Sak Nikté

CAPITULO 5

POV: Tetsuro Kenma

Sus brazos rodearon mi cuello; su respiración la pude sentir tan cerca que, por un momento, todo alrededor dejó de seguir su flujo. Pude ver en cámara lenta cómo me abrazaba. A pesar de que estaba frío, su toque producía algo cálido en mí.

-Gracias por todo, Kenma -dijo con la voz rota y vacía.

Eso sonaba como una despedida. Lo tomé de los hombros para preguntarle al respecto, pero su rostro estaba demasiado pálido; su cuerpo se enfrió aún más, si era posible.

Sentí cómo el miedo empezó a apoderarse de mí.

“¿Qué debía hacer?”

-Hinata…

Lo sacudí con desesperación. Sus párpados apenas se movieron. Su piel estaba más fría que nunca. Sentí el pánico subir por mi garganta. No, no, no. No podía dejarme ahora.

- ¡Hinata, despierta!.

Sus labios se entreabrieron; intentaba decirme algo. Me acerqué lo más posible para entender.

-Cenote.

Claro, debo llevarlo allí; es un lugar con mucha energía espiritual. Tal vez es lo que necesita.
Me puse de pie, pasando su brazo de Hinata por mis hombros, sosteniendo su peso para que no se cayera. Caminé lo más rápido que pude hasta el lugar.

Él me había dicho cómo llegar, pero nunca esperé ver esto. El lugar era precioso; el agua era tan cristalina que podía ver mi reflejo en ella. La luz pasaba entre sus paredes de piedra, formando pequeños arcoíris en el interior.

-Hinata -una voz ronca resonó por el lugar- ¿Qué sucedió?

La voz parecía venir desde el fondo del cenote; esto cada vez era más extraño.

-Realmente no sé. De un momento a otro, él está en este estado, está muy frío y no reacciona -grité al aire.

El agua tembló bajo mis pies. Pequeñas ondas se expandieron, y de pronto, un vórtice cristalino se elevó, esculpiendo lentamente una silueta humana. Una voz antigua y profunda emergió del agua.

-Le dije que ser humano era temporal; consumió toda su energía espiritual. No tardará en tomar su forma original y desaparecer.

Su tono fue tan tranquilo que, por un momento, me enojé.

“¿Cómo podía decírmelo así?”

-¿No hay nada que pueda hacer? -lo miré suplicante- No quiero perderlo.

Él parecía dudar sobre la pregunta; la respuesta que me dio me dejó perplejo por un momento.

-Si realizan un ritual de unión, podría quedarse en su forma humana, pero compartirían tu vida y es un lazo que no puede romperse.

-Ritual de unión?

Realmente no entendía a qué se refería.

-Una boda, muchacho. Se le pide a la diosa Ixchel que bendiga su unión, lo que hará que sus vidas queden entrelazadas. Pero para que él se vuelva humano, tendrás que darle la mitad de tu esperanza de vida; es un costo muy alto. ¿Estás dispuesto a pagarlo?

Miré a Hinata; verlo en ese estado, la respuesta no podía ser más clara.

Si acepto, mi vida ya no me pertenece solo a mí. Pero... ¿acaso alguna vez lo hizo? Desde que lo vi, desde que supe quién era, mi destino estuvo marcado. Y si compartir mi vida es el precio por tenerlo, entonces lo pagaré sin dudar.

-Lo haré.

Debería estar asustado. Debería pensarlo mejor. Pero cuando imagino un mundo sin él, siento que mi pecho se rompe. No hay nada que pensar.

-Y tú, Hinata, ¿perderás tu inmortalidad, tus poderes, dejarás de servir a los dioses? ¿Estás dispuesto?

Tardo en responder unos minutos, vi un ligero temblor en sus labios.

"¿Estará bien? ¿Lo estará dudando?"

-Si él lo hace, yo también -dijo como pudo Hinata, intentando tomar asiento. Corrí hacia él para ayudarle.

El temblor que distingue en el antes ya no estaba,su cueroo estaba tan frío como hielo.

Aquel ser de agua asintió y le dijo algo a los espíritus del agua en maya. Ellos comenzaron a moverse, trayendo varios objetos; sin tardar, todo estaba colocado.

La vista no podía ser más hermosa. En medio del cenote se encontraba un copal encendido, donde brillaba un fuego tan brillante como el cabello de Hinata.

-Acerquéense, yo seré el J-men que realice esta unión.

Siguiendo sus indicaciones, ayudé a Hinata. Al meternos al agua, pude sentir cómo el frío se colaba por mis huesos, pero se sentía tan refrescante. Caminé hasta quedar frente al fuego y a la figura del agua.

Él sacó un hilo rojo que amarró en mi muñeca y en la de Hinata. Tomé entre las mías ambas manos de él.

-Gran diosa Ixchel, madre de la luna y del amor, te pido con humildad que escuches estos corazones -comenzó con la petición, gritando a los cuatro vientos- Con tu energía sagrada, que esta pareja pueda estar junta. Acepta mi ofrenda como muestra de gratitud y guía sus pasos con tu sabiduría. Así sea.

-Asi sea -repetí

Él desató nuestras manos, sumergió el hilo en el agua y luego lo pasó por el fuego. Este se quemó, quedando unas pulseras trenzadas preciosas; él nos las colocó en la muñeca a cada uno.

-Desde este momento, sus almas son una. Sus latidos resonarán al mismo ritmo, sus destinos se entrelazarán como raíces bajo la tierra. Ningún poder, ni el tiempo ni la muerte, podrá separarlos.

Lo tomé de ambas manos y tiré de él hacia mí. Perdimos el equilibrio y caímos juntos al agua. Sentí el frescor envolviéndome, el peso del agua presionando contra mi pecho y cómo intentaba colarse por mi nariz. Cerré los ojos con fuerza, resistiendo el impulso de respirar, aferrándome a su cuerpo.

Entonces, el agua se tornó cálida. Pude sentir cómo sus brazos me rodeaban, cómo nuestros latidos, erráticos al principio, comenzaban a acompasarse hasta fundirse en un solo ritmo.

Cuando ya no pude contener más el aire, emergimos.

Lo primero que vi fue su sonrisa, radiante, pura.

"Por esa sonrisa hice todo esto."

Sin pensarlo, lo atraje de nuevo hacia mí. Esta vez, no hubo dudas ni miedos. Él me abrazó de vuelta, hundiendo su rostro en mi cuello, su aliento tibio contra mi piel.

-Estas bien, estamos bien- suspiré aliviado

-Me alegra verte de nuevo- dijo separándose lentamente para mirarme a los ojos- ¿Que haremos ahora Kenma?



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En el texto hay: leyendas, magia, boyslove

Editado: 07.05.2025

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