La ceremonia de entrada fue rápida, casi sin emoción.
El director solo dijo tres palabras antes de irse:
—Sobrevive. Entrena. Obedece.
Las listas de escuadrones aparecieron en las pantallas gigantes. Todos querían saber con quién pelearían… o contra quién morirían.
Kaksuki buscó su nombre y lo encontró justo donde no esperaba:
ESCUADRÓN ALFA – LÍDER: Aiko Shiranami
Subcapitana: Aiko Shiranami
Integrantes: 1. Kaksuki
—¿Qué…? —parpadeó confundido—. ¿Yo… en el Alfa?
—Sí. Porque mi padrastro te quiere vigilar de cerca —dijo una voz detrás de él.
Era Aiko. Seria, con los brazos cruzados y la mirada clavada en él como una espada.
—¿Vigilarme?
—No te confíes. Solo porque derrotaste una simulación no significa que seas especial.
Kaksuki sonrió.
—Pero sí lo soy, ¿no?
Ella giró la cabeza, intentando no mostrar que esa sonrisa la desconcentraba.
—Solo sigue las órdenes. No quiero perder puntos por tu culpa.
El entrenamiento fue brutal. Correr 10 kilómetros con trajes de combate pesados, esquivar drones que disparaban balas de gel a alta velocidad, y mantener el ritmo con el resto del escuadrón.
Kaksuki no solo lo aguantó… lo disfrutó.
Sus movimientos eran naturales, como si el cuerpo supiera lo que hacía antes que él mismo.
—¿Quién es ese chico? —preguntó uno de los soldados veteranos—. Se mueve como si ya hubiera peleado contra un kaiju real.
Al final del día, Kaksuki se quedó solo en el campo, entrenando con una lanza táctica. Nadie se le acercaba. Todos lo observaban, pero ninguno se atrevía a hablarle.
Excepto ella.
—Tu forma de pelear no es normal.
—¿Y eso es malo? —respondió sin mirarla.
—Es peligroso.
Silencio.
Aiko bajó la mirada, luego preguntó algo que nadie más se atrevía:
—¿Qué eres en realidad?
Kaksuki se detuvo. Su corazón latió más rápido. No por la pregunta… sino porque quería decírselo.
Pero no podía.
No aún.
—Solo soy un chico con un sueño —dijo al fin—. Salvar al mundo… y a mí mismo.
Aiko no respondió, pero por primera vez… no lo miró con odio.
Lo miró con curiosidad.
Y algo más.
Desde lo alto del edificio de comando, un hombre de traje militar observaba todo.
—Activa el proyecto “K-01”.
—¿Está seguro, General Shiranami? Aún es muy pronto.
—Ese chico… tiene el gen.
Y los kaijus lo saben.