Sangre Mestiza i: el inicio de la travesía || L1

46. FURIA INFANTIL

—¿Lista? —preguntó el profesor expectante.

—Lista —contestó decidida.

Recogió su cabello en una cola de caballo a la espera de escuchar la melodía, y con un suspiro dio inicio a la coreografía. No centró su atención en ningún punto en específico, temía que si miraba a alguien se pondría nerviosa y fallaría. Pero no fue así, la sorpresa en el rostro maravillado de sus espectadores la motivó el doble.

Su cuerpo se movía recordando cada paso que dio Mara al bailar, expresando de una forma diferente la sensualidad que la canción denotaba en su melodía y letra. Una de las cosas que la llenaba de orgullo era su talento innato en el baile, todo lo que sabía era empírico, aprendido por su propia cuenta viendo videos y bailando sola en su habitación. Todo lo demás, la pintura y la música fueron dones aprendidos en academias, inculcado después de horas escuchando a sus maestros y siguiendo sus pasos. Esto era lo único que para ella representaba algo propio, algo de su esencia personal.

—Interesante —exclamó el profesor maravillado—, una más.

Colocó una canción diferente, Havana. Esta vez fue él mismo quien se posicionó en el centro del círculo, cediendo el control del sonido a Mara quien seguía sin salir de su estupor. Empezó con movimientos suaves y sensuales, lleno de expresión y profesionalismo. Su baile era algo hipnótico de ver, subiendo la intensidad a medida que la canción avanzaba. Contoneaba el cuerpo de una manera grácil y elegante, moviendo caderas con destreza acompañado de brazos y piernas sin restar la energía del baile.

—Tu turno, Naomi —anunció el profesor al terminar.

Asintió regresando a esa posición, volvió a relajarse para estar más suelta al momento de bailar. La melodía empezó a sonar fuerte, siguiendo ella los mismos movimientos del profesor. No esperaba lograr trasmitir la misma energía que el profesor, por lo que le dio su propio toque personal para poder desenvolverse mejor. Una vez más, hizo la coreografía completa y sin errores, a la perfección.

Con gran deleite observó los rostros sorprendidos de todos sus compañeros, en especial la indignación de Mara y sus amigas. Una vez más, había acallado su incesante actitud de superioridad.

—Impresionante… —exclamó el profesor maravillado— realmente impresionante. ¿Cómo lo haces?

—Bueno… tengo buena memoria —contestó Naomi nerviosa—, supongo.

—Bendita sea esa memoria —expresó orgulloso.

Todos la miraban atentos y estupefactos, algunos con envidia y otros con orgullo y admiración.

—Disculpe profesor —dijo Mara llamando la atención—, ¿Qué coreografía era esa? No la habíamos visto antes.

—En realidad, no era una coreografía como tal —contestó el profesor centrando su atención nuevamente en Naomi—, solo estaba improvisando.

Susurros seguidos de aplausos dominaron el lugar, incluyendo al profesor quien seguía maravillado con el talento de Naomi. Esta, apenada y nerviosa ante aquel suceso, no pudo evitar sonrojarse intensamente al ser halagada de esa manera.

—Bien, regresen a sus puestos —demandó el profesor—, hacemos dos veces más la coreografía y después dividiré por pequeños grupos. Solo por hoy ustedes los antiguos me ayudaran, traten de enseñarles a los nuevos paso a paso corrigiendo los errores que vean. ¿Entendido?

—Sí señor —contestaron todos al unísono.

Retomaron las posiciones iniciales, ubicándose Naomi hasta atrás de la fila. El profesor caminó entre los estudiantes acomodando filas y posiciones, movió algunos más atrás y otros más hacia delante del grupo.

—Vaya talento —exclamó Luke a su lado— ¿Me enseñas?

—Por supuesto, doy clases los jueves, no cobro mucho —contestó con gesto inocente—, solo porque soy una buena amiga.

—Sí claro, ya dime que quieres —replicó entre risas.

—Chocolate y doritos… —sugirió Naomi con una amplia sonrisa de victoria— picantes si es posible.

—Sabía yo…

—Naomi, ¿cierto? —interrumpió el profesor llegando a su lado.

—Sí señor —contestó con rapidez.

—Ven conmigo, te cambiaré de lugar —con un guiño de ojos, se alejó para que lo siguiera.

—Ve, mi bailarina estrella —susurró Luke entusiasmado.

La ubicó muchos puestos por delante, a tan solo dos filas del puesto de Mara, quien la miraba por encima del hombro aún molesta, pero con evidente preocupación en su semblante. La canción volvió repitiendo la coreografía dos veces más tal y como lo había anunciado el profesor, realizó un par de cambios en las posiciones de estudiantes durante el proceso.

—Bueno chicos, divídanse en grupos pequeños máximo cinco estudiantes y practiquen —recalcó el profesor—, recuerden que se deben aprender esta coreografía todos, es obligatorio.

Dicho esto, todos se dispersaron acercándose en primer lugar a sus cosas por algo de agua. Naomi había olvidado llevar su propia fuente de hidratación, la distracción de esta mañana le hizo olvidar algunas cosas en casa.

—¿No trajiste agua? —preguntó Luke detrás de ella.

—No, moriré deshidratada —se quejó con un puchero.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.