School Of Wolves [w #1.5]

II: Brother

Gerard

La situación está tensa.

El ambiente está sumamente inquieto y dentro de mí, un gran conflicto se está desarrollando.

¿Esto está bien?

Miro a Mickey y él está sumamente perdido, así como yo en este momento.

Sin embargo...esto no puedo mostrarlo.

No con nuestros hermanos mirándonos.

—Haré la pregunta una vez más, Mickey...¿Estamos en esto? —Le repito la pregunta de hace poco con una serenidad que en este momento, no llego a sentir. Él suspira y se pasa la mano por el cabello. Está nervioso, lo sé. Igual yo.

Pero...debemos intentarlo.

O sino...seremos arrastrados en todo esto.

—¡Qué más da! ¡Estamos juntos idiota!

Sonrío aliviado y miro a mi hermano, el cual me observa con un destello de algo en su mirada, que en este momento no puedo descifrar.

Pero que me impulsa a salvarnos el pellejo con más ganas que antes.

Aspiro aire para calmar mis nervios y me paro recto ante mi hermano, antes de hablarle. —Vamos. Es hora de bajarle los humos a quienes nos hacen quedar como un puto chiste frente a los demás inhumanos.

Él y Noir me sonríen de lado y antes de que abran la boca para tumbar mi determinación, salgo por la puerta con paso firme y decidido, rumbo a la dirección.

Nadie viene y me hiere a mí o amis amigos, sin salir impune de todo esto.

Mickey sigue mis pasos, y a los pocos instantes, escucho a mi hermano y al otro Fox, seguirnos muy de cerca.

Nadie dice nada y yo solo mantengo mi porte de tranquilidad mientras caminamos por los pasillos del amplio colegio.

Sin embargo, por dentro soy un mar de nervios y no puedo evitar sentir una maraña de nerviosa ansiedad enrollarse con fuerza dentro de mi estomago.

Llegamos a la puerta de la dirección y coloco mi mano sobre el pomo, sin girarlo.

Trato de encontrar algo de valentía en este momento, pero nada viene a mí.

Y sé que, cuando entre por esa puerta, nada de lo que escuche o diga, será bien visto.

Muchos menos...para él.

Pasan los segundos de manera interminable y no logro conseguir el valor para abrir la bendita puerta.

Mis manos sudan y respiro hondo, la tiempo que siento una mano sobre mi hombro. Ladeo la cabeza hasta esta y veo a mi hermano sonreírme con algo de calma y valentía. —No temas, Gerard. No estás solo...y no creo que nada de lo que digan allá dentro, cambie la imagen que papá tiene sobre nosotros. Así que...quédate tranquilo ¿Vale? Yo estoy contigo. —Asiento algo inseguro, pero aún no me siento listo.

—Y yo estoy contigo en esto ¿No? —La voz de Mickey me sobresalta y ladeo la cabeza hacia él. Este se encoge de hombros y me sonríe algo burlesco. —¿Qué vampirin? ¿Ahora tienes miedo?

Suspiro y niego con la cabeza.

¿A quien quiero mentir?

¡Claro que tengo miedo!

Pero...debo calmarme, ya que él tiene razón.

Estamos juntos en esto.

Y sólo por eso, no me voy a dejar intimidar por esos…papanatas.

¡Yo puedo hacer esto!

¡Yo, Gerard Johannes Wood Ylony, puedo hacer esto!

Y antes de que me arrepiento de mi valentía autoimpuesta, abro la puerta rápidamente y juntos, entramos en la sala.

Esta es de piedra y se encuentra adornada con una mesa de madera y varias sillas del mismo material, una lámpara de vela se encuentra colgando sobre el techo de madera de la misma, al igual que varias reposavelas –las cuales se encuentran colgados de la pared– ofrecen la iluminación necesaria dentro de este hueco.

—¡Ah! Pero si ahí están los hermanos Fox. —Comenta el director con una falsa sonrisa. —Los agresores y transgresores de la ley del colegio. —El tono medio burlesco de él me provoca unas ligeras náuseas, pero me las trago y sonrío con una confianza que no tengo.

El director está sentado frente a nosotros en su silla, mientras que en otra de las sillas se encuentra un hombre vestido de traje y un monóculo sobre su ojo rojo. Su cabello es rubio oscuro y se encuentra cubierto por un sombrero de copa, el cual solo deja entrever su cabello por la parte de abajo.

Su mirada es intensa y está llena de desagrado al mirarnos, lo cual me hace temblar ligeramente de miedo.

¡Yo puedo hacer esto! Me animo mentalmente de nuevo y siento una mano sobre mi hombro, el cual me inspira la calma, que definitivamente, no puedo sentir por mi cuenta.

Miro de reojo, y mi hermano me vuelve a sonreír bastante alegre y desafiante contra la persona que nos mira.

En otra silla está sentado un hombre sumamente extraño y misterioso.

Se encuentra recostado contra el respaldo de la silla, y su cara está cubierta por una máscara y un velo, el cual, solo deja al descubierto sus ojos rojizos.

Su ropa es sumamente sencilla, ya que consta de una levita negra, un chaleco del mismo color, junto con un pantalón de vestir, una camisa de lino roja, unos zapatos mocasines negros totalmente impecables y una copa de vino en su mano derecha, la cual se encuentra cubierta por guantes de seda de color negro.

Un momento…

¿Una…copa de vino?

El hombre voltea a vernos y nos guiña un ojo antes de dirigir su mirada al director.

Volteo a ver a Kurt y él sonríe ladino ante el hombre.

Lo cual, empieza a atar cabos en mi cabeza.

Él es…

Nos adentramos en la sala del director y nos colocamos contra una pared, mientras esperamos a que lleguen los “agredidos”.

Sí, claro. Sí ellos son los agredidos, no quiero imaginar que somos Mickey y yo.

Ruedo los ojos y bufo al tiempo que escucho una puerta abrirse. Me mantengo derecho, cuando entran por la puerta Matthew y sus amiguitos, al igual que la enfermera, la señorita Stanley y otro profesor.

Él es alto, de cabello castaño y un poco ondulado, el cual le llega a la barbilla a pesar de tenerlo peinado hacia atrás; sus ojos son verdes y su mandíbula es un poco cuadrada pero le da un aspecto muy simpático.




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