Sangre Mestiza i: el inicio de la travesía || L1

34. UN ALUMUERZO… PARTICULAR

Entre los tres se encargaron de preparar la mesa y servir la comida, la cual consistía en ensalada césar, papitas fritas y pollo agridulce. Retomaron sus puestos en el comedor como antes, Luke al lado de Naomi, Jeimmy en frente de ella, Peter a su lado y la señora Nieves estaba a la cabeza. Comían y charlaban con normalidad, siendo Luke y Jeimmy los únicos que lo hacían en silencio dedicándole una que otra mirada a Naomi, quién seguía firme en su posición ignorándolos.

—¿No han pensado en quedarse en un lugar fijo? —indagó curiosa la señora Nieves— ¿Siempre deben mudarse?

—Ojalá no fuese necesario, pero… —se encogió de hombros con falsa indiferencia— es el trabajo de ellos, así que… Ya estoy acostumbrada.

—¿Pero te gustaría? —intervino Jeimmy.

Lo miró fija y seriamente, aún seguía molesta con él y Luke, pero no pudo evitar sonreír ante el brillo de sus ojos cafés.

—Tal vez —contestó desviando su atención.

—No pueden estar viajando toda la vida —comentó Peter— ¿O sí?

—Sí… Estoy segura de ello —susurró Naomi sin muchas ganas.

—En algún momento deben parar —agregó la señora Nieves—, estas en último año de escuela, aun te falta la universidad.

—Lo sé, pero lo sigo viendo complicado —dijo con una sonrisa triste—. En estas condiciones, la universidad es un lujo muy difícil de conseguir.

Por un par de segundos su vista estuvo fija en la comida, había perdido por momento el apetito ante la mención de su cruel realidad. Deseaba con toda su alma poder estudiar una carrera universitaria, la que sea mientras pueda mantenerse en un mismo lugar por varios años sin que pase nada extraordinario. Pero debía ser consciente que era algo difícil de cumplir, por no decir imposible.

—Cariño, debes tener un poco más de fe —aseguró la señora Nieves tratando de subirle el ánimo—, son cosas de la vida que no puedes dejar a un lado, cosas que deben pasar como a cualquier otra persona. Estudiar lo que tanto te apasiona, tener amigos y tal vez enamorarte. Uno nunca sabe.

—Ahmm… —balbuceó Naomi nerviosa, tratando de no reír a carcajadas— ¿Dijo… «enamorarme»?

—Claro, ¿Por qué no? —continuó sonriente y picaresca— Aquí mismo hay buenos candidatos, y no lo digo porque sean mis nietos.

Al tiempo y como si lo hubiesen ensayado, los cuatro casi se atragantan con la comida. Al recuperarse, Luke estalló en carcajadas siendo acompañado por Peter, mientras que Jeimmy mantenía una postura seria y algo sonrojado, mirando con intensidad a Naomi quien intentaba no ceder ante sus propios nervios.

—No, no, no. Yo creo que… —explicaba Naomi, carraspeando para aclarar su voz— está malinterpretando un poco las cosas, yo solo vine para hacer un proyecto con Luke. Yo… Ahmm… solo somos compañeros de clases.

—¿En serio? Qué lástima —se lamentaba la señora Nieves— ¿Ni siquiera amigos? Tu madre me dijo que deberías tenerlos, nunca está de más tener algo de compañía.

—Lo sé, pero… —hizo una pausa con gesto pensativo— ¿Mi mamá le dijo qué?

La expresión de la señora Nieves cambió, pasó de tener gesto serio a uno de comprensión divertida al darse cuenta de lo que había dicho.

—¡Ups! —exclamó sonriente.

Terminaron de almorzar entre risas y algo de nervios, y a pesar que la conversación no siguió por el mismo rumbo, Naomi no podía sacarse de la cabeza la expresión y la forma en que Jeimmy la miró en ese momento. Lo intentaba, pero no le era posible menos teniéndolo aún en frente.

—Gracias por la comida, señora Nieves, estaba muy rica, pero… —anunció Naomi levantándose de su asiento— debo volver a casa.

—Vuelve cuando quieras —dijo sonriente.

—Te acompaño a la salida —se apresuró a decir Luke, siguiéndole los pasos.

—¿Qué quieres, Luke? —indagó sin mirarlo a la cara.

—Te vas porque estas molesta con nosotros, ¿Verdad?

Se giró para encararlo, decirle su disgusto respecto al show que hicieron los dos podría servir para que dejaran de actuar de esa manera, sea cual sea el verdadero motivo. A decir verdad, no quería ponerlo nombre ni apellido a tal cosa, esperaba no hacerse ideas equivocadas y si podía no pensar en ello, sería mejor.

—Me voy porque… —hizo una pausa, viendo arrepentimiento en sus ojos grises— necesito hablar con mi madre, muy seriamente.

—Yo no dije nada —escuchó decir a la señora Nieves en tono divertido.

—¿Nos vemos luego? —preguntó esperanzado.

Lo pensó por varios segundos, manteniéndolo a la expectativa mientras con ojos entornados lo miraba fija y escrutadora.

—Nos vemos el lunes —contestó decidida.

Se marchó a paso firme sin mirar atrás pese a los llamados insistentes de Luke, quien seguía haciéndolo sin dar resultado.

—Naomi, ¿Es enserio? —gritaba desde la puerta— Apenas es sábado.

—Feliz fin de semana —grito sin mirarlo.

Entró a su casa esperando encontrar a sus padres almorzando o viendo la tele, de verdad quería encarar y reclamar a su madre el haber dado demasiada información a la vecina. No le causó incomodidad hablarlo con ella, pero de igual manera sus problemas personales no eran de incumbencia de nadie, más que de ellos mismos.




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