Capítulo 14

Una vez pagada la cuenta nos pusimos en marcha con la intención de ir a recorrer el lugar, pero sobre todo pasar tiempo entre amigos. Kim volvió a entrelazar nuestros dedos y empezamos a caminar agarrados de las manos. El ambiente era relajado hasta que me di cuenta que no era el único que tenía los ojos puestos en Kim.

—Kimberly—volteamos ante el llamado para encontrarnos con un chico alto, no tanto como yo, algo trejo, de ojos verdes.

Miraba a Kim como si fuera la cosa más preciosa que haya visto jamás. Y lo era, lo es en realidad. Sin embargo, en ese momento no me gustaba la forma en la que ese chico la miraba y me tomé el atrevimiento de dejarle saber que este espacio ya estaba ocupado. La acerqué a mí y le di un beso en la sien, antes de que ella se acercara al chico.

—Brandon, hola. Qué casualidad—le dio un beso en la mejilla.

—O el destino quizás—se atrevió a coquetearle en mi presencia.

—No creo en el destino, niño—esa era mi chica. Cancelándolo desde el primer momento—. En fin, ¿Qué haces por aquí?

—Pasaba el rato con unos amigos.

—Yo igual, mi hermano está más adelante. Oh, hablando de amigos. Brandon, él es Max; bebé, éste es Brandon—¿bebé? Alcé la ceja en su dirección, pero ella solo se encogió de hombros. Le di un asentimiento a Brandon.

—¿Eres amigo de Kim, entonces? Como dijo amigos…pensé—sí, él realmente quería saber la respuesta, lo había pillado mirando nuestras manos unidas y tampoco me había pasado desapercibido el momento en que frunció el ceño cuando le di el beso en la sien.

—Tenemos algo especial.

—Vaya Kim, ¿te van las relaciones con beneficios? –sonrió sardónico, Kim bufó. Al parecer no era al único al que no le caía este chico.

—No, claro que no. Somos enamorados.

—¿En serio?

—Muy en serio.

—Me parece que estás muy chiquita para eso.

—Estoy a puertas de cumplir los 15 y no hago nada malo. Además, tú eres un año mayor que yo y los dedos de mis manos no son suficientes para contar a tus enamoradas—él se atrevió a sonreírle con coquetería.

—Buen punto, preciosa. Bueno, me tengo que ir. Espero verte por ahí…soltera.

—No creo que eso pase amigo, sé cuidar lo que tengo—dije con suficiencia.

—Adiós Brandon.

Atraje a Kim hacia mí y envolví su cintura con mi brazo alejándola de Brandon y dirigiéndonos al grupo que nos llevaba cierta ventaja. Ella se acurrucó en mi costado y soltó un suspiro soñador. Lo que había pasado me había hecho darme cuenta que chicos como Brandon existían por montones. Kim era hermosa, no solo físicamente, sino interiormente y que cualquier chico querría una oportunidad con ella. No quería perder a Kim, sentía pavor de solo pensar en ella con otro chico; sin embargo, también sabía que no era el mejor partido para ella. Pero no podía rendirme sin luchar y si ella me rechazaba, al menos tendría la dicha de llamarla amiga. Aunque estaba bastante seguro de que no podría seguir siendo su amigo después de eso, al menos no si tendría que verla con el chico que ella eligiera. Haciendo a un lado mis pensamientos, me lancé de cabeza.

—Así que somos enamorados, ¿eh? –pregunté en tono bromista. Ella no se apartó de mí, conociéndola, sabía que estaba sonrojada.

—Lo siento si te hizo sentir incomodo, talvez ya tienes a alguien en mente y…

—Tranquila pulpina. Sabes que no tengo pareja y tampoco estaba incómodo. ¿Por qué le mentiste a ese chico?

—Brandon es un buen chico, pero es algo pesado. Me fastidia desde que tengo 12 años y casi me roba mi primer beso.

—¿Lo estás reservando para alguien especial?

—No te burles—me dio un pequeño golpe en el pecho.

—No lo hago. Es algo dulce; normalmente las chicas de tu edad ya han besado más de una boca.

—Pues yo no, ¿tú has besado más de una boca? –quería mentirle, decirle que sí, que era un chico experimentado. Pero me negaba a hacerlo.

—Te digo un secreto—susurré en su oído.

—Dime. Apúrate, ya estamos por alcanzar a los chicos—me acerqué más y le conté la verdad.