Saturno

Revelación.

Lo observo con detalle, el aire se siente más pesado, creo que moriremos, mi madre sale con mi hijo, veo que está muy asustada, moriremos de eso no hay duda, nos abrazamos ya esperando el fin, pero logro ver qué algo se dirige hacia nosotros, se podía notar como una nave, debe ser de Saturno, tenía entendido que no podría existir vida en ese hermoso planeta, pero uno nunca sabe.
Taren lleva a mi mamá dentro de la casa, podía pasar algo muy malo, pero aún no sabía que, las personas miraban fijamente hacia esa nave que se acercaba más y más.

—Ves eso, algo quieren. —Taren como siempre pesimista, todos tenían miedo pero yo estaba tranquila, debe ser tanto mi deseo que no puedo ver la gravedad del asunto.
—Lo sé, solo esperemos.
La nave esta a pocos metros, puedo notar que los militares estaban llegando, solo espero que no ocurra una desgracia.
La nave, abre la compuerta, y sale una más pequeña, veo un hombre de cabello plateado, largo hasta los hombros y resplandeciente, como los anillos de Saturno, alto y musculoso, se parece a esos guerreros de las películas.
—No pues con ese físico, vienen a buscar mujeres para reproducirse. —Mi hermano con sus ocurrencias.
—Cállate, escuchemos lo que dice.
—Mi nombre es Elithar, soy embajador del planeta Saturno, recluto guerreros, para luchar conquistando planetas, para que el poderoso Saturno aumente su poder. —Nadie decía nada, mi pregunta era ¿Como sabía nuestro idioma?, ¿Ya nos estaban estudiando?.
—¿A cambio de que?. —Grito un hombre por ahí, el embajador, lo miro detenidamente, pensé que moriría en ese instante pero el amablemente respondió.
—Un deseo, cualquiera que pidan y que este al alcance de mi amo.
—Pido ser el rey de Saturno. —El hombre pedía mucho, note la expresión sombría del embajador, solo con apuntar su mano hacia el hombre este desapareció, todos quedamos consternados.
—Sabia que no pasaría nada bueno de esto. —Opina Taren, pero ese embajador lo escucho.
—¿Decías algo?. —Su mirada se poso en mi hermano , un escalofrío recorrió mi cuerpo. —Dilo más fuerte, no te escuché. —Se bajo de la nave y se dirige hacia nosotros, veo que puede volar.
—Yo...no dije nada. —El mira fijamente a Taren, sus ojos grises como el mismo Saturno.
—No insultes mi inteligencia, los terricolas son demasiados débiles, vine aquí para hacer de ustedes una generación que pueda luchar contra otros seres para defender su territorio. —Sus palabras eran imponentes que daban miedo y asombro a la vez. —Me llevaré a uno de ustedes por familia, sin importar si son hombres o mujeres, aquí todos luchan y la familia que no quiera darme una persona para mí ejército, será eliminada. —Todos se asustaron, habían familias que solo eran una madre y sus hijos, no podían hacer eso, lloraban porque no sabian que hacer nadie quiere separarse de su familia. —Felicidades, tu serás el primero ¿Cuál es tú deseo?.
Taren no decía nada, no iba a permitir que me alejen de mi hermano, mi madre salió y la detuve, se que es mi culpa y aunque no lo sea, siento que mi hermano no debe irse.
—Yo...no deseo irme señor. —El embajador me mira y sonríe burlonamente.
—No te pregunté, te dije que tú serías parte de mi ejército, es más serás el líder de un grupo y si son los mejores vivirán caso contrario morirán. —Mi hermano no sabe nada de guerras, no quiero que le pase nada. —Vayan despidiéndose, de sus familiares que en un momento los recogeremos.
—Señor. —Lo interrumpo, su mirada se posa en mi, sus ojos grises y profundos, su cara de porcelana, tan perfecta. —Deje a mi hermano, llévame a mi. —Su cara cambia y sonríe.
—Ya elegí, no quiero perder mi tiempo.
—Con todo respeto usted dijo sin importar que sea hombre o mujer, soy mujer y puedo ir, soy capaz de entrenar y volverme una gran guerrera, pero deje a mi hermano aquí.
—Princesa si te vas, serán siglos que te irás no volverás a verlos. —Mi corazón dió un vuelco, no verlos sería lo peor, pero recordé que podemos pedir un deseo y ya se que desearé.
—Mi deseo es que mi familia y yo seamos eternos, por ningún motivo moriremos, así pasen siglos, ese es mi deseo, no pido poderes solo inmortalidad. —El embajador me miró con sorpresa, nunca se imaginó que le pediría eso.
—Amas con tanta pasión a tu familia, harías cualquier cosa por ellos.
—El amor nos mantiene unidos.
—Illianis no, deja que vaya yo. —Taren quiere interponerse pero no lo dejo, veo sus ojitos apunto de llorar, pero soy la mayor, de una u otra manera me siento culpable de lo que está pasando, deseaba tanto esto qué ahora veo que no fue buena idea.
—No, tu eres mi hermano pequeño, cuidaras de mamá y de Aurelio de mi hijo.
—No, no, no. — El embajador mira la escena, solo quiero que acepte.
—Tienes valor, mucho valor, Illianis, tu serás la elegida. —Mi madre me abraza llorando aferrándose a mi, Taren trata de controlarla pero es imposible, no me gusta alejarme de ellos.
—Cuidalos mucho Taren, serás el hombre de la casa.
—Mamá, no te vayas. —Dice mi pequeño al borde de las lágrimas, lo tomo entre mis brazos y lo beso, mi pequeño, no puede ser que no pueda verte crecer.
—Tienes un hijo, el también irá, guerreros, vayan y recluten, pregunten sus deseos que todos serán cumplidos.
—Mi hijo no, el no tiene nada que ver.
—No le haremos daño, será entrenado desde pequeño por mí, es tu regalo por ser tan valiente, tu madre, tu hermano y ustedes dos serán premiados con la inmortalidad, morirán bajo ninguna circunstancia, solo si yo les arranco la vida.
Elithar me tomo del brazo y uno de sus guerreros se llevó a mi hijo, el lloraba, me dolía ver a mi madre llorando desconsolada junto a Taren, muchas personas lloraban al ver a su seres queridos irse, otras familias solo les importaba su deseo, otras simplemente fueron destruidas, mi hijo tuvo que pasar por todo esto por mi culpa, mi profundo deseo nos llevó a esto.
En una nave nos subieron a todos, quería estar con mi hijo pero no lo podía ver, el era el único niño entre todos los que estábamos ahí.
—Tu hijo será bien cuidado, será inmortal como tú, pero crecerá hasta ser un hombre adulto mientras tanto, lo entrenare yo. —Elithar me lo dice para que me tranquilice pero eso es imposible.
—¿Por qué mi hijo?.
—Por lo mismo, es tu hijo, tienes potencial espero que el lo tenga.
—¿Y si no es así que harás con él?
—Lo regresaré con tu madre, no te preocupes, estará bien, preocúpate por tu familia en la tierra, cada deseo tiene sus contras, de aquí a unos siglos lo veras. —Se fue entre la multitud que estaba enloquecida, que me esperará en mi futuro, no dejo de preguntarme¿Por qué?.
Nos acercamos al planeta y no deja de ser majestuoso, pero ahora eso ya no importa, perdí todo por lo que lucho cada día, pero siempre digo que las cosas suceden por algo, veo claramente como nos alejamos de la tierra, en el espacio lleno de oscuridad, solo deseo volver a ver a mi familia algún día.




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