Sálvame

"Especial"

Holaaaaa, bueno he llegado a las 1,000 lecturas, aunque me encantaria que fueran coranzoncitos/estrellitas o comentraios, me encanta la idea que mi historia esta siendo leida, asi que como celebracion por llegar a las mil levcutras subire un extra que hablara un poco sobre lma y fernando, no sera muy detallado pero es bueno que sepan un poco mas ya que sera importante mas adelante, claro que subire mas especiale, ya que hay muchos hilos sueltos y pues relamente como lectora que soy no me gustaria quedarme con la duda.

Sin mas que contar les dejo leer, me encantaria que pudiern apoyarme con un corazon y saber que relamente mis historia es buena, los quiero, cuidense :)

El comienzo de nuestra historia

Mi cumpleaños número 15, quien diría que sería un matón a mis 15, recuerdo que cuando tenía cinco años mi madre me hizo prometerle que sería un doctor y cuidaría y salvaría a todo aquel al que pudiera, miro el cielo nublado.

—Seguro que te estas retorciendo en tu tumba — murmuro.

—Jefe la princesita está hablando solo — el tuerto golpea mi hombro.

Lo sigo molesto, como odio que me llame así.

—Me llamo Fernando — hablo y este se ríe.

—Y yo me llamo Orlando, un gusto princesita — ruedo los ojos.

Hablar con este maldito es imposible, el jefe nos trajo a un prostíbulo disque porque ya era hora que probara mi “hombría” que cosa más ridícula, veo al pinocho irse con las mujeres de tetas grandes, el cabron trae una sonrisa de oreja a oreja ya ni cuando sobrevivió a aquella balacera, voy tan absorto criticando al pinocho que no me doy cuenta cuando choco con una señorita.

—Mis disculpas mi señor — agacha su cabeza.

Inclino un poco la cabeza, se ve demasiado joven, tal vez un año o dos menos que yo, a mi lado llega Carlos y silba, lo miro con una ceja enarcada, el idiota mira lascivamente a la chica.

—Carne fresca y tierna como me gusta — toca su bulto.

Lo miro asqueado, veo los ojos de la chica abrirse de par en par, puedo ver que tiene miedo, le doy un zape al cabron de Carlos quien me mira molesto.

—Yo la vi primero así que largo.

El idiota voltea a ver al jefe quien asiente, dándole a entender que me obedezca, lo miro con una sonrisa burlona y el bufa, vuelvo la mirada la chica que sigue con la cabeza agachada, la tomo del mentón y hago que me mire.

—S-señor.

—Dime Fernando, aun soy muy joven para ser un señor — la miro.

—F-Fernando, que necesita que haga — puedo notar su nerviosismo.

—Que te pongas algún suéter hace demasiado frio — ella frunce el ceño.

Observo su cuerpo desnudo, bueno trae consigo solo un top y una pequeña falda que apenas le tapa lo necesario.

—M-me refería a que necesita que haga — vacila por un momento — se chupar…

La cayo con un beso.

—Ponte un suéter y después hablamos de lo que quieras.

La chica quedo sorprendida por la actitud del chico, era el primer cliente que la trataba con delicadeza y se preocupaba por ella, después de un tiempo se le notifico que ya no volvería a ser tocada por otro hombre que no sea Fernando, eso la puso feliz sentía como si se hubiera casado con el chico de ojos hermosos, recuerda el primer día en el que la conoció, no la toco hasta que ella dio el consentimiento, fue delicado y romántico.

El chico por otro lado trataba de visitar a la chica más seguido, aunque las misiones del jefe eran extendidas trataba de ser lo más rápido posible, si eran misiones en lugares bonitos convencía al jefe de que pudiera llevar a alma y así ambos pasaban los días ya sea en la cama o conociendo algún restaurante, paisaje, creaban recuerdos en cada lugar que visitaban.

Aunque todo parecía color de rosa no lo era, llegaba a ver ocasiones en las que los clientes no aceptaban que la hermosa alma no fuera más que una camarera así que algunos intentaban tomarla a la mala o la manoseaban, claro eso molestaba a Fernando así que cada que alguien se atreviera a siquiera tocarla terminaban con una bala atravesando su cráneo, no importaba que tan importante fuera el tipo.

Fueron pasando los años y su amor se volvía más y más fuerte, el jefe tuvo la brillante idea de casar a Fernando con la hija de alguien importante e influyente, sin embargo, cuando vio la actitud del chico, declino la idea, Fernando adopto el apodo del diablo por ser una persona no querida en ciertos lugares, pero no le importaba amaba la idea de causar miedo o eso era hasta que conoció al amor de su vida “alma”.

Se prometió amarla hasta el último de sus respiros, de hecho, llego a tener la idea de tener hijos con ella, aunque eso sería cuando fueran más grandes y tuvieran algo un poco más estable o mejor dicho estuvieran seguros y fuera de cualquier peligro, realmente quería tener una vida normal.




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