Después de mi fiesta de graduación, mis días transcurrieron con normalidad, con la única novedad de que mi padre no dejaba de hablar de su maravilloso nuevo socio. Estaba encantado con sus negocios, lo que provocó un segundo encuentro entre nosotros.
—El cielo está hermoso esta noche —dijo una voz a mis espaldas. Me giré, encontrándome con unos ojos que brillaban más que la misma luna.
—Así es... —respondí, aunque, en realidad, estaba esperando a mi novio—. Supongo que viene a hablar de negocios con mi padre, ¿me equivoco?
Quería saber si mi padre estaría ocupado para aprovechar unos minutos a solas con Logan.
—Algo así —contestó con una sonrisa enigmática.
—¿Cómo?
—Vine a hablar de negocios con tu papá, pero también con una invitación a cenar —agregó, como si fuera lo más natural del mundo.
Le agradaba tanto a mi padre que no me sorprendió la invitación.
—Entiendo... ¿Y mi padre?
—Está hablando con el hermano de su esposa.
Mi tranquilidad se tambaleó al escuchar esas palabras.
—¿Sobre qué? —pregunté mientras inconscientemente acariciaba mi anillo.
—No lo sé con exactitud...
Desde que había iniciado mi relación con Logan, vivía con el constante temor de que mi padre descubriera nuestra relación secreta.
—Iré a ver a mi padre —dije antes de que él pudiera añadir algo más.
Cuando llegué al estudio, escuché a mi padre regañar a Logan. Sin pensarlo dos veces, entré.
—¿Qué sucede, papá?
—Que Logan cometió un error. Le pedí una sola cosa y no pudo hacerla bien.
Miré a mi novio y luego a mi madrastra.
—Creo que no es el momento para reclamos. Es de mala educación dejar a un invitado importante esperando.
Mi padre suspiró frustrado.
—Tienes razón —dijo mirando a Logan—. Hablaremos más tarde.
Molesto, salió del despacho acompañado de Agustina.
—¿Estás bien? —pregunté suavemente a Logan.
—Más o menos.
—No estés triste. A papá se le pasará el coraje —traté de consolarlo, aunque sabía que ese coraje duraría días.
—No lo creo, Dani...
Me acerqué a él y tomé sus manos entre las mías.
—Cuando todos duerman, te espero en mi habitación —le susurré.
Esbozó una pequeña sonrisa.
—Ahí estaré, mi amor.
Con una sonrisa en los labios, me alejé de él y salí del estudio. Amaba a Logan, tanto que estaba dispuesta a renunciar a todo por él.
[***]
Aunque la espera fue larga, finalmente escuché un golpe en la puerta de mi habitación. Rápidamente fui a abrir y me encontré envuelta en un fuerte abrazo.
—¿Qué haría sin ti, Dani?
—Ha sido un mal día, pero estoy segura de que mañana será mejor para ti, cariño —respondí, intentando animarlo.
Me dolía verlo deprimido.
—Eso espero...
Nos sentamos en el borde de la cama, y lo miré a los ojos.
—¿Te regañó mucho mi padre?
—No tanto... —dijo, y luego me miró intensamente—. Verte después de un regaño es lo mejor.
Sonreí y mordí mi labio inferior.
—Estoy segura de que hay algo que sería aún mejor —empecé a acercarme a él, pero justo antes de besarle, me detuvo.
—No es el momento.
—¿Por qué no? Quiero que crucemos esa línea —declaré con firmeza.
A pesar de llevar más de dos años de relación, Logan y yo nunca habíamos tenido intimidad. Y no era por mí, era por él.
—¿Crees que yo no quiero? —suspiró—. Dani, deseo hacer el amor contigo, pero no quiero darle motivos a tu padre para separarnos. Eres menor de edad, y si él se entera, me destruirá y nos alejará. Quiero hacer las cosas bien. Quiero tener estabilidad para demostrarle a tu papá que puedo darte la vida que mereces, que soy el hombre indicado para ser tu esposo —sonrió—. Tendremos mucho tiempo para entregarnos en cuerpo y alma.
Solté un suspiro y le devolví la sonrisa.
—Seguiré esperando ese día.
—Te amo.
—Y yo a ti... —dijo antes de besarme.
Para mí, Logan era perfecto. Aunque su único defecto era que no se atrevía a enfrentar a mi padre. Pero lo amaba tanto que no me importaba.
[***]
En esa época de mi vida, no conocía la amargura, la pena ni la soledad. Mi madre había muerto cuando yo tenía tres años, y mi padre se había encargado de que nunca conociera el dolor. Todo en mi vida era color de rosa, pero, como a todos, eventualmente me llegaría el día en que ese dulce color se distorsionaría.
—Ni mi ex se atrevió a tanto —Darren rodó los ojos.