Sangre Mestiza i: el inicio de la travesía || L1

43. EXPLICACIONES… A MEDIAS

Desde su llegada a Betania sospechaba que la estaban siguiendo, pero por más que trataba de saber quién era, ocultaba su energía de ella. No lo había visto hasta el momento y nunca se le había acercado, aunque suponía que había sido alguno de ellos quien la salvara ese día en el bosque después de su encuentro con aquella criatura. Sin embargo, nunca imaginó que fuesen dos y que sus padres tuviesen conocimiento de ello. De cierta forma, ese pequeño detalle era el que la mantenía con la mente en otro lado, y le dolía.

El timbre sonó liberándolos de las dos primeras horas de clases, las caras de alivio y aburrimiento destacaban entre el tumulto de estudiantes. La tercera era la que tanto esperaban, en especial las chicas. No porque era una forma de adelantar el receso de mitad de jornada, sino por el atractivo ayudante del profesor de educación física.

—Buenos días, jóvenes —saludó enérgicamente el profesor—, la mañana de hoy no quiero vagos ni distracciones de ningún tipo. ¿Escucharon bien, señoritas?

—Sí señor —contestaron con desgana.

—El señor Beltrán está aquí para asistirme en la clase —continuó en tono amenazante—, no para seguirle los caprichos a ustedes, así que a partir de hoy empezaré con las suspensiones. El que caiga no solo tiene cero, también se le llamará al acudiente. ¿Entendido?

—Sí señor —contestaron con miedo.

Naomi miraba complacida los rostros decaídos y asustados de sus compañeras, mientras que los chicos permanecían impasibles e incluso algunos sonreían ante tal amenaza. Se le hacía de verdad graciosa la reacción de las niñas frente a la situación, porque sin duda alguna, a ella le parecía absurdo su comportamiento ante ellos, no solo con Jeimmy sino con Luke y Peter. No negaría que era irresistible caer ante sus encantos, pero no veía necesario mostrarse tan desesperada y atolondrada para llamar su atención.

—¿Te parece gracioso? —indagó Grace a su lado.

—¿A ti no? —Naomi devolvió la pregunta con diversión en su voz.

—Para qué negarlo, ¿verdad?

Ambas soltaron una pequeña risa suavizada y disimulada con la palma de sus manos, tratando de no llamar la atención malhumorada de su maestro de deportes. Este, en compañía de su auxiliar, acomodaba la red de voleibol para iniciar la clase. Por un momento sintió el peso de su mirada seria riñéndola por algo que ni ella misma sabía, aunque sospechaba el motivo.

—¿Qué? ¡Aguafiestas! —susurró en su dirección esperando entendiera el mensaje.

Frunció aún más el ceño al leer sus labios, aumentando la risa burlona en ella.

El sonido chirriante del silbato atrajo la atención dispersa de los treinta y siete estudiantes, formaron un semicírculo frente al profesor para escuchar las indicaciones.

—Bueno muchachos, para los que no conocen… —expresó con sarcasmo señalando la red detrás de él— esto es una red de voleibol, deporte en el cual se realizará un campeonato intercurso a final de año.

Mientras el profesor explicaba el «Gran evento», Naomi percibió movimientos por el rabillo del ojo. Detrás de ellos, al fondo de la cancha estaban Luke y Jeimmy hablando con seriedad. Ambos trataban de disimular, pero la preocupación en sus rostros delataba la gravedad del asunto.

—Antes de esto, ustedes mismos usarán estas clases para aprender y formar su equipo —explicaba el profesor—, tengan en cuenta que después de registrarse no podrán hacer cambios. No escucharé a nadie decir que porque no está en el equipo no participa, me dejan esas excusas en otro lado, aquí todos juegan.

Después de unas últimas palabras, Luke suspira con frustración y escucha con atención a su hermano mayor. Este, al percatarse de la mirada de Naomi fija en él, trató suavizar la expresión de su rostro en vano. Con una ceja enarcada y ojos entornados lo observaba haciendo mil preguntas, pero con gesto indiferente él solo se encogió de hombros.

—Antes de empezar, haremos el respectivo calentamiento —anunció el profesor—, sería maravilloso si ustedes mismos se aprenden la rutina, no siempre me tendrán aquí diciéndoles que hacer.

—Gracias a Dios —susurraron Luke y Grace a su lado.

Se sobresaltó un poco al escuchar su voz, no se dio cuenta del momento en que llegó junto a ella. Seguía serio y sin muchos ánimos, pero Naomi estaba dispuesta a conseguir algo de información al respecto, ese comportamiento en ellos le empezaba a sacar de quicio.

—Luke, cariño mío —susurró con una amplia sonrisa— ¿Qué te tiene tan preocupado?

Este le dedicó una de sus miradas de reproche, sabiendo que esa sonrisa en su rostro indicaba que quería algo.

—¿Qué quieres, Naomi del Cristo? —indagó ceñudo—. No tengo, no presto, no doy.

—No tengo segundo nombre, pero gracias por el intento —exclamó con falsa indignación—. Y no quiero nada, solo saber por qué estas así. A veces me preocupas, solo un poco.

—Aja, eso o solo quieres saber de qué hablábamos Jeimmy y yo —dijo con gesto de obviedad— ¿Me equivoco?

—Bueno… —expresó con inocencia— si eso hace parte de tu preocupación, entonces sí.

—Buen intento —pellizcó con suavidad una de sus mejillas—, pero no te diré nada, mugre chismosa.




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