Sanar desde adentro

Dejar el pasado atras

Cargar con el pasado es como cargar una mochila pesada a tus espaldas que no te permite avanzar tranquilamente en tu camino.

Si en este momento sientes que tu vida se ha estancado, que no logras avanzar por más esfuerzos que haces, probablemente ésta sea una de las principales razones, así que es hora de que te saques la mochila y empieces a analizar una por una las cosas que cargas a tus espaldas.

Quien vive en el pasado, está dañando su presente y no solo eso, también está empeorando su futuro. Porque todo lo que haces desde este presente está creando tu futuro y si tú en este presente estás más enfocada en revivir el pasado, lo único que estás haciendo es crear más de lo mismo.

Si alguien en el pasado te lastimó, perdón@ y hazlo de corazón; eso más que beneficiar a esa persona, te beneficia a ti e incluso te libera de enfermedades.

Por experiencia propia, puedo decirte que el día en que empieces a liberarte de cada una de las cosas que te atan, te pesan y te duelen, nuevas y mejores cosas vendrán para ti.

Por eso hoy quiero invitarte a que dejes ese pasado atrás y te permitas disfrutar de una nueva vida porque te la mereces. Tú no viniste a este mundo a sufrir, tú viniste a vivir y disfrutar al máximo de esta vida, y a dar lo mejor de ti. Así que lucha por tus sueños y no dejes que nada opaque tu camino.

Ejercicio: El Río de Lágrimas

Prepárate para la ceremonia. Encuentra un lugar tranquilo donde te sientas seguro y no seas interrumpido. Puedes poner música suave o simplemente sentarte en silencio. Tómate un par de minutos para respirar profundamente y centrarte en tu corazón.

Este es un ejercicio de despedida que te permite usar el llanto como una herramienta de sanación. Es un momento para honrar el dolor, liberarlo y dejar que fluya.

Materiales:

Una hoja de papel y un bolígrafo.

Un recipiente hondo (como un cuenco o una olla).

Agua.

Instrucciones

Escribe sin censura. En la hoja de papel, escribe todo lo que sientes y que está atado a esa persona. No busques frases bonitas, solo deja que fluya la verdad. Escribe sobre lo que dolió, lo que extrañas, lo que te frustra, y lo que te gustaría haber dicho. No hay límites de espacio ni de palabras. Si necesitas llorar mientras escribes, déjalo salir.

Lleva la carta a tu corazón. Cuando sientas que ya has escrito todo, dobla el papel y sostenlo contra tu pecho. Cierra los ojos y revive los recuerdos, tanto los buenos como los dolorosos. Permítete sentir cada emoción. Es en este momento donde te permites llorar sin control. No reprimas nada; el objetivo es que esas lágrimas salgan.

Deshace la carta. Después de que hayas liberado tus lágrimas, deshaz el papel en pedacitos. Mientras lo haces, puedes repetir en voz alta: "Te dejo ir. Dejo ir el dolor. Dejo ir los recuerdos que duelen."

Crea tu río. Coloca los pedazos de papel en el recipiente hondo y vierte el agua sobre ellos. Revuelve los pedacitos con tus dedos. Observa cómo la tinta se desvanece y el papel se deshace, simbolizando cómo tus lágrimas y el tiempo están disolviendo ese dolor.

Libera el agua. Ahora, lleva el recipiente afuera y vierte el agua en la tierra. Puedes hacerlo en un jardín, debajo de un árbol o en una maceta. Con este acto, le estás entregando el dolor al mundo natural para que lo transforme. Siente cómo se va, y cómo al soltar esa carga, se crea un espacio para que algo nuevo crezca en tu interior.

Este ejercicio no solo valida el dolor, sino que lo convierte en un acto de purificación. Al final, no habrás olvidado a la persona, pero habrás soltado el peso que te impedía




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