Sangre Mestiza i: el inicio de la travesía || L1

25. JUGANDO AL CIENTÍFICO LOCO

A regañadientes y muy en contra de su voluntad, se levantó para ducharse y alistarse a no ser que quiera esperar la entrada forzosa de su madre. Eso sería muy malo y nada agradable de ver. Dejó que el agua fría fuese quien la despertara y ahuyentara el sueño que cargaba encima, además, ayudaba a mitigar un poco el dolor de sus músculos. Sin embargo, no pudo evitar que sus heridas ardieran como si les estuviese rociando alcohol a chorros.

Ese día puso mucho más esfuerzo en su apariencia, las ojeras estaban apareciendo bajo sus ojos por lo que dedicó un buen rato en ocultarlas, un poco de corrector y polvo no estaba de más. Se dejó el cabello en una larga trenza sobre su hombro, una vincha delgada de un azul brillante adornaba su cabeza. Sus ojos estaban un poco enrojecidos por el sueño, pero era fácil ocultar ese detalle, el café claro que usaba ese año le hacía ese pequeño favor. «Dos pájaros de un solo tiro» pensó sarcástica. Se colocó el buzo negro esta vez, era el más largo que tenía y el que ocultaría todas sus heridas del resto del mundo.

Bajó para desayunar, su madre ya la esperaba con mirada seria y los brazos sobre el pecho, su tardanza no había pasado desapercibida. Tan solo una buena taza de café negro y caliente termino por activar sus sentidos, esperaba mantener esa poca energía que había recuperado para sobrevivir el resto de la jornada de clases, ya el tiempo no le daba para desayunar completo.

Aun así, con aparente calma, salió al garaje para sacar su bicicleta sonriendo al ver que en la acera de su casa ya la estaban esperando. Luke mantenía la vista seria y fija en ella, con los brazos cruzados sobre el pecho al igual que su madre. Se le hizo un tanto cómica la escena, al parecer también lo había hecho esperar.

—Buenas noches, bella durmiente —saludó un poco molesto— ¿Qué tal dormiste?

No entendía la razón de su malestar, pero su pregunta la puso en alerta.

—Muy cómodamente en mi suave camita —contestó con una gran sonrisa— ¿Y tú, mi querido vecino chismoso?

—Ni creas que solo por poner ojitos de perro regañado te salvas —continuó con su reprimenda sin sentido.

—¿Y yo qué hice? —puso su expresión más tierna posible, esa que la ayudaba a convencer a su padre de cumplir sus caprichos.

Con malicia y satisfacción, vio como Luke se daba por vencido y suavizaba su expresión. Sea cual sea el motivo de su rabieta lo averiguaría más adelante, primero debían llegar a la escuela.

—Sí, como sea —suspiró resignado—, andando.

Se subió a su maltrecha pero funcional bicicleta para seguir a su amigo, quien entre veces la miraba con ojos entornados al escuchar pequeñas risas salir de sus labios. Con expresión inocente, le sonreía cada vez que la miraba para molestarlo aún más. Era la primera vez que lo veía de esa manera, pero le causó tanta ternura que decidió hacerlo enojar todavía más. Le resultó divertido el ver como fruncía el ceño y la miraba tan serio, era como ver un mini Jeimmy pelirrojo delante de ella.

—¿Puedo saber que te hace tanta gracia? —preguntó Luke exasperado mientras aparcaban sus bicicletas.

—A mí nada —contestó con su gesto inocente aguantando la risa— ¿Y a ti?

—Naomi, no te hagas —advirtió con seriedad—, te estas burlando de mí, ¿No ves que estoy molesto contigo?

No pudo más, estalló en risas. Por un par de minutos estuvo así, riéndose a carcajadas mientras Luke solo la miraba con el ceño fruncido y una mueca de molestia.

—Lo siento —decía aun entre risas, tratando de respirar—, es que no sé porque estas molesto, es la primera vez que te veo así y te ves tan tierno.

—¿Disculpa? —indagó perplejo arqueando una ceja para reafirmar su descontento— ¿Qué me veo cómo?

—¡Ternurita! —murmuró Naomi pellizcando sus mejillas enternecida.

Un leve sonrojo apareció en sus mejillas combinando con el rojo de su cabello y una maliciosa, pero dulce sonrisa iluminó su rostro. Sin esperarlo ni pensarlo, atrajo a Naomi hacía sí tomándola por la cintura. Con delicadeza, plantó un tierno y largo beso en su mejilla, dejándola perpleja y desconcertada.

—¿Sigo siendo tierno? —susurró a su oído.

—¡Auxilio! —susurró Naomi— Me quieren violar.

Esta vez fue él quien estalló en risas, su ocurrencia se le hizo demasiado encantadora y divertida. Por un momento Luke olvidó el motivo de su rabieta con ella, prefirió disfrutar de ese pequeño momento, ya después podría seguir con la reprimenda.

—¡Ya quisieras! —volvió a susurrar para luego volver a darle otro beso, igual e incluso más largo que el primero.

Naomi sintió mil y una sensaciones extrañas ante su tacto, sus labios eran suaves y cálidos, pero no dejaba de ser sorpresivo y algo alarmante. Sentía el rostro acalorado, por lo que intuyó estar muy sonrojada, y lo comprobó al ver la expresión de completa satisfacción de Luke.

—¿Por qué tan colorada? —preguntó divertido abrazándola aún por la cintura.

—¡Acosador!

Trató de huir de su agarre, pero la abrazó con más fuerza convirtiéndose en un juego bastante entretenido, no solo para ellos sino para todos los que atentos al chisme observaban tal escena.

Llegaron al salón aun riéndose de sus propias acciones infantiles, haciendo silencio justo en el momento en que notaban todas las miradas sobre ellos. Eso, y que Grace estaba emocionada charlando con un chico.




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