Sangre Mestiza

Capítulo Uno; Concierto.

La música retumbaba por todo el lugar, todos los presentes saltando como locos y disfrutando como si no existiera un mañana, aún cuando esto apenas empieza. Me encontraba disfrutando del mejor concierto de año, al cual me dejaron ir por el simple hecho que el lugar en el que se llevaría a cabo queda a media hora de mi casa.

A lo lejos puedo ver a la dueña de una muy llamativa cabellera verde abrirse paso entre la gente y seguida de ella una castaña, trato de seguirlas con la mirada pero la aglomeración de gente es tanta que simplemente me es imposible hacerlo.

―¡Nia!― Grito del susto y la emoción al verla frente a mi.

―Llevo horas buscándote.― Hace una exageración. ―A que no adivinas a quién me encontré...― Intenta esconder a la castaña aún sabiendo que yo ya la he visto.

―¡Angely! ― Exclamo con emoción el nombre de mi otra amiga. Ella se lanza a mis brazos y llena mis rostro de besos.

―¡Luxury! ― Forma mi nombre en lenguaje de señas.

La conozco desde que tengo memoria, siendo yo unos meses mayor que ella y convirtiéndose en una de mis mejores amigas junto a Nia. Toda su vida fue normal hasta el día de su cumpleaños número trece , el día en el que sus padres tomaron la decisión de quitarse la vida justo frente a sus ojos. ''Regalo de cumpleaños'', decidieron llamarlo. Lo único que supimos es que después de la llegada de la ambulancia Angely adquirió afasia, perdiendo así la capacidad de hablar, fue llevada a un hospital psiquiátrico en el cuál permanecería la mayor parte de su proceso de recuperación. Al no tener ningún otro familiar vivo fue enviada a una casa hogar de la cual gracias a dios rápidamente fue adoptada por una familia, pero tristemente residentes de una ciudad muy alejada a la nuestra.

Luego de eso perdimos el contacto.

Hasta hace unos meses cuando volvió a activar sus redes sociales, cambiando su nombre de usuario de ''Angely McQuaid'' a ''Angely Sallow'' empezamos a escribirnos conociendo cosas nuevas sobre nosotras, como su excelente convivencia con su nueva familia, mi miedo irracional a las paredes mal pintadas, la existencia de Dánae, etc. Incluso de nuestro amor por la banda a la que estamos escuchando en vivo en este preciso momento, al saber que vendrían a la ciudad hicimos todo lo posible para asegurar la asistencia de las tres. Desde ese momento Nia y yo nos hemos esforzado más por aprender lenguaje de señas.

El resto del concierto nos la pasamos bailando como si de eso dependieran nuestras vidas.

― Ya es muy tarde, el último autobús sale antes de la puesta del sol.― Informó Angely cuando estábamos a las afueras del estadio.

― ¿Estás segura de irte?, tu casa queda a horas de aquí. Puedes quedarte en mi casa, todos estarán felices de verte después de tanto tiempo. ― Intenté detenerla. Me inquieta la idea de una chica viajando en el transporte público a altas horas de la noche.

― No te preocupestengo que volver hoy, mis padres me mataran si no regreso a la hora acordada ― La miro fijamente a los ojos en la espera de su respuesta pero segundos después termina negando.

Suspiro con tristeza, ni mi mirada de perrito mojado pudo hacerla cambiar de decisión.

― Está bien, pero déjanos acompañarte a la estación de autobús. ― Le ruega Nia y sin esperar respuesta nos encaminamos a la estación.

Desde el accidente también ha perdido la confianza en las personas. Por lo que normalmente le cuesta adaptarse a cualquier tipo de contacto o conexión incluso con su propia familia.

Tiene miedo a perderlo todo nuevamente.

Durante el camino charlamos sobre cosas sin tanta importancia evadiendo temas fuertes que puedan incomodarnos. Una canción de moda suena interrumpiendo nuestra plática.

―Hola mamá ― Contesta Nia con una sonrisa de esquina a esquina, segundos después esta fue remplazada por una expresión de susto y horror ― ¿Qué le pasó a Dánae? ― Pregunta exaltada. Por lo que Angely y yo vemos asustadas a Nia. ― Oh, gracias a Dios. Está bien, lo haré. ― Logra contestar más tranquila para después colgar la llamada. Angy y yo la miramos esperando que nos explique la situación.

― Al parecer Dánae se ha puesto mal, pero ya llegó el pediatra a revisarla y al parecer no es nada más que una fiebre. De igual manera pasaré por la farmacia comprando el medicamento que le recetó el doctor. ― Explica notando nuestra inquietud ― Lo siento chicas, no podré acompañarlas. ― Dice tristemente.

― No te preocupes, la salud de Dánae es lo primordial, aparte ya estamos muy cerca de la estación y de todos modos no es un largo recorrido cuando vuelva a casa. ― Trato de animarla.

― Está bien. Nuevamente, lo siento ― Se despide de ambas con un beso en la mejilla y un fuerte abrazo para Angy.

Dánae, la cual en poco más de dos meses cumplirá su primer año de vida, es la hija de Nia. Ella quedó embarazada a los diecisiete años después de su fiesta de graduación, su novio la apoyó durante todo el embarazo pero desapareció por completo poco después del nacimiento de Dánae y su familia no quiere dar información de su paradero. Nia es una de las mejores madres que he podido conocer, tiene dos trabajos de medio tiempo y a la vez estudia para poder mantener a su hija y poder darle una mejor vida. De igual manera sus padres nunca la han dejado de lado y siempre la han apoyado en todo, sus padres quieren que termine de disfrutar su adolescencia antes de llegar a su etapa de adulto joven, por lo que en ocasiones como esta cuidan de Dánae para que Nia salga más tranquila.



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En el texto hay: demonios, guerras, angeles caidos

Editado: 23.11.2021

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