• 24 - Detalles •

Los pequeños detalles muestran la extensión de lo que no sabes.

Joann Sfar

02 de agosto 2015

Washington D. C., EE. UU.

Mucho se dice, que los pequeños detalles son los que más peso tienen en la vida, pues están considerados como aquellos que son entregados de corazón.

Tal vez, no está errónea la idea, pues es muy visto que los pequeños detalles, se dan cuando no se tiene mucho, pero se busca demostrar la grandeza de los sentimientos que se tienen hacia alguien importante de nuestra vida.

Pero que acaso, los detalles llenos de grandeza, ¿no son capaces también de ser sinceros y demostrar sentimientos reales?

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— ¿Qué es lo que quieres decir con eso, ángel? — inquirió preocupado Luca.

Lorena, sin embargo, mantenía la calma, confiada en lo que pasaba con ella.

— Bueno, no sé si estés preparado para saber de mis sentimientos reales.

— Te refieres a que te arrepientes de…

— ¡Oh, por dios, claro que no! — se exaltó Lorena — No pienses ni siquiera en ello, sería absurdo que yo me arrepintiera de estar con alguien como tú — le dijo y dejó un beso en los labios de Luca.

Se sentía bien, sus labios siempre sabían a tranquilidad.

— ¿Entonces? — preguntó Luca luego del beso.

— Me refiero a que, no sé si estés preparado para todo el amor que te tengo, mi amor, darte una respuesta de mis sentimientos, sería extenso, porque es difícil de explicar lo mucho que te amo, no hay manera de explicarlo con palabras.

Luca sonrió más tranquilo y decidió dejar el tema.

Besó una vez más a la pelirroja y la ayudó con la maleta hecha que había dejado sobre la cama.

Juntos caminaron al ascensor y una vez dentro de este, descendieron a la planta baja. Lorena entregó todo lo correspondiente de la habitación y salió de ahí, tomada de la mano de Luca.

— Antes de que yo llegara, ¿todo bien en la boda? — preguntó Luca una vez que el vehículo que abordaron se puso en marcha.

— Bien, fue una boda muy linda, pero me hubiera gustado poder compartirlo con él más de cerca, es mi mejor amigo y prometí estar con él.

— Y lo estuviste, como sea estuviste ahí, cumpliste con tu promesa — le recodó Luca mientras la abrazaba más hacia su cuerpo y dejaba un beso cariñoso en su sien —. Cada día me siento más feliz de poder presumir que una mujer tan grandiosa como tú me está permitiendo estar a su lado.

Lorena le sonrió encantadoramente, de verdad que Luca siempre sabía cómo hacerla sentir bien.

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Washington D. C., EE. UU.

Aeropuerto Internacional Washington-Dulles

Luego de un recorrido en el que permanecieron abrazados, finalmente llegaron a su destino, la pista privada del aeropuerto de Washington.

— Buenas tardes, señorita Williams. ¿Qué le ofrezco de beber? — habló la azafata cuando la pareja tomó sus respectivos asientos.

— Amm… yo solo quiero un poco de jugo de uva, por favor, Kate — pidió Lorena de forma amable.

— Perfecto — se giró hacia Luca —. ¿Y para usted?

— Yo solo un vaso de agua, por favor.

— Enseguida.

Cuando recibieron sus bebidas, se enfrascaron en una amena platica, porque así era, para Luca ahora ya no existía nada más que Lorena y para Lorena… ¿puede que empezara a no existir nada más allá de Luca y la felicidad que le proporcionaba?

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Washington D. C., EE. UU.

Boda de Olivia & Nicholas – Mansión de la familia Wright

Los invitados bailaban, bebían, reían, charlaban; era el evento del año, no había nada que opacara tal momento. Nada…

Personajes reconocidos de la salud, la publicidad y la abogacía, era lo que hacía resaltar el suceso que se llevaba a cabo en la mansión de la reconocida familia Wright.

Los reporteros invitados eran felices de poder cubrir la nota de tan distinguidas personalidades, sabían que sus reportajes estarían en primera plana y no solo de los periódicos de Washington sino de muchas otras partes de Estados Unidos.

— No pensé que realmente te fueras a casar con Olivia — dijo Jonathan a Nicholas, cuando este último llegó a su mesa a saludarlo.

— Pues lo hice y no creas que no sé qué ella no te agrada del todo — confesó Nicholas, pero no con enojo, sino con algo de diversión.

— Qué bueno que lo sepas, ya decía yo que cómo era posible que disimulara tan bien, si mis expresiones suelen ser muy obvias — Jonathan rodó los ojos bebiendo de su copa de champán que estaba seguro costaba más que su casa.