Sangre Mestiza I: el inicio de la travesía

19. ¿Qué me están ocultando? Reuniones clandestinas a media noche

 

— También es fácil… —hizo una pausa mirándola dulcemente— porque eres la única chica en todo este pueblo que nos interesa.

El desconcierto y la confusión se apoderó de Naomi, no quería tomar en serio su comentario, esperaba que solo fuese una de sus típicas bromas para aligerar el ambiente tenso que dejó Mara. Sin embargo, su mirada dulce y anhelante le decía lo contrario. Ciertamente en su cabeza se habían pasado muchas ideas al respecto, las intenciones de Jeimmy con ella eran evidentes cuando estaban solos. Y Luke también había demostrado cierto interés, especialmente desde el inicio de su relación amistosa delatándose con sus escenas de celos hacia su propio hermano, y con Bruno en la escuela.

Mientras que con Peter jamás lo había pensado, era cariñoso a veces y muy gentil con ella. También la cuidaba y defendía cuando lo necesitaba, pero no había interpretado aquello más que como un hermano mayor haciendo su deber. Ignoró por completo aquellas ideas, omitiendo por su propio bien mental la expresión de Luke al decir aquellas palabras. Con un suspiro de resignación divertida, decidió tomarlo por el otro camino, como una broma más.

— ¡Ay Luke! —exclamó teatralmente— siento ser yo quien te diga esto, pero… aunque eres medio atractivo no eres mi tipo.

— ¿Cómo? —con indignación y diversión se quejó, provocando risas en sus hermanos.

— Así es… es más ninguno de ustedes lo es —aclaró con firmeza.

— ¿Segura? —indagó Jeimmy enarcando una ceja seductoramente.

— Si, Jeimmy, muy segura —recalcó mirándolo fijamente— ustedes no hacen más que traerme mala suerte, así que no. Va de retro satanás.

A pesar de aquella riña con Mara, lograron salvar el día con más charlas y risas entre ellos, quejándose por el partido inconcluso y la falsa victoria de Peter y Jeimmy. Los reclamos de Naomi por la descarada forma de hacer trampa de este último desataron carcajadas largas y sonoras, aumentando sus réplicas y amenazas de asesinato si no obtenía su revancha.

El sonar de bocinas conocidas la distrae momentáneamente, retrocediendo varios pasos para poder mirar hacia su casa. El carro de sus padres se encontraba aparcado en la entrada, habían llegado más temprano de lo que imaginaba.

— ¡Chale! —exclamó sorprendida— llegaron temprano.

Curiosos, los tres se acercaron para ver que había llamado tanto su atención.

— No te abandonaron después de todo —comentó Luke.

— Primero te abandonan a ti en medio del desierto —refutó seriamente.

— Naomi —dijo Jeimmy seriamente— ¿Tenías permiso para salir?

Con fingida seriedad, Naomi gesticulaba exageradamente como si estuviese tratando de recordar algo muy importante, observando las expresiones divertidas en sus rostros.

— Nop —contestó finalmente— y si me regañan por esto ustedes se mueren. Así que prepárense, vayan armando su funeral.

Con paso decidido, salió de aquel patio dirigiéndose a sus padres quienes iban saliendo cargados de varias bolsas de su auto. Por instinto, regresó la mirada atrás. Como era costumbre, Luke y Peter entraban a la casa conversando animadamente riendo a carcajadas, mientras Jeimmy les seguía los pasos sin quitar sus ojos de ella dedicándole esa sonrisa ladeada que tanto le encantaba.

— Naomi Patricia —llamó su madre con cierto tono amenazante— ¿Qué estabas haciendo?

Preguntó más calmada notando las miradas entre su hija y Jeimmy, sonriendo con picardía. Su padre salía del auto rodeándolo para sacar el resto de cosas del baúl, mirando de forma ceñuda al chico y luego a ella.

— Madre mía —exclamó inocentemente— padre mío, ¿Cómo les fue? Llegaron temprano.

— No cambies el tema, Naomi —amenazó Félix— ¿Qué estabas haciendo?

— Me invitaron a jugar béisbol —contestó con indiferencia— ya había terminado todo el aseo, toda la lista que dejaron para mí y me estaba aburriendo. 

— ¿Todo todito todo? —insistió Nilsa.

— Afirmativo —reafirmó.

— Bien, te lo ganaste —anunció Félix.

Le dieron una bolsa de regalo morada con estrellas brillantes escarchadas, dentro de esta había chocolates y bombones de arequipe, galletas oreo, doritos y papitas de limón. Todos y cada uno de sus dulces favoritos estaban allí como regalo de sus padres, algo poco usual siendo ellos los primeros en reprochar su adicción a la comida chatarra. 

— Y esto —añadió Nilsa.

— ¿Un aguacate? —indagó extrañada.

— Algo de fruta para variar —contestó divertida— ¿No es tu favorita?

— ¡Gracias!

Entre risas y reclamos entraron a la casa, Naomi ayudó a su madre con un par de bolsas y guardar su contenido en los lugares correctos. Muy amablemente, se ofreció a calentar y servir el almuerzo a sus padres, quienes siguieron bromeando por aquel inesperado gesto por parte de su hija. Se sentó junto a ellos, quería charlar un rato y saber qué era eso tan urgente que debían hacer en Villa San pablo. Aún recordaba muchas cosas de aquel lugar, algunos de los trabajos que ellos habían realizado, pero no recordaba que tuviesen algo pendiente como para viajar tanto para buscarlo y regresar en tan poco tiempo. No quería malinterpretar las cosas, sin embargo, no podía evitar pensar que algo no cuadraba en todo ello.

— ¿Qué tal les fue? —preguntó Naomi curiosa.

— Bien, nada fuera de lo normal —comentó Félix distraído— Haydé no cambia nunca.

— ¿Haydé? —preguntó evidentemente confundida— ¿Qué es eso?

— Un edificio —se apresuró a decir Nilsa nerviosa— solo que antes lo conocías con otro nombre, el Country.

— Pero ese era un hotel, ¿No? —insistió notando las expresiones preocupada de ambos— ¿Fueron a buscar documentos a un hotel?

— En realidad —intervino Félix recuperando la compostura— tuvimos una reunión con nuestros ex-jefes, querían que volviéramos a trabajar allá y pensaban devolvernos varios de los documentos que redactamos para ellos. Contratos y cosas por el estilo, algunos folletos de nuevas viviendas por vender. Ya sabes, gajes del oficio.



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En el texto hay: monstruos, magia, sobrenatural

Editado: 01.09.2021

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