Sangre Real

[05] Descendientes de la sangre de dragón

PALACIO IMPERIAL

El duque regente se encuentra sentado en el trono, donde nadie se puede sentar a menos que él sea rey, pero por desgracia ninguno de los demás nobles lo encaraban. Al ser un duque su poder e influencia era mayor y aunque muchos no lo admitan, él tenía un derecho por ser la mano del rey o al menos eso les hace creer el duque regente.

La señorita Atelea, una mujer un poco mayor pero con una belleza intacta apesar de sus años, fue traída por unos guardias agarrada de los brazos de estos, ella forcejeaba pero no se pudo zafar y al ver en el trono a aquel hombre que alguna vez le hizo la vida miserable, solo pudo comprender todo.

—Atelea, tanto tiempo sin verte—dice el duque bajándose del trono para darle un abrazo, aunque claro, uno muy doble cara.

—¿Puedo saber a qué me llamaste?—le pregunta Atelea sin devolver el brazo, su tono de voz se escuchaba molesto. El duque se apartó al sentir la seriedad de ella.

—Así no eras antes—se cuestiona el duque por la indiferencia de Atelea.

—Claro que no, pero ahora me doy cuenta de lo manipulador que eres. No me cabe duda que todo esto lo causaste para estar en el poder, aunque no tienes ni una gota de sangre de dragón—le suelta con frialdad.

El duque le apretó su cuello con dureza, pero eso no hizo que Atelea se disculpara.

—Te volviste su concubina solo por mí, y además cometiste un pecado hace año. ¿Acaso no te acuerdas?—le pregunta con una sonrisa de lado.

—Sí, me acuerdo—afirma con nostalgia—Por dejarme manipular por ti, por creer que terminaría siendo una reina, me di cuenta de mi error tarde.

—Yo solo quiero saber una cosa, Atelea. Tú pasabas mucho tiempo con Jacobo, escuché que dejó un decreto donde nombraba a un heredero. Yo que sepa, no tenía ningún hijo.

Atelea se ríe.

—¿Por qué crees que yo lo sé?—le cuestiona con una sonrisa burlona. —Que pasara casi siempre con él, no significa que me dijera todo lo que hacía.

—Si no me dices la verdad, le contaré a todos que fuiste tú la que envenenó al rey todo ese tiempo y, sobre todo, no tendré piedad en volar tu cabeza—le amenaza.

—¡NO LO SE!—le grita exaltada, Atelea si sabía, pero no iba a decir nada por un acto de amor hacia la difunta princesa Amera. Cometió errores y estaba dispuesta a pagar por ellos, pero no a manos del duque, sino hasta que la verdadera reina se sentara en el trono.

—¡Sáquenla de aquí y llévenla al calabozo!—le ordena a sus guardias. Atelea no forcejeó, tan solo lo miró con rabia.

—Si algún día te considere un padre, créeme que esa consideración cambió.

El duque le echó un último vistazo mientras una lágrima caía por su mejilla. Aunque el dolor y la tristeza le inundaba en ese momento, tan solo ver el trono le hacía olvidar eso y acordarse del poder que podía obtener a través de su sobrino.

El plazo ya se había acabado para los de la alta nobleza y baja nobleza. El día se acercaba para presentar a dichos descendientes y en donde también él presentaría al único, ocultando su verdadero origen.

—¿Estás lista?—pregunta el padre de Aniamara, acomodando el cabello rojizo de su hija.

—Más que lista—le responde Aniamara con seguridad.

—Suerte y ansío que subas al trono—fueron los deseos de su madre, aunque está se encuentra derrumbada por el hecho de ya no tener más a su hija.

Aniamara se subió al carruaje. Aunque no lo demostrara, se sentía nerviosa y asustada de lo que pueda pasar en el palacio. Nunca había estado adentro, pero tampoco se iba a dejar influenciar por el miedo. Sabe que ese trono es de ella, y lo conseguirá.

El viaje fue de al menos una hora. Las puertas se abrieron dejando entrar el carruaje. Adelante de ellos se encontraban dos carruajes más y atrás de ellos ingresaron más.

El conde le tomó la mano a su hija.

—Nunca estarás sola. En todas las pruebas siempre estaré contigo. Tratare de averiguar el plan del duque—le dice su padre con una expresión sincera sincera el rostro.

—Claro, padre.

Ya todos se encontraban en el salón del trono. Aniamara y el conde vieron a todos los presentes, entre ellos niños y niñas que no pasaban de los 10 años. El conde se mantuvo a una distancia prudente, para no llamar la atención, mientras que los otros nobles observaban a Aniamara asombrados por las características que poseía, muy similares a los puros de sangre de dragón o en pocas palabras, sangre real.

El duque entró, todos lo reverenciaron y, al darse vuelta, su mirada solo pudo dirigirse a Aniamara. Trató de no mostrar asombro o tan solo molestia. Sabía que esa joven se parecía más a los de sangre real que su propio sobrino y hasta sospechaba del conde.

—Muchas gracias por venir aquí hoy—empieza a decir el duque, sonando muy gentil. —El pueblo exige un heredero, un rey que gobierne, pero también que lleve la sangre real, esa que hace tanta diferencia entre nosotros—los mira a todos mientras habla, pero siempre su mirada va hacia Aniamara —Quiero que se presenten ante mí, o bueno, que los presente las personas que dieron con ustedes—finaliza, sentándose en una silla respectiva para él, casi siendo con la forma del trono.

—Duque, él es descendiente de una hermana, ya muerta, del rey. Murió al darlo a luz, lo encontré deambulando como un vagabundo por las calles. Su nombre es Alexei.

Alexei: cabello negro rizado, ojos marrones, piel morena, alto como de 1.70, su cuerpo es delgado y su rostro es todo menos parecido a un descendiente de sangre real.

El duque lo mira no muy convencido, pero aun así decide no decir nada.

—Ella es descendiente lejana. Su madre es prima de el rey, ella es prima segunda del rey. Di con con gracias a su nombre, Britza.

Britza: cabello largo y color café claro, totalmente lacio, ojos azules y piel amarillenta.

—Él es un joven de tan solo 15 años. Sus padres murieron en un accidente hace años, desconozco cómo se llamaban sus padres, pero él afirma que desciende de la sangre de dragón. Su nombre es Apion.



#878 en Fantasía
#149 en Magia

En el texto hay: amor, traición, dragones

Editado: 28.11.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.