Sak Nikté

CAPITULO 4

POV: Hinata

"El cielo estaba tan nublado que todo se veía oscuro, pero ahí estaba él, en medio del claro, riendo a carcajadas mientras me contaba cómo había sido su día. No puedo olvidar su mirada al verme, cómo sus labios se elevaron para regalarme una hermosa sonrisa y cómo sus ojos brillaban con una mezcla de duda y curiosidad."

Al abrir los ojos, sentí como el calor se empezaba a hacer presente,la realidad me golpeó de golpe: Kenma ya no estaba. Sentí una presencia a mi lado y, al voltear, me encontré con esos ojos tan expresivos como los recordaba. Su mirada era distinta, divertida y juguetona. En ese momento, lo comprendí: aunque su brillo fuera el mismo, él no era Kenma.

—Eres lindo, ¿lo sabías?

"¿Cómo se le ocurre decir eso?"

Intenté corregirlo, pero de mi boca no salió nada más que un hipo.

"Rayos..."

Sentí el calor subir por mi rostro hasta llegar a mis orejas. Seguro estaban ardiendo. Él pareció darse cuenta, porque estalló en risa.

No pude evitar mirarlo.

"¿Cómo era posible que fueran tan diferentes? ¿Será él un buen reemplazo?"

"¡Pero qué rayos acabo de pensar?"

Me enojé.

—¿Ya terminaste? —mi voz salió más ronca de lo que quería.

Él no pareció inmutarse ante mi brusco cambio de tono; al contrario, lo tomó como una invitación para reírse aún más.

Ese día lo pasamos juntos. Como intento de redimirme por mis pensamientos, lo llevé a conocer los alrededores; sin embargo, cada vez que lo miraba, no podía dejar de compararlo con su abuelo. Todo en él era diferente. Me golpeé mentalmente por ese tipo de pensamientos; estaba tan tenso que, a lo lejos, visualicé un árbol de sak Nikté. No pude evitar pensar en esos años en los que le dejaba flores.

—Oh, mira, es un árbol de sak Nikté, como las que te dejo —mi voz fue bajando hasta terminar en un susurro—

"No es a él".

—¿Te refieres a la del otro día? —Sé que preguntó por curiosidad, pero el nerviosismo comenzó a ganarme y mis manos empezaron a sudar.

—Sí, ¿cuál otra sería? —Era malo mintiendo; si me miraba a los ojos, se lo diría. Así que preferí mirar hacia otro lado, pero eso no evitó que sintiera que hacía algo malo.

Intentando olvidar eso, caminamos de regreso cuando pasamos frente al altar.

—¿Qué será? —No pude evitar sonreír melancólicamente mientras contestaba, explicando mi historia, pero al salir de mi boca parecía una historia de alguien más.

"No llores"

Me dije, pero ni mi cabeza ni mi corazón me hicieron caso. Solo sentí cómo la primera lágrima resbaló mal por mi mejilla.

Sentí sus brazos rodear mi cuerpo; pude sentir su respiración rozar mi cabeza y el calor de sus manos en mi espalda. Definitivamente necesitaba aferrarme a él. Sollozé en su hombro, intentando calmarme; no podía ser así con él.

Lo llevé de regreso a casa, pero decidí conocerlo mejor. Tal vez, si pasaba más tiempo con él, vería las diferencias y no lo vería solo como un recuerdo.

Así inició mi nueva rutina: cada día iba a buscarlo e intentaba tener aventuras con él. No tardé en darme cuenta de que la luz que irradia es diferente; era tan cálida que comenzó a colarse en mí para instalarse en mi corazón. Sus bromas, sin darme cuenta, me hacían reír hasta que me dolía el estómago. Todo iba bien hasta que comenzó a cuestionar sobre mi origen.

Cada vez que tenía la oportunidad, preguntaba sobre mi vida, pero...

"No soy humano".

Con eso en mente, contestarle se hacía cada vez más difícil.

-¿Te enseño mi lugar favorito?

Solté, intentando desviar su atención.

-¿Es tu lugar secreto?

-Mmm, ¿algo así?

Lo tomé de la mano, guiándolo a un prado que el tiempo parecía no haber tocado. Al llegar, se sintió la brisa fresca del aire y el aroma de margaritas inundó el ambiente.

"Gracias a los dioses, sigue aquí."

Este siempre ha sido mi lugar favorito. Traje a su abuelo aquí a mitad de la primavera; siempre venía aquí a escuchar cómo me contaba de su día mientras cortaba algunas flores para llevarle a su abuela. Es increíble que ahora lo esté trayendo a él.

-¿Te gusta?

Lo miré, esperando una respuesta, pero su cara estaba iluminada por una gran sonrisa, así que no hizo falta escuchar la respuesta.

-Me encanta -susurró.

-Vamos, podrías cortar algunas flores para tu mamá.

Sugerí, recordando que a su abuelo le gustaba hacerlo.

-No es necesario.

-¿Por qué?

Realmente estaba confundido por su respuesta.

-Las flores son tan bonitas, no vale la pena llevarlas a morir a casa. Es mejor que se queden aquí, admirando el atardecer y el amanecer todos los días. ¿No crees?

Me miró con esos ojos grandes llenos de chispas; su respuesta me dejó contento.

"Ah, realmente es diferente."

No lo pienso de mala manera, pero me gusta la forma en la que él ve la naturaleza.

"¿Será legado de su abuelo?"

Este fue el primer día que decidí acercarme y tomar su mano. Se miraba muy sorprendido, pero solo podía escuchar cómo mis latidos se sincronizaron con los suyos y retumbaban en mis oídos. La sensación de calidez al entrelazar nuestros dedos no la puedo comparar con nada más. Cuando sentí una pequeña presión cuando él cerró sus dedos con los míos, fue una tarde maravillosa.

No me di cuenta de cuánto dejé de compararlos. Los días eran divertidos, tanto que por un momento olvidé quién era realmente yo.

Esa tarde había un clima cálido, pero la realidad me cayó con un balde de agua fría. Él me miraba con curiosidad, su mano contra la mía, su respiración se sentía tan cerca que no pude evitarlo.

-Soy el alux guardián -solté de golpe.

"No, no, no"

El pánico se apoderó de mi, di un paso hacia atrás e intenté remediar mi error.

-No, no, este, no es...

Todo el cuerpo temblaba que solo salía un torpe tartamudeo, al verlo solo veía enojo y confusión tenía el ceño ligeramente torcido eso me hizo asustarme más



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En el texto hay: leyendas, magia, boyslove

Editado: 07.05.2025

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