"La venganza no es buena. El ojo por ojo tampoco. ¿Pero y si esto no se cumple y más seres terminan sufriendo? No es venganza, no es romper las reglas, es supervivencia, en este mundo de locos"
Sabía que ahora era mi turno, aunque seguía sin saber que tenía que hacer. No quería preguntar y acabar con la hermosa atmósfera que había.
Estábamos abrazados. Sonriendo. Sintiendo un cúmulo de emociones. La luna alumbrándonos con intensidad. Sentía como su sed crecía y como él intentaba contenerse.
—No hagas eso —susurré dejando mi cuello al descubierto otra vez.
—¿Qué no haga que cosa? —preguntó separándose un poco, como si no supiera de qué hablaba.
—No te contengas.
—Te toca a ti, no a mí —dijo mirándome a los ojos con una dulce y nerviosa sonrisa.
—Yo no puedo hacer lo mismo que tú, mis colmillos apenas se ven —Negué nerviosa.
—Eso lo se flamita —susurró riendo.
Pasó una uña por su cuello apretando con fuerza para hacerse una herida profunda, de la cuál empezó a salir sangre a montones.
—¿Estás loco? —pregunté alarmada tapando su herida para que no se desangrara.
—Si, algo. Pensé que ya lo sabías —bromeó entre carcajadas por mi reacción—. Soy vampiro/lobo me curo rápido, así que si no me muerdes y tomas mi sangre en unos segundos tendré que volverla a hacer.
—Cierto —Suspiré y saqué mi mano de su cuello—. Lo haré, pero tú también hazlo. Sé que tienes mucha sed. Shh, no acepto un no por respuesta —dije inmediatamente al ver que iba a replicar.
Algo temerosa y con cientos de dudas y algo de asco me acerqué a su cuello. Sí quería hacerlo, mis instintos y razón por otro lado me decían que era mala idea. Yo seguía siendo humana y el pensamiento de tomar sangre encendía todas mis alarmas, igual que estar unida a una persona que si bien confiaba en ella era alguien que conocía hacía tan solo unos meses y nos llevábamos bien hacía menos.
Al principio mordí con suavidad, luego de varias protestas por parte de Kylian, lo mordí con fuerza. En primera instancia fue un sabor desagradable, después pasó a ser dulce y a su vez salado, tal vez agridulce, no lo sé. Comencé a disfrutar aquel líquido a la par que la luna dejaba de estar encima de nosotros.
Kylian por otro lado tomaba mi sangre con tanta sed que parecía hombre perdido en el desierto, en medio de un oasis. Por momentos me sentía débil y quise parar, pero al instante que aquel pensamiento pasaba por mi cabeza se desvanecía y las ganas de seguir aumentaban.
No sé cuánto tiempo pasó ni qué fue lo que realmente pasó, solo sé que al otro día desperté acostada en la islita, al lado de Kylian y llena de mordidas por todos los hombros y clavícula. No me dolía, no sentía ningún tipo de dolor, tampoco la euforia que sentía anoche. Sí me sentía más viva, más fuerte y tal vez lo más importante para mí en ese momento, más conectada con Kylian.
—Buenos días dormilona —canturreó abriendo los ojos y dedicándome una dulce sonrisa.
—Dormilón tú, yo me desperté primero —le repliqué con una risita boba.
—Que tenga los ojos cerrados y permita que me acoses mientras finjo no darme cuenta, no significa que esté dormido —dijo acostándose de lado para verme directo a los ojos.
—Yo no te acosaba. Solo me quedé pensando, tratando de recordar todo lo que pasó anoche y sí estabas dormido, no te hagas —le dije dándole un pequeño empujoncito
—Por mi lado vampiro no necesito dormir, por mi lado lobo si lo necesito por lo que para equilibrar eso solo duermo unas pocas horas. Así que señorita yo llevo varias horas despierto, mientras usted soñaba con no sé quién que le hacía sonreír y reírse de forma pícara, hasta te sonrojaste y todo —se burló dándome un corto y tierno beso en la punta de la nariz.
—Ni idea de lo que hablas, lo único que recuerdo es cuando te mordí y de ahí para allá nada más —Me encogí de hombros sentándome.
—Es normal, demasiado veneno en tu organismo. Ahora de aquí a doce horas intenta no morirte o que algún tipo de luz de luna te toque —Y se sentó a mi lado, finalizando con un suspiro.
—Es fácil decirlo cuando justamente esta noche viene toda esa gente a matarnos, corrección a matarme, porque tú no puedes —No sabía cómo sentirme al respecto del tema, miles de locos se acercaban a donde vivía solo para matarme, había muchos sentimientos encontrados.
—Tú tampoco puedes morir. Si te "matan" revivirás como vampiro y tu sangre dejaría de funcionarles. De todas formas, tengo que darte la noticia de que a partir de anoche dejaste de ser mortal.
—¿Qué cosa? ¿Yo qué? —pregunté sorprendida.
No me esperaba aquello en lo absoluto. No tenía idea de que esa era una de las consecuencias. No era que me molestara, solo que no me lo esperaba.
—Ahora oficialmente eres la pareja destinada de un lobo. Los lobos no pueden vivir sin su pareja destinada, una vez que se escogen de forma mutua, por lo que si su pareja es mortal a la hora de crear un lazo pasa a ser inmortal. Seguirías siendo "humana" solo que una humana que nunca se muere —me explicó.
—¿Sería como una especie de Isabel III? —pregunté "horrorizada", en broma.
—No, tampoco envejeces y esa mujer no es inmortal, solo es una humana con suerte —dijo con algo de desagrado, excepto lo primero.
—Ufff que bueno —dije entre risas, aunque tampoco resultaría muy bueno ser inmortal gracias a las redes sociales hoy en día.
—Dato curioso, por herencia soy Alpha por lo que tu inmortalidad y fuerza es el doble de potente que si fuera un lobo normal —dijo muy orgulloso de sí mismo.
Mientras más me explicaba más confundida estaba y más preguntas tenía. Igual me quedé sin preguntar más, no era el momento.
Nos fuimos caminando hasta la casa entre risas. Agarrados de las manos, aunque bueno al principio fue algo romántico, luego no tanto, porque casi me mato mil veces. Mi torpeza en medio del bosque era horrible, aún no sé cómo el otro día en medio de aquella persecución no me mataron mis propios pies.