Sanae

Capítulo I

A pesar de estar en un psiquiátrico hay niveles, hasta aquí adentro hay niveles, por un lado están aquellos locos que mantienen encerrados en su habitación, sin ningún tipo de libertad, mientras que por el otro lado estamos aquellos que tenemos acceso a una libertad dentro de esta prisión.

Pero como siempre hay limitaciones, no se nos permite ingresar a la sala de espera a menos que seamos llevados allí por el personal.

En este momento camino por el pasillo de al lado, me gusta asustar a las personas que vienen aquí. La enfermera Garret se encuentra en la sala agarrando de manos a una pequeña. Me recuerda la primera vez que llegué aquí, tan inocente, me habían dejado en la entrada como una basura, con tan solo 10 años, pero lo peor de todo es que cada examen que me hicieron salieron positivos. Llevo 10 años en este lugar, esto ha sido mi casa y mi familia.

─¡Garret llegó la camioneta!

Garret deja a la pequeña sentada mientras que sale corriendo hacía la parte delantera del Psiquiátrico, la pequeña me mira y agita su mano saludándome, imito su gesto con mi característica sonrisa. La pequeña se levanta hasta llegar al cristal, quedando frente a mí.

─¿Qué haces aquí?

─Van a traer a mi hermana aquí, lo escuché de mis padres así que vine a despedirme de ella.

─Pobre de tu hermana, este es un lugar peligroso.

─Ellos dijeron que la ayudarían a sanar.

─Las personas que entran nunca salen, a menos que mueran.

─¿Puedes cuidar de ella por mí?

Antes si quiera poder contestar entran con una chica acostada en una camilla de metal, amarrada con correas, la manera en la que grita hace que todo el mundo se retuerza como ella, la pequeña corre a ella, pero Garret la detiene y me mira, su mirada de regaño como siempre.

Pasan la puerta que une este lugar con la sala de espera, los sigo a una distancia prudente, la chica tenía los ojos inyectados de rabia, las venas estaban alteradas, trataba de zafarse de cualquier manera de las correas. Me detuve al ver en donde la ingresaban, ese era el peor cuarto de todos, ha de estar muy mal como para que la llevasen ahí.

La alarma de mi reloj comienza a sonar indicando que es hora de los medicamentos, los estúpidos medicamentos que no han hecho nada durante años. Al entrar a la habitación encuentro a Garret con la bandeja de pastillas.

Me tomo cada una, ella revisa que me las haya tragado todas como es de costumbre.

─¿Qué demonios haré contigo Astaroth?, sabes el daño que le puedes causar a esa pequeña. Conoces las reglas.

─Las reglas están para romperlas. ─Me recuesto en la cama. ─Puedes irte por favor, quiero descansar.

Escuche como salía de la habitación de manera pesada, Garret es la enfermera que ha tratado conmigo durante más tiempo, solo lleva 3 años aquí, y desde que ingreso su primer encargo fui yo, con tan solo 20 años, Garret es 3 años mayor que yo pero a pesar de ello, siempre me ha gustado.

Empezó a trabajar aquí por problemas en su casa, la habían echado, así que tenía que cuidar de ella misma, ¿Qué mejor que estar en un psiquiátrico?, o bueno en este, desayuno, comida y cena por parte del psiquiátrico, techo en el cual dormir, y sobre todo un sueldo lo suficientemente bueno como para darse ciertos lujos los días libre.

-MATALA ASTAROTH, ELLA TE REGAÑA COMO SI FUESE TU MADRE, MATALA POR NOSOTROS O NOS MATARA ELLA.

Me levanto exaltado, siento que ardo por dentro, salgo corriendo de la habitación, necesito agua urgente. Al final del pasillo se encuentra la cafetería en la cual a lo lejos veo al Doctor. Examina mi estado desde lejos mientras corro hacía el, pide una botella grande de agua y me la da cuando llego a su lado.

Bebo todo de un solo trago, siento como todo por dentro de mí se estabiliza. Esta es una de las miles razones por las cuales me dejan en libertad, la primera vez que paso termine vomitando sangre por todos lados.

─¿Podemos hablar?

─Hablamos cuando tenga cita doctor. ─Me fui de ahí tan rápido como llegué.

Las habitaciones son identificadas con el nombre en un pizarrón, camino por el pasillo de las habitaciones más cerradas de todas, al final se encuentra una enfermera escribiendo un nombre en una pizarra, “Clarisse”, pasa a mi lado sonriéndome.

Abro la ventanilla que está en la puerta, en efecto es la hermana de la pequeña. Está sentada en una esquina con las piernas entre sus brazos mientras se mese.

─Si actúas así te quedarás aquí para siempre. ─Al verme se levanta y pega los ojos a la ventanilla. ─Un placer Clarisse, soy Astaroth.

─¿Qué le dijiste a mi hermanita?, ¿PORQUÉ PUTA RAZÓN LE HABLASTE ENFERMO?

─No sé si te has dado cuenta pero yo soy quien está afuera mientras que tu ahí dentro. Tu agresividad de llevará a quedarte por siempre.

Cierro la ventanilla comenzando a salir de allí, cuando ella comienza a golpear la puerta salgo corriendo de allí, otro regaño por parte de Garret sería lo peor.

Necesito descansar un poco, nada de dormir, iría al patio pero su falta de colores es más un paisaje triste a uno tranquilizador. Miro por la ventana hacía el patio, al fondo se puede apreciar una melena blanca de un felino.




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