Sarah
Me encontraba echando de manera rápida el pegamento en el asiento de Clare, Layla se encontraba en la puerta del salón vigilando que nadie se acercará. Abbie y Nora consiguieron obtener el pegamento de el clóset del conserje. Ya del resto me encargaba yo, solo me faltaba una aliada y esa era Layla; quién estaba dispuesta a ayudarme.
— ¿Listo?. —Pregunta, desde la puerta del salón.
— ¡Espera!. —Farfullo, mientras termino de colocar el pegamento, que gracias al color blanco de las sillas del salón, no se nota. Me levanto del suelo, dónde me encontraba arrodillada y pongo mi mochila en mi hombro; para luego caminar a la puerta.
— ¡No sé como termine metida en ésto!. —Musita, a la vez que salimos del salón.
— ¿No te parece divertido?. —Le pregunto, con una sonrisa a medias.
— Divertido será cuando nos castiguen. —Argumenta y yo la miró con el ceño fruncido—. Okay, yo sé que tú no me obligaste, pero tengo miedo. —Confiesa.
— ¿Entonces porque dijiste que si?. —Imterrogo.
— Porque Evie la paso muy mal por culpa de ellas, además de que será divertido. —Comenta, mientras se frota ambas manos con malicia.
— También tengo miedo. —Revelo—. Pero se que Clare no le dirá a nadie.
— ¿Por que estás tan segura?. —Consulta, mirando al frente.
— Porque ella querrá vengarse. No permitirá que alguien más lo haga por ella. —Menciono. Ella alza ambas cejas analizando mis palabras.
— Y yo que pensaba que solo eras callada. —Bromeo.
— Se me da bien analizar a las personas, a través de sus actos. Ellas son demasiado abiertas, siempre demuestran lo que quieren. Y si lo haces, te lo quitan antes de que lo roces. —Argumento.
— Seguiré ese consejo. —Layla ríe y yo niego con la cabeza.
— No era un consejo, es sólo una opinión. —Aclaro, con una sonrisa.
— El mejor consejo que he escuchado en mi vida. —Anima y yo desvío la mirada.
— ¿Cuánto falta para que suene la campana?. —Susurro.
— Diez minutos. —Yo asiento con la cabeza sin decir nada.
— ¿Que tengo que hacer exactamente?. —Layla rompe el hielo.
Suspiró.
— Estarás al lado mío, ella no te verá, pero tú estarás grabando. Luego me pasas el vídeo, y de eso me encargo yo. Si algo pasa, tú estás fuera. —Aclaro.
— No, yo participe. Así que la culpa será de todas, pero si tú dices que nada pasará, entonces toca confiar. Pásame tu número, para pasarte el vídeo de inmediato. —Le dictó mi número, ella lo anota rápidamente en su celular y lo guarda en su bolso—. ¿El pegamento no se secara después de tanto tiempo?.
— No, es un tipo de pegamento diferente. Se que no debería contarte esto, pero quiero saber tu opinión. Abbie y Nora están creando un grupo aquí en el instituto, algo en contra de Clare y Jade, quería saber si tú: ¿Quieres participar?. —Murmuro, cerca de ella. Asegurándome de que nadie escuché.
— Me parece una buena idea, pero solo con una condición.
— ¿Cual?.
— No quiero meterme en problemas, así que solo: informaré, ayudare con los planes y voy a opinar. Pero no estaré en el momento de actuar, no quiero verme involucrada en problemas, eso arriesga mi beca, y no le voy a dar el gusto a Clare y Jade de irme cuando sepan que yo estuve involucrada. —Anuncia.
— Entonces somos dos. —Sonrío.
— ¿Que dices?. —Layla parece confundida.
— Yo voy a poner esas mismas condiciones, no tengo beca, pero si bajará mi promedio académico, y no lo puedo permitir. —Comento.
— Entonces que empiece la acción, iré a la cafetería para hablar algo con las chicas. Nos vemos en cinco minutos en el salón. —Se apresura a decir.
— Si. —Afirmo ante sus palabra.
Caminó a la cafetería, mientras veo a Layla correr al mismo destino. Al entrar veo a Nora y Abbie sentadas junto a Larry.
— Hola Larry. —Saludo, con una sonrisa en mis labios.
— Hola Lindura. —Devuelve el saludo, diciendo el apodo que me coloco. Yo me sonrojo al instante, mirando de reojo como las chicas ríen disimuladamente.
— Eres un indiscreto Larry. —Digo, mirando a otro lado, dónde no esten sentadas las chicas.
— ¿Que tiene de malo?, Solo es un apodo. —Aclara, pero él sabe que eso me molesta.
— Solo dilo cuando estemos solos, eso me da vergüenza. —Intento convencerlo.
— Eso de estar solos, sonó muy comprometedor Lindura.
— ¡Larry! ¡Ya déjame!. —Chillo, ante sus palabra. Y mis mejillas vuelven a sonrojarse.
— Ya dejala, Larry. —Habla Nora, riendo.
— A Sarah no le gustan esos tipos de comentarios. —Habla Abbie.
— Creo que ya lo sé, Rubia. —Contesta el con una sonrisa, haciendo que se marquen sus hoyuelos.
Lo miro con el ceño fruncido.
— ¿Y será que a mí, no me puedes decir castaña?. —Pregunto con sarcasmo.
— No. Lindura me gustó más. —Replicó. La campana suena indicando que debemos regresar a las últimas dos clases que nos restan. Yo solo pienso en lo que le pasará a Clare y si llegaré a arrepentirme de eso.
Ojalá no.
***
Me encontraba sentada al lado de Layla, observando como Clare se sentaba en el mimo asiento de siempre, justo cerca de la puerta.
No sentirá el pegamento, gracias a que la tela de la falda es lo suficientemente gruesa para evitarlo.
En cuestión de segundos, entra el profesor que no es nada más y nada menos que el mismísimo: Erick Hutton. El profesor de Anatomía. Y al que en un arrebato bese.
— Buenos Tardes, alumnos. —Saluda, mientras coloca su maletín en el escritorio—. Seré su profesor de Educación Sexual, al igual que de Anatomía.
— ¿No te parece guapo el profe?. —Dice Layla.
Claro que sí, pero no es como si le prestará tanta atención a los hombres.
— La verdad me parece muy normal, igual que cualquier otro hombre. —Menciono, restándole importancia.
— Pues, a mi si me parece muy guapo. Tú te pierdes de la vista. —Formulo.
— La verdad, si quiero ver un hombre guapo. Solo debo ir a Google, hay muchos para ver y escoger a tu gusto. —Destaco.