Saturno

Un gran guerrero.

Después de descansar, llegó la claridad, el sol no salía del todo, el frió se sentía demasiado, nos llamaron, diciendo que sigamos a Icarus, creo que nos llevaran a ver la batalla de la que hablaban la noche anterior, aquí se siente el tiempo como estar en la tierra, a pesar de estar a millones de kilómetros, creo que esto de adapta a nuestro entorno.
—Crees que sean tan feas esas batallas. —Me hablo Astrid, siempre tan inoportuna, estaba concentrada en mis pensamientos.
—No lo se, lo único que quiero es que pase el tiempo, me urge irme de aquí.
—Como no tengo a nadie a mi me da prácticamente igual, disfruto estar aquí.
Avanzamos y llegamos a un campo bastante grande, el sol se podía ver muy lejos, pero estaba más claro que donde estan los dormitorios, estaban muchos guerreros en el campo, allí frente estaba Nereus, podia ver sus ojos oscuros, concentrado en lo que va a pasar, en poco minutos se escucho muchos gritos, ellos se prepararon y empezaron a acercarse unos seres bastante aterradores, eran de color negro de una apariencia delgada alargada como de dos metros y no se les veían los ojos, Nereus hace la señal y todos corren hacia ellos, eran una batalla como de película, luchaban con todo, yo nunca tendré ese valor de hacer eso, el miedo nos inundo a todos, los de nuestro lado iban ganando hasta que uno de esos seres nos descubrio y se dirigió hacia nosotros, todos empezamos a correr, pero algo me decia que si corriamos era peor, muchas de esas cosas nos seguían poco a poco mis compañeros iban desapareciendo, Astrid y yo estábamos juntas, hasta que una de esas cosas se para frente a nosotras, el miedo se apoderó de mi, no me movía y Astrid tampoco, se notaba que eran ciegos, hasta la respiración contuve hasta que se fue.
—Estas cosas son ciegas, se guían por el sonido.
—Asi es Astrid, solo no hables más.
—Estan acabando con nosotros, debemos hacer algo. —Astrid tenía razón pero ¿Que podíamos hacer?, solo demasiado débiles.
—No hemos entrenado aún.
—Mira, hay dos espadas, toma y hagamos lo que se pueda.
Astrid persiguió a uno de ellos que trató de atacarla, ellos solo luchan con sus manos, que eran alargadas y sus uñas muy afiladas, Astrid trató de cortarle la cabeza, pero no podía, así que vi como ella lo distraía, está sería la primera vez que ataque a algo, mire la espada la tomé con mis manos y corrí para ayudar a Astrid, no sé cómo lo hice pero salte y le corte la cabeza a esa cosas, Astrid solo sonríe.
—Si se pudo amiga, vamos a ayudar a los demás.
Veíamos como quedábamos poco alrededor de nosotras, unos se quedaban inmóviles, otros estaban muertos, otros heridos, no queria que esto siga sucediendo, así que buscamos a más de esas cosas. Así fue como empezamos a atacar a los más pequeños, era bastante sencillo porque eran ciegos, pero justamente aparece uno el doble de grande, le tomó por el cuello y me acercó a él, sentía que sería el fin cuando lo único que vi fue que su cabeza fue cortada y cayó al suelo.
Astrid me ayudó a levantarme para ver a Nereus al lado de nosotras.
—Sabian que serían un estorbo, buena suerte pequeña, todo tú pelotón ha sido destruido, solo quedaron las dos. —Pude ver que casi todos estaban muertos, una gran tristeza se apoderó de mí.
—No puede ser.
—Esto sucede cuando no conocen a lo que se enfrentan, pero ustedes si tienen valor.
En eso llego Elithar con otros guerreros y acabaron con los pocos seres que quedaban.
—Esto fue terrible.
—No debieron venir todos, Elithar solo quería que venga está mujer para que vea a lo que se enfrenta, no pudimos protegerlos a todos, eran más de 130 personas.
—No es tú culpa Nereus, vete yo hablo con Illianis.
—Haz lo que quieras, solo no pienso volver a hacer niñera nunca más. —Nereus se fue con sus hombres, Elithar nos subió a su nave y nos llevó, de camino podía ver que solo habíamos sobrevivido 8 personas, mis lágrimas comenzaron a salir.
