mi madre desde algún lugar de la casa.Como no respondí, entró a mi habitación.
-¿Y esta flor? -preguntó tomándola, mirándola nostálgicamente.
-La encontré afuera -contesté con simpleza.
-Tu abuelo me contaba historias sobre esta flor, decía que para él era muy especial -se tomó un momento y continuó- dijo que era su flor favorita, por eso me llamó como ella: “Nikté”.
-Mamá, ya me has contado eso muchas veces -suspiré aburrido. No es que no me gusten las historias del abuelo, pero ya lo escuché tanto que me lo sé de memoria.
-Bueno, si no quieres escuchar, sal a explorar. No puedes estar encerrado todo el tiempo -comentó mientras salía de mi cuarto.
Para evitar un regaño, me levanté de la cama, me coloqué un suéter ligero y caminé hacia la puerta de enfrente. Al abrirla, lo primero que me recibió fue la brisa primaveral.
“Wow, el clima es realmente otra cosa en el campo.”
No pude evitar sentarme y cerrar los ojos, sintiendo el sol en el rostro. Disfrutaba de la paz, hasta que algo la interrumpió, Con curiosidad, abrí los ojos.
Ahí estaba. Su cabello, un incendio indomable bajo la luz del sol, contrastaba con la suavidad de su expresión. Había algo en sus ojos—una chispa de anhelo, como si me hubiera estado esperando desde siempre
“¿Por qué será?”
—¿Eh? ¿Quién eres tú?- no pude evitar preguntar.
No recibí respuesta. Bueno, el bosque es grande; tal vez no sabe cómo volver.
—¿Te encuentras bien? ¿Necesitas ayuda?
-otra vez sin respuesta. Esto estaba siendo frustrante.
—Eh... ¿de verdad no vas a decir nada?
Decidido a irme, me levanté y di media vuelta, cuando sentí una calidez en mi mano. Al mirarla, vi que él me estaba tomando de la mano.
-Hinata, me llamo Hinata. ¿Y tú? -dijo sonriendo.
Por Dios, esa sonrisa… debería ser ilegal. Mi mente se puso en blanco por un instante.Sí, oficialmente, él sonriendo se volvió mi imagen favorita.
-Kenma, Tetsurō Kenma -al decir eso, sentí la necesidad de aclarar- Kenma como mi abuelo, o al menos eso dice mi mamá.
“Oh Dios mío, decirlo en voz alta sonó muy tonto.”
Él se quedó inmóvil. Vi cómo mi mano seguía atrapada en la suya; esto se estaba volviendo incómodo. Decidí jugarle una broma.
Vaya, directo al grano, ¿eh?- bajé la voz deliberadamente, disfrutando del modo en que sus dedos temblaban contra los míos.
“Qué lindo se ve nervioso"
No pude evitar jugarle una broma.
Sin pensarlo, alcé una mano y aparté un mechón de su cara.
—Ah… perdón, me dio curiosidad.
Pude ver cómo su rostro cambió de color a un rojo tan fuerte como el de las noches buenas; no pude evitar reírme.
El sol empezó a ocultarse, era tarde.
-Me tengo que ir, pero búscame cuando quieras divertirte -dije mientras caminaba hacia la puerta.
No recibí respuesta de él, Mientras me alejaba, pasé una mano por mi cabello y chasqueó la lengua. No entendía por qué ese encuentro me había dejado tan inquieto.
Al día siguiente, al abrir la puerta, lo vi a él durmiendo sentado debajo de un árbol, casi frente a la casa. Me acerqué a él y pude observarlo con más detenimiento. Su piel era clara, pero no tanto como la mía. Su cabello, a pesar de ser un desastre, parecía quedar bien con él. Sus pestañas eran tan largas que me daban ganas de acariciarlas, y sus labios…
“Oh Dios, ¿qué estoy pensando? Lo acabo de conocer.”
Un hormigueo en el estómago recorrió todo mi cuerpo, erizándome la piel.
Me senté a su lado hasta que despertó. Se me quedó mirando como si buscara algo en mi rostro o tal vez estaba buscando a alguien más en mí.
-Eres muy lindo, ¿lo sabías?
Solté sin más.
Sé quedó paralizado por un segundo. Sus orejas se pusieron rojas.
“ ¿Acaso nadie se lo había dicho antes?”
Comenzó a tartamudear, abrió los labios, pero solo salió:
-Hip, hip.
No pude evitar reírme; mi comentario le dio hipo, y el hormigueo de mi estómago se convirtió en dolor de tanto reírme.
-¿Ya terminaste? -preguntó un poco molesto.
-No te enojes, ¿cómo esperas que no me ría? -dije como si fuera lo más obvio.
-Nunca me habían dicho algo así; me tomó desprevenido -desvió la mirada.
“Más lindo no podría ser.”
Se levantó para ponerse frente a mí; sin embargo, había flores nuevas de donde él se levantó, no las había visto ayer.
-¿Quieres pasar el día juntos?
Su pregunta me sacó de mis pensamientos; sin dudarlo, acepté.
“¿Quién diría que sería tan divertido?”
—Vamos, Kenma —dijo, tomando mi mano.
Me llevó a recorrer el bosque entero, o al menos eso parecía.
—Oh, mira, es un árbol de sak Nikté, como las que te dejó —su tono de voz disminuyó gradualmente.
"¿Así que él dejó la flor el otro día?"
—¿Te refieres a la del otro día?
Cuando alzó su mirada buscando la mía, pude ver una pizca de duda; sus orejas se tornaron rojas, pero lo que más me confundió fue su respuesta.
—Sí, claro, ¿cuál más sería?
Después de eso, desvió su mirada y evitó verme en el trayecto de vuelta. En el trayecto, pasamos por una casita miniatura de paja; no pude evitar sentir curiosidad y caminé hacia ella.
-¿Qué será?
Pregunté más para mí mismo, pero él contestó: