Mónica
El tiempo es lento cuando no se tiene metas, en realidad mi única meta era sobrevivir a la muerte mi madre, cuando cumplí los diez años ella murió de cáncer de mama, fui fuerte por mi padre, yo perdí a mi madre, pero el perdió al amor de su vida, al día de hoy él se enfermó, tal vez sea la tristeza pues los doctores no han sabido diagnosticarlo.
Trato de mantener la tienda, mientras el, cuida sus animales, a veces siento ese gran peso de encima sobre mis hombros, aunque por mi padre soy capa de cualquier cosa, el día de hoy las ventas han sido bajas, para no pensar sobre las deudas prefiero poner otra novela, ahora me estoy emocionando por las novelas turcas, cuando ya me he acomodado para ver la novela entra mi peor pesadilla desde los 15. Andrés.
El imbécil que me ha acosado, agredido, durante tres años, por miedo y por vergüenza prefiero no contárselo a mi padre, mientras el no sobrepase límites y no se atreva a tocarme yo seguiré soportando.
—Hola linda, me das una lata de cerveza — me dice con esa sonrisa asquerosa que tiene.
Se la doy, intento ser rápida para que nuestras manos no se toquen, fallo en el intento ya que él me toma la mano, cuando intento jalarme él me toma del brazo y me jala bruscamente a su pecho.
—Hoy estas muy linda.
Habla cerca de mi oído, una de sus manos empieza a recorrer mi mandíbula, cuello, brazos y cintura, intento alejarme, pero su agarre no me lo permite.
—Su-eltame — hablo con dificultad y miedo.
El ríe.
—Oh que, tu viejo padre vendrá a golpearme — se hace el que tiene miedo.
—Solo…suéltame…por favor — suplico — no quiero que mi padre vea.
—Sabes mi padre trabaja con un narco grande, el abuelo de los García y próximamente su nieto será el jefe, si tu padre me dice que no, mi padre en corto lo mata.
Sus palabras me hacen sollozar, al parecer eso lo aleja, me mira con desdén.
—Odio cuando lloras — toma la lata de cerveza y me avienta dinero.
Cuando se marcha me desplomo en el suelo, las lágrimas brotan, aunque quiera detenerlas, no sé cuánto tiempo pasa, solo siento unos brazos rodearme.
—Por que llora mi princesa — escucho preguntar a mi padre.
No contesto, solo me permito llorar tal cual niña, pasa un rato en el que él me manda a descansar mientras él se queda en la tienda, cuando entro a mi habitación me desplomo en la cama y duermo, duermo hasta que me olvido del mal rato.
Al despertar siento un vacío en el pecho y unas ganas inmensas de llorar, miro la ventana, veo que ya es de noche, con todo lo que puedo me levanto y me dirijo a la cocina, veo a mi padre cenando, desde aquí puedo sentir cuan solo se siente, cuando el siente mi presencia me mira y me invita a sentarme con él.
—No te desperté porque te veías muy cansada — explica y asiento.
Cenamos en silencio, al terminar él se va a la cama y yo salgo a caminar un poco, mañana será un nuevo día, el solo viene cada miércoles, debo resistir, cuando entre a la escuela el ya no me vera, seré libre. Y así como lo dije, fue un nuevo día, el no estuvo presente, mi día fue normal como todos los días, le marque a la amiga que conocí por internet, lleve a mi primito a jugar con sus amiguitos.
Conviví con las mamás de lo niños, hasta que se hizo de noche, llegué y me recosté en mi cama, esperando que los días se pasaran rápido, solo un mes.
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Editado: 09.11.2024