—Illianis no llores, así es la vida aquí.
—Todos ellos vinieron aquí por tu culpa.
—No, ese era su destino, ahora les voy a decir que yo mismo los entrenaré, serán iguales o mejores que Nereus.
—Eso es lo único que te importa.
—Asi es.
Al llegar bajamos y cada quien se fue a su habitación, me derrumbe, lloré como nunca, no podía creer en donde estaba, fue lo mejor haber venido, mi hermano no sería capaz de sobrevivir aquí.
Pasaron horas y horas, me llamaron a comer pero no fui, me di un baño y me acosté en la cama, dormí y en mis sueños podía ver a Nereus y yo luchando juntos para agradar a Saturno. Me despierto con un fuerte golpe, me levanto y era la misma chica, con una nota que nos esperaban para empezar el entrenamiento, hice caso a las instrucciones de como debería ir vestida, solo trataré de pasar el tiempo que nada de lo que está pasando sea en vano.
Desde ese día empezamos a entrenar, día con día nuestro cuerpo se acostumbraba a este estilo de vida, luchar era algo indispensable en este lugar, entrenamos con espadas de diferentes, con arco y flechas, era demasiado para mí, empezamos a ir a batallas junto con Nereus, que desde ese dia no volvimos a cruzar palabras, así que simplemente no quise hacer una amistad con él, no me interesaba para nada ya que siempre que hablaba cerca de mi, trataba de humillarnos.
Pasaba el tiempo y de vez en cuando veía a mi hijo a lo lejos, miraba como cada día crecía hasta convertirse en un hombre, el nunca nos acompañaba a las batallas, así pasaron 2 siglos, tantos años estando aqui lejos de mi planeta que tanto extraño, cera y lejos a la ves de mi hijo, me perdi lo más importante, su infancia.
Titán nunca habla conmigo, siento que me oculta algo, siento que todos me ocultan algo, la única amiga que tengo aquí es Astrid que a pesar de ser medio entrometida es la única que se lleva conmigo, hemos luchado juntas por todos estos años, no me convertí en líder como decia Elithar, pero siempre hay un grupo que me sigue y apoya mis decisiones en batalla y eso ya me convierte en lider de mi grupo pequeño.
—¿Que tanto piensas? .—Astrid siempre tan inoportuna.
—Que han pasado muchos años, que quiero regresar a mi vida de antes.
—Tu hijo estará feliz de acompañarte, pero sabes bien que quedan muchas batallas más.
—Chicas, ¿Interrumpo algo?. —Elithar nos sorprende hablando.
—En mi deseo de regresar.
—El amo Saturno nos necesita.
—Tienes a Nereus, es mucho mejor guerrero que nosotros, Elithar, sabes cuánto me muero de ganas de regresar. —Un silencio incómodo se presenta, se que el odia hablar de este tema.
—Cuando sea el día te irás, mientras tanto no.
Se fue como siempre lo hace, Astrid me abraza como siempre, apoyándome en mi tristeza.
—Hay amiga, si tan solo tuviéramos un hombre aquí, que nos haga felices.
—Sabes que las relaciones sentimentales están prohibidas.
—No del todo, Titán se da sus revolcones con Nereus. —Eso no me lo esperaba, algo en mi se rompió, siempre he soñado con el, creo que tengo sentimientos hacia el, aunque se que el no los tiene por mi, también se que esto sería imposible, siempre me ha visto como una mujer inferior a el
—Esto debe ser una broma, Astrid no te pases.
—Illianis, no estoy jugando, hace algún tiempo los vi me escape para ver si había una forma de salir de aquí, pero al llegar a la casa grande donde duerme Titán, vi como se abrazaban, otra vez pude notar que él besaba su frente, otra que el estaba si camisa, que por cierto tiene un cuerpo de infarto, note que ella sanaba sus heridas, ellos son amantes. —No podía creerlo pero tenía que verlo con mis propios ojos.
—Debes estar equivocada, no deberias estar saliendo en la noche en primer lugar.
—Hay, eso no importa, lo que importa que por lo menos Titán tiene compañía no como nosotras.
No lo quería aceptar y hasta ahora me doy cuenta que me gusta Nereus, pero lo único que me importa ahora es regresar a casa. Busqué a Elithar y lo enfrenté.
