Sálvame

Capitulo 31. Vida nueva

Mónica

Salgo del elevador, son las 7 de la mañana, me toco guardia, abro la puerta del apartamento, veo a Kevin preparándose un café, me mira sonriendo le devuelvo la sonrisa, tiene que irse a la oficina.

—Esas ojeras se ven fatales.

Suelto un quejido mientras me dirijo al baño a lavarme las manos.

—Me regaño un doctor solo porque tarde más de 10 minutos ordenando lo medicamentos.

—Ese doctorcito ya se la agarro contigo.

Desde que entre a trabajar en el hospital general el doctor Armando se la pasa regañándome, hasta porque respire muy fuerte me termina regañando.

—Anteayer vi una serie coreana donde la protagonista se sube a un edificio e intenta suicidarse, pero en eso llega el amor de su vida y la salva.

Kevin me mira con el ceño fruncido por el cambio repentino de la conversación, me acerco a él robándole su pan.

—Pues yo intenté hacer eso y en su lugar apareció el doctor diciendo deja de perder el tiempo jugando al equilibrio — imito su tono de voz.

—En mis tiempos cuando alguien te gustaba le hacías la vida miserable.

Ruedo los ojos, me voy dejando a Kevin solo, entro a mi habitación tirando mis cosas en el sillón que adorna esta, me dirijo al baño, un buen baño siempre ayuda, cuando salgo de bañarme decido ir hacerme un sándwich para después descansar. Mis ojos se abren despacio mientras una lengua rasposa me limpia las mejillas, es pancho el gatito que adopte hace unos meses cuando lo encontré dentro de una bolsa cerca de la carretera.

—Pancho, mami tiene que dormir — murmuro.

Su respuesta fue un “Miau” claro era la hora de comer de pancho y si me pasaba unos minutos más tendría una bella melodía por todo el apartamento de sus bellos maullidos, me levanto de la cama para darle de comer, la luz de las ventanas me lastima un poco, miro mi reloj, ya es medio día, tengo que hacer algo productivo.

Le doy de comer a pancho, me voy a mi habitación a cambiarme, me entere que abrieron un nuevo café, me pongo modo malandro como dice Kevin, pantalón roto, tenis, camisa grande y sudadera negra más mi gorra, salgo del departamento con mi mochila.

Iré a probar el nuevo café que se abrióJ

Si esta delicioso, iré contigo después J diviértete.

Una sonrisa aparece en mi rostro, desde que papá partió deje de comer como se debe, Kevin trataba de estar conmigo siempre, cuando empezamos a vivir juntos trataba de hacer espacios en su trabajo para no dejarme sola, cada que iba a un lugar sola me atacaba de mensajes para saber que estuviera bien y no entrara en ninguna crisis.

Entro al café, un chico rubio me atiende con una sonrisa, pido un frappe de moca acompañado de un pastel de chocolate, cuando me entregan mi pedido me voy a la mesa más alejada de la existencia humana, saco mi celular para tomar una foto y mandársela a kev, tomo el popote para probar en frappe, cierro los ojos al sentir el delicioso sabor invadiendo mis papilas gustativas.

Me termino todo, con tristeza debo pararme para irme, recojo mis cosas y cuando voy a dar la vuelta choco con alguien, cierro los ojos cuando noto que derrame su café el su vestido blanco.

—L-lo siento, puedo pagar — hablo con nerviosismo.

La chica me mira molesta, no puedo evitar sentirme pequeña.

—Para que, por tu culpa voy a tirar mi vestido favorito.

—P-pero te dije que lo puedo pagar — hablo.

—No creo que — me mira de pies a cabeza — tú puedas pagar la tintorería.

Debo admitir que la chica se ve elegante y porta ropa cara y de marca, pero eso no le da derecho a venir y menospreciarme, enderezo la espalda, frunzo el ceño.

—Que te valga si puedo o no pagarlo, fue mi error y lo voy a enmendar.

Rueda los ojos.

—Y como lo haremos — se cruza de brazos — me darás dinero o que.

—Entrégame el vestido.

—Anota mi número y yo el tuyo, te llamare para entregártelo.

—Me llamo Mónica — le dicto mi número.

—Me llamo Alma — ella hace lo mismo.

Sin más me marcho, cuando llego al apartamento encuentro a Kevin molestando a pancho.

—Déjalo en paz.

—¡Hey! Que tal estuvo.

Me quejo mientras ruedo los ojos, me siento a su lado.

—El café y postre delicioso, pero tuve un incidente con una tipa, en una hora me reuniré con ella en el café para que me entregue un vestido que llevare a la tintorería.

—Pero que no tenías una cita — pregunta y asiento.

—La puedo posponer.

—Puedo ir yo.

Lo miro sorprendida, no puedo negarme a su amabilidad, la cita es muy importante, será con el director general del hospital de estados unidos, New york, quiero cambiar de aires y que más si me voy del país. Estiro mis brazos, masajeo un poco mi hombro, fue todo un éxito la entrevista ya solo toca esperar la respuesta, aunque esa no es mi única opción no puedo evitar sentirme nerviosa.

La puerta se abre, miro a kev quien trae una bolsa negra, me sonríe, imito su gesto.

—¿Cómo ha ido?

—Pues no fue la chica, mando a su novio.

Asiento, le agradezco a kev por el favor.

—Qué te parece si de agradecimiento me invitas una hamburguesa.

Lo miro mal, el sonríe como un niño que hizo una travesura.

—Bueno, pero que no sea en el lugar donde se encuentra el señor bigotón.

Kev suelta una carcajada, ambos nos alistamos para ir, observo el sol que está en su último punto, se volvió naranja por lo tanto el cielo es una mezcla de azul con naranja, nunca me cansare de ver estos paisajes, es algo que me llena de tranquilidad, llegamos al pequeño local, pedimos nuestras ordenes, mientras sigo observando el cielo, nos atienden, kev devora su hamburguesa como si no hubiera comido en días, eso me hace reír, todos los días agradezco que kev esté en mi vida.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.