—Somos tus guardianes —anunció Jeimmy con la culpa carcomiéndolo por dentro.
Habían sido tres simples palabras que, muy a su pesar, golpearon hasta lo más profundo de su pecho. Pero, ¿qué implicaba para ella aquella noticia? No había entendido y, aun así, su desesperada imaginación desarrolló cientos de posibilidades, ninguna reconfortante.
—¡¿Qué?! —ladeó la cabeza confundida— ¿Qué significa eso?
—Significa que fuimos enviados para protegerte de… todo —contestó, arrepintiéndose al instante al ver la expresión de Naomi—, incluso de ti misma.
—Nena, debes entender que esto fue necesario —intervino Félix con calma, tratando de acercarse a su hija.
—¿Engañarme era necesario? —indagó con indignación.
—Nena, por favor entiende…
—¿Qué debo entender? ¿Cómo quieren que entienda algo que jamás en la vida me han explicado? —estalló, Naomi ya no podía más con esa situación—. He pasado todos estos años esperando una respuesta, pero siempre me evaden, me mienten en la cara, ocultan todo de mí. ¿Creen que no me he dado cuenta, incluso de sus reuniones nocturnas? Porque eran ustedes, no me pueden negar eso.
Las lágrimas de frustración amenazaban con salir, demostrando con creces lo mucho que siempre le afectó el secretismo de sus padres hacia ella, pese a estar relacionado directamente con su naturaleza. ¿Por qué hacerlo? Era su vida y merecía saber la verdad sobre ella, ¿o no?
—No podíamos solo contarte la verdad, ni siquiera la sabemos por completo —intervino Nilsa entre sollozos—, solo queríamos que crecieras sin tener que pensar mucho en eso, era demasiado peligroso para ti.
—¿Aun cuando esas cosas y cualquier otra criatura siempre tienen la manera de encontrarme? —continuó con sus réplicas, había llegado el momento de saberlo todo—. Es más peligroso el no saber de qué me tengo que ocultar, ¿saben? Me hacen presa fácil.
—No, cariño, es lo contrario, mientras menos supieses de ellos menos podrían encontrarte —se excusó su padre, sin poder mirarla a los ojos—, y con tanto caos los últimos años él pensó que lo mejor era enviarlos a ellos.
¿Él? ¿De quién hablaba? No era la primera vez que mencionaban un tercero en la historia de su vida, mucho menos en la intensión de este por enviar guardaespaldas para protegerla. Y ahí fue que cayó en cuenta del verdadero desastre.
—¿Él quién, el responsable de ellos aquí?… ¡Dios! —respiraba con dificultad, llena de incredulidad, fijándose una vez más en ellos tres—. Fueron enviados, ¿qué se supone que implica eso? ¿Solo era un trabajo para ustedes el evitar que me matara por ahí?
—No, Naomi, no es así —Luke, entendió lo que quiso decir—, es más que eso.
—¿No? —por sus mejillas las lágrimas de rabia corrían con afán—. Él lo acaba de decir claramente, fueron enviados para ser mis guardianes, obligados a vigilarme, ¿de qué otra forma podría interpretarse? Por eso la insistencia de ser amiga de los nuevos vecinos, por eso estaban en el momento justo, por eso tanto interés en acercarse, ¿no? Todo tiene tanto sentido ahora.
—Sí fuimos enviados, pero para cuidarte mas no vigilarte, eso no significa que te hayamos mentido todo este tiempo —Luke le miraba suplicante, tratando con desesperación evitar aquello—. No somos solo tus guardianes, somos…
—¡No, ya basta!
Cubrió su rostro con ambas manos, la impotencia de verse engañada en su propia cara le era insoportable. No se limitaba a sus padres, eso era algo que le había carcomido el alma desde muchos años antes y por ello, solo por ese detalle, tristemente podría decir que estaba acostumbrada. Pero no de ellos, de quienes decían ser sus supuestos amigos, en quienes había confiado siguiendo los consejos de su madre e ignorando su propia razón.
—Estoy harta de ustedes, de todo esto —hizo una pausa, tratando de recobrar la compostura—. Olvídenlo, no quiero más mentiras, no quiero nada esto, a ustedes tampoco.
—Nena…
—No puedo con esto, papá, te juro que trato de lidiar con su silencio, pero ya no puedo —le recriminó—, ¿qué otra cosa me han estado ocultando? ¿qué de tantas cosas que me han dicho es cierto?
Una vez más las caras largas y el silencio, dándole la razón a Naomi al reaccionar de esa manera. No esperaba que le dijera todo de sopetón en ese mismo instante, pero que por lo menos hiciesen el intento por prometerle saber todo. Pero no, al parecer el silencio seguiría.
—¿Qué tan malo puede ser que sepa la verdad? No creo que pueda ser peor a la situación actual —ironizó, miró a los tres aún frente a ella con expresiones culpables—. Y a ustedes no los quiero ver más en mi perra vida.
—¡Pero…! —expresó Luke, mirando con suplica a Jeimmy quien solo negaba una y otra vez ante lo que escuchó.
—Técnicamente no puedes decidir esto, Naomi —anunció, recobrando la firmeza de su postura y palabras—, sé que estas molesta y crees que te hemos mentido, pero las cosas son mucho más complejas y no dependen solo de ti. El problema va más allá de tu comprensión, implica muchas cosas que no entenderías y todas las cosas como las conoces ahora corren riesgo.
Con su mayor expresión de fingida sorpresa, Naomi solo se cruzó de brazos mirándolo como si le hubiesen dado la solución a su problema. Sin embargo, en sus ojos la ira y resignación solo iba aumentando, incluso se sintió ofendida.
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Editado: 17.11.2024