—Elithar tenemos que hablar.
—Dime.
—Quiero ver a mi hijo, quiero regresar, son 200 años que he estado aqui, quiero volver.
—Illianis, en realidad son 500 años terrestres los que has estado aquí, tú familia aún sigue viva, he cumplido tú deseo, ahora solo tú tienes que cumplir el del amo Saturno.
—Sabes que he entregado mi alma en cada batalla, mi hijo está aquí y no lo puedo ver, sabes lo que me duele.
—Lo se pero Júpiter no se rinde, mientras no conquistemos a ese planeta no irás a ningún lado.
—Nereus se encarga de eso, además no quisiste que lo acompañaramos como siempre lo hacemos.
—Porque no era necesario.
—Tenemos que ganarle para lograr mi libertad, que no entiendes. —Siento que Elithar es quien no ,me quiere dar mi libertad, aún no se porque, pero creo que si no hago algo rápido será demasiado tarde.
—Hemos conquistado Júpiter. —Entró unos de los hombres de Nereus gritando a todos pulmón, esa era la noticia que deseaba escuchar.
—Largate. —Le grita Elithar, con mucha furia, un enojo tan poderoso que nunca lo he visto así.
—¿Que sucede?, ganamos hay que festejar, por fin regresaré a casa. —Sali y estaban todos felices, Astrid me vio y corrió para abrazarme, Nereus estaba cerca de nosotras, que de la emoción me levanto en sus brazos, pude ver sus hermosos ojos, conectamos por unos segundos, antes de que Titán hablara.
—Queridos guerreros, es hora de festejar. —No se porque pero tenía que decidir hablar ahora.
—Si, quiero festejar, también solicitar mi libertad, hemos ganado la guerra con Júpiter, tenía entendido que no existen más enemigos, quiero volver a mi planeta. —Todos se quedaron callados, Nereus por primera vez sonrió burlonamente, Titán solo me mira sin ninguna expresión.
—No arruines el festejo, hay muchos aquí que no van a regresar.
—No soy como todos, mi hijo está aquí, Aurelio lleva el mismo tiempo que yo en este lugar, así que quiero reencontrarme con él y regresar junto a mi madre.
—Querida han pasado ya,.......
—Se cuantos años han pasado, mi deseo fue la inmortalidad, ellos deben seguir vivos, si no es así de que tipo de negocio estamos hablando, he pelado aquí siglos, no pienso seguir viviendo así, quiero mi libertad.
—Pequeña, para empezar, ¿Aurelio es tu hijo, Titán porque nunca me lo dijiste?. —Nereus habla con prepotencia, creo que si tienen algo, porque ella tendría que decirle algo a él.
—Nereus, no te metas en esto. —Responde con enojo lo puedo ver en su rostro.
—Eso cambia las cosas, Titán, que se vaya, ella y su hijo es lo mejor y tú lo sabes muy bien.
—Eso lo decido yo. —Elithar salió de la biblioteca donde siempre pasaba, él no quería dejarme ir y no entiendo por qué.
—Elithar, vamos, no debes retener a nadie, ese no es tú estilo. —Nereus se acerca de manera amenazante hacia Elithar, ellos no se llevan muy bien pero sigo sin entender porque.
—Claro que no, solo que saliendo de aquí, ustedes serán unos humanos comun y corrientes, lo único que tienen allá es la inmortalidad, nunca morirán, pero la fuerza para luchar no la tendrán Aurelio y tú.
—Eso no me interesa, quiero volver es todo, no me llevaré nada, no diré nada solo quiero irme.
Elithar me miro con enojo se que es algo que no quiere, pero debe de aceptar.
—Esta bien te llevaré.
—No, yo la llevaré. —Interviene Nereus, quiero saber por qué tanto misterio conmigo.
—Basta los dos, no voy a aguantar más peleas entre ustedes, Nereus alista todo para que Illianis y su hijo se vayan de una vez por todas, Elithar tú sigue planeando nuevas estrategias para mantener a Saturno contento y tú Illianis ojalá encuentres todo como lo dejaste. —Eso parecía una amenaza, Titán se fue y el festejo acabó, pero a pesar de todo me sentía emocionada, estaré con mi familia nuevamente, eso es lo único que me interesa ahora, nadie nos volverá a separarnos.




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