Sálvame

Capitulo 21. Imbécil

Monica

Camino sobre el camino lodoso, esquivo los charcos que se han formado por la lluvia que cayó hace unos minutos, insulto internamente pues mi uniforme es blanco y con este lodo quedara negro.

—Entonces que hacemos.

Miro a Kevin que me mira con una sonrisa, hago una mueca y vuelvo mi mirada al frente.

—No te puedes enojar por algo que naturalmente pasa todos los años — re ríe y me señala — deberías comprarte unas botas de hule.

Ruedo los ojos, saco mis audífonos de mi bolsa y al querer ponérmelos Kevin me los arrebata y me mira cual madre ha cachado a sus hijos haciendo algo indebido.

—Es de muy mala educación escuchar música cuando vienes acompañada.

—Perdón, mamá — le digo y rueda los ojos.

—Por cierto, le dije a diana sobre nuestra salida este sábado y me dejo en visto.

Me encojo de hombros mi humor esta por los suelos, en estos momentos me vale un cacahuate quien me hable o no.

—La verdad no sé, hace una semana que no me habla y solo me mira mal cada que la veo pasar.

Kevin se detiene y me mira con el ceño fruncido.

—¿Paso algo entre ustedes?

Me encojo de hombros y el solo asiente, seguimos nuestro camino peleando sobre el lodo, la naturaleza y que el color blanco en ropa debe ser ilegal.

—Ese no es tu guapo vecino — se detiene y me da golpecitos en el hombro.

—Es un estúpido no te juntes con él o te pegara lo estúpido.

Sigo mi camino ya falta poco para llegar a la tienda.

—¡Edna moda! — grita el maldito.

Alza una mano saludándome con su estúpida sonrisa, lo miro molesto le enseño el dedo de en medio, el maldito se empieza a reír, Kevin se une a él, lo miro molesta y calla de golpe.

—Sigamos nuestro camino — jala mi mano.

Ya es sábado y el cuerpo lo sabe, quede con Kevin que iríamos al pequeño antro que abrieron cerca de la universidad, me doy un baño rápido, veo el vestido de lentejuela me lo pruebo y me veo al espejo, descarto la idea cuando veo que no se me ve como a las chicas de internet con ese mega cuerpazo.

Opto por unos pantalones cargo color negro, una ombliguera de flores color morada y una sudadera negra, me pongo mis tenis, voy al espejo donde hago una pose de rapera ya solo me falta mi gorra y lista para una batalla de rap, pongo los ojos en blanco, me aviento a mi cama y grito, tocan mi puerta, no me molesto en contestar escucho que la abren y solo cierro los ojos.

—¿Lista? Ya debemos irnos, tu padre dijo que a las once o si no, nos va a ir a buscar con su escopeta.

—No quiero ir — murmuro y Kevin me avienta una almohada.

—Por qué, sabes…tuve que ser esclavo de mi padre y soportar sus regaños por un permiso y un poco de dinero.

—No me veo bien y no me voy a ir como rapera — me levanto y le enseño mi oufit.

El imbécil reprime una sonrisa.

—Pero que tal y si se nos atraviesa una batalla de rap — suelta a reírse, le lanzo una almohada que lo manda a la cama.

—Te ves linda, vamos — sonríe con seguridad.

Sonrió y asiento, salimos de mi cuarto y nos despedimos de mi padre quien amenaza a Kevin, cuando estamos afuera veo un coche y en él un chico recargado fumando, sus ojos chocan con los míos, sonríe, su maldita sonrisa me eriza la piel, volteo y chocó con el pecho de Kevin.

—Que hace el aquí — le reclamo, se lleva una mano a la nuca.

—Me lo encontré en el camino y pues dijo que él ponía el carro.

Ruedo los ojos y me dirijo al coche, me detengo frente al imbécil quien me repara de pies a cabeza, sus ojos se detienen en mis ojos y sonríe, se quita y me abre la puerta tal cual chofer.

—Suba princesa, aquí hace mucho frio.

Subo esperando que Kevin se siente a mi lado, pero él se va de chofer, quien se sienta a mi lado es Fernando, lo miro con el ceño fruncido, este me ignora enfrascándose en una conversación con el traidor, disimuladamente o más bien descaradamente pasa su brazo sobre mis hombros, intento alejarme baja su mano a mi cintura y me vuelve acercar a él.

—Distancia — susurro, me mira.

—No quiero — susurra.

—No es de que si quieras o no — me molesto — dame distancia.

—Por qué — se acerca peligrosamente — parece como si te faltara el aire.

—Sí, soy asmática.

—¿Neta? — pregunta Kevin, me doy un golpe en la frente al ver que no capto el sarcasmo.

Miro a Fernando quien me mira con una sonrisa, decido ignorarlo, miro la ventana, veo las luces de los coches pasar, llegamos al antro que tiene mucha gente, nos adentramos, la música que se escucha es electrónica, veo a muchas personas bailando en una mini pista, me voy directo al bar, hoy tengo muchas ganas de beber.

Pido un vodka, el barman me da el vodka con una sonrisa y yo con una enorme lo degusto, cuando estoy a punto de beberlo alguien mucho más alto que yo me lo arrebata.

—Estas muy chiquita para beber esto princesa — habla el imbécil.

Lo miro con desdén, le intento quitar el trago, levanta el brazo para que no lo alcance.

—Ahora soy princesa, creí que era Edna moda — me cruzo de brazos.

—Eres la princesa Edna moda — me sonríe.

Decido ignorarlo yéndome a la pista de baile, aunque ni bailar se hago los movimientos menos tiesos que se me, en una esquina visualizo a Kevin burlarse de mí, le saco el dedo de en medio, me permito sentir la música así esté haciendo el ridículo, me quiero sentir liberada y feliz, volteo a ver a Fernando con una sonrisa, sonrisa la cual se me borra al instante, pues se está besando con diana, claro lo había olvidado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.