Volver a su antiguo hogar fue más duro de lo que pensaba el Pilar de viento Sanemi Shinazugawa.
Encontró todo tal y como había quedado ese día: las paredes con marcas de arañazos, el suelo manchado de sangre ya seca y las marcas de golpes en el suelo. Luego de enterrar a sus hermanos menores, abandonó ese lugar para ir a buscar venganza contra los demonios que le arrebataron casi todo, excepto a Genya. Dejo atrás a su pequeño hermano para embarcarse en un camino de venganza.
Se unió a la asociación de cazadores de demonios con la esperanza de lograr un mundo en el que su hermano menor pudiese vivir feliz, deseaba que Genya se casara y formara una familia y pudiese tener toda la felicidad que los demonios le habían arrebatado… pero no contaba con que su hermano también siguiera su mismo camino y se uniera a los cazadores, aun sin la capacidad de utilizar un aliento descubrió que tenía una extraña habilidad para comer partes de demonios y utilizar sus habilidades. En varias ocasiones lo ha menospreciado, humillado, incluso golpeado para que se desaliente y deje la asociación, pero su hermano era más terco de lo que pensaba: lo siguió hasta la guerra final contra Muzan y pereció luchando contra la luna superior n°1.
Su corazón se rompió en ese momento, no quedo nada de él, su cuerpo se deshizo en cenizas en el viento… Fue ahí que se llenó de determinación para matar a Muzan, aunque le cueste la vida, y lucho, lucho con todas sus fuerzas junto a sus compañeros, estuvo a punto de perecer debido al veneno de su sangre, luego recibió un ataque feroz que lo dejo enterrado bajo escombros, pero aun así se levantó y siguió luchando hasta que derrotaron al miserable demonio.
Cuando cumplió su cometido cayo inconsciente y creyó que era su momento de partir al infierno, junto a su madre… No imaginaba un destino distinto para sí mismo. Pero para su pesar heredo un cuerpo fuerte, como su padre, aquel inútil que solo servía para apostar y perder dinero ahora le había dado una segunda oportunidad para vivir. Aunque él mismo no lo deseaba: Vivió.
Su vida ya no tenía ningún propósito, había logrado cumplir la venganza que tanto había deseado, logro transformar el mundo en un lugar con futuro para que las personas vivieran felices, pero él mismo no había encontrado la felicidad. Solo esperaba poder pasar los últimos días de su vida en paz, hasta que la muerte llegue, lo cual sería pronto debido a haber despertado las marcas en su cuerpo.
Y ahí estaba, en su antiguo hogar, solo, reparando las abolladuras y arañazos en el tapiz y martillando torpemente con su mano mutilada. Apenas comía y su ropa sucia se había acumulado, decidió ir al rio a lavar su ropa.
Tomo una bolsa con sus cosas y partió, no estaba muy lejos, recordaba el camino de memoria, más de una vez acompañaba a su madre a lavar al rio, ella había llevado una vida muy sacrificada para mantenerlo a él y sus hermanos menores, pero había tenido un destino trágico. Chasquea la lengua al recordarlo. Al llegar se encontró con la jovencita que había salvado unas noches atrás, estaba de rodillas lavando en una roca una montaña de prendas, le parecía extraño que tenga tanta ropa para lavar si dijo que solo vivía con su hermano… seguramente lava ropa por dinero.
Se arrodillo junto al rio a una cierta distancia y se arremango las ropas de su traje de cazador que aun llevaba, por años solo ha utilizado aquel tipo de ropa y no tenía mucho más. Mientras preparaba sus cosas para lavar noto que la jovencita le estaba mirando fijamente, cuando la noto la jovencita se sonrojo e inclino la cabeza en forma de saludo a lo que él correspondió.
Luego empezó a lavar torpemente su ropa en el rio, pero la jovencita no paraba de mirarlo de reojo, eso lo ponía nervioso hasta el punto en el que se enfadó con ella.
Hasta qué punto es entrometida esta chica, pensó, pero debía reconocer que él mismo no lo hacía bien.
La joven le ofreció una amplia sonrisa que en cierto modo lo puso nervioso y miro hacia otro lado.
Se sentó bajo un árbol mientras la joven lavaba, cuando por fin acabo de hacerlo la ayudo a cargar el cesto de ropa hasta su casa. La joven parecía asombrada de su fuerza ya que, lo que a ella le costaba muchísimo levantar, él lo llevaba al hombro como si nada.
Al llegar salió a su encuentro su pequeño hermano que al verlo le dijo:
El peli blanco coloco su mano en la cabeza del pequeño y lo empuja hasta tirarlo al suelo, e ignorándolo por completo dejo la canasta de ropa en el suelo junto a la joven que estaba separando su ropa.
Sanemi lo medito un momento, no era bueno enseñando a los demás, cuando tuvo que entrenar con los otros cazadores solo se dedicó a aporrearlos hasta hacerlos llegar al límite, pero la causa del niño le parecía justa, después de todo su hermana era muy hermosa y seguramente los tipos problemáticos la acosaban sin parar. Además… le recordaba a sus hermanos pequeños.