Sangre Codiciada

XXXI

"Ser curioso es bueno, pero hay que aprender los límites, o las amistades o grandes avances que has hecho, se pueden perder"

 

—¡Ahí no hay nada! ¡Paren de ladrarle a una roca y ayúdenme a buscar a los que estaban aquí! —Les regañó tirando de la correa, alejándolos de nosotros.
—Seguro fue un animal y por eso los perros ladran. Ya vámonos, tenemos que regresar. Si se enteran de que dejamos nuestro puesto son capaces de despedirnos —dijo otro, dirigiéndose hacia el camino por donde habían llegado.

         Esperamos unos minutos antes de relajarnos y volver a respirar porque por lo menos yo, me había olvidado de hacerlo. Luego dirigí mi mirada a Thiago, llena de preguntas, si, cada segundo se formaban cientos de preguntas en mi cabeza.


—¿Cómo que roca? ¿Ellos no ven la cueva? —pregunté recuperándome.
—Los humanos no ven lo mismo que nosotros. Ellos al apegarse más a su lógica absurda no ven un gigante, aunque lo tengan frente a sus ojos. Antes de que preguntes, no, los gigantes no existen, son leyendas o se extinguieron, no sé. Aquí el punto es que los humanos se creen una raza superior por sus pocos conocimientos y tecnología, pero en realidad no son nada allá afuera. Son muy cerrados de mente y por eso no ven, ni sienten, ni viven la mitad de las cosas que este mundo les ofrece —me explicó encogiéndose de hombros.
—Vaya no sabía que eras tan filosófico ni que le tuvieras ese tipo de sentimiento a los humanos. A parte no sé tú, pero yo si soy humana o por lo menos eso era o creía hasta hace unos segundos —Había empezado con una broma y terminé con una con una pre-crisis existencial, ¡ya ni sabía que era!
—No soy filosófico —Negó seco y algo molesto—. Es la verdad. Y tú, mi querida amiga eres todo menos una simple humana. Se podría decir que eres uno de los seres más poderosos que han existido en la historia y créeme que eso es mucho cuando alguien como yo, lo dice.
—¿Alguien como tú? ¿Yo, un ser poderoso? Creo que te estas confundiendo de persona —Si bien había entendido que no era alguien normal, no creía que fuera tan poderosa como él decía.
—Soy mitad vampiro, mitad elfo, de ahí viene mi inteligencia y orgullo. Si, existen más criaturas a parte de los clásicos vampiros y hombres lobos, con la diferencia que de a poco se han ido extinguiendo a causa de estos dos últimos. Muchos de los que están allá, son impuros por eso —Señalando para dentro de la cueva—. Hubo un tiempo en el que otros seres tuvieron que elegir entre morir, mezclarse con vampiros o lobos y mantener la "magia" viva o perder con el tiempo la libertad del pensamiento y la vida verdadera y mezclarse entre los humanos.
«Como los vampiros y hombres lobos son la mayoría y "los únicos que cuentan" se dice que esta guerra es entre dos bandos, pero en realidad va mucho más allá de eso, somos los involucrados. Por eso la leyenda se cuenta a medias porque a muchos no les importamos —Podía notar que aquel tema le molestaba, su tono de voz a pesar de tratar de moderarlo lo delataba—. Tú, por otro lado, puedes ayudar a que todo esto termine bien o empeorarlo, todo dependiendo de la decisión que tomes y en quien confíes.»
—Es muy duro escuchar todo eso Thiago, pero no creo que yo sea quien te pueda ayudar en eso, solo soy una chica de dieciocho años que la persiguen un montón de locos —No me creía capaz de hacer aquello que, al parecer, todos esperaban de mí.
—¿Qué parte de que con solo una gota de tu sangre todo puede cambiar, no entiendes? ¡Despierta de una vez y date cuenta! —Y al parecer, lo hice enojar, le había hecho perder la paciencia.
—Otro más que me dice que mi sangre es especial y no sé qué más, pero no me dice por qué —dije con algo de fastidio, pero intentando mantener la calma.

         Estaba a punto de responderme, pero llegó uno de los mayores y le señaló su saco de dormir. Su rostro era de alguien molesto porque habían roto una regla. Thiago por otro lado me miró con fastidio y se fue. Al parecer, hay cosas que nunca cambian.


—Es muy tarde para que esté despierta, lo mejor es que vaya a descansar, mañana será un día largo —Estuve a punto de replicarle, pero su mirada me hizo considerarlo y me fui a dormir.

         Al día siguiente intenté hablar con Thiago, pero este solo me evitaba. De forma indirecta o muy directa, los demás, evitaban que hablara con él, ya sea llamándolo para no sé qué cosa o hablándome para que me distrajera.


—Osmon —le llamé—. ¿Puedo hacerte una pregunta? —susurré, mientras íbamos caminado por aquel bosque, que no parecía tener fin y del cuál yo no tenía idea de a dónde nos llevaba.
—Todas las que quieras, mi pelirrojita —respondió con el mismo tono de voz que yo.
—¿Por qué no me dejan hablar con Thiago? —Me estaba molestando mucho el hecho de no poder tan siquiera tener contacto visual entre nosotros, porque lo interrumpían.
—Corrección, cualquier pregunta menos esa —dijo en un tono divertido, nervioso y preocupado.
—¿Es en serio? —pregunté molesta tomándolo de la muñeca para que me mirara, pero este solo negó.
—Él habló de más, eso es todo. Yo no puedo decirte nada y él tiene prohibido hablar contigo a partir de ahora. No preguntes más sobre el tema —sentenció y me dejó hablando sola, caminando mucho más rápido.
—Pensé que ya no había secretos entre nosotros… ¿Y así quieren que confíe en ustedes? —dije en voz alta para que todos me escucharan.

         Ante mi molestia ellos se me quedaron viendo, sin decir nada, solo mirándome. Segundos después en los que pensé que dirían algo, por lo menos Osmon o Thiago, pero nada, nadie dijo nada solo siguieron caminando. Juro que si no fuera porque le tenía miedo a perderme y a los animales que podían estar cerca, no los hubiera seguido y me hubiera ido por otro lado.

         Que fuera de noche, no ayudaba mucho a mi situación. No veía casi nada. Los árboles no dejaban que la luz de la Luna llegara al suelo. Tenía miedo de que me saliera algún animal venenoso o uno que me pudiera comer, así de sencillo. Como todo era silencio por parte de nosotros, a excepción de nuestros pasos, podía escuchar cada pequeño ruido del bosque; los búhos ulular, las hojas moverse, algunos animales correr alrededor nuestro. Cada minúsculo ruido me asustaba más que el anterior.




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