El sonido del teclado resonaba en la tranquila oficina. Allí estaba Kiryl que había llegado de la reunión, sentado frente a su computadora, revisando una página de citas por internet. La pantalla proyectaba una luz azulada que contrastaba con el ambiente gris fuera de la ventana. Con la taza de café enfriándose en la mesa, sus ojos escaneaban el perfil de aquella mujer llamada Dulce Candy con cierta incertidumbre.
Susurrando para sí mismo.
"A ver, Candy, 30 años, le gustan los libros de misterio y las caminatas al aire libre. Hmm, interesante..."
Mientras pasaba de un perfil a otro, los pensamientos de Kiryl se dispersaban entre sus responsabilidades laborales y el deseo de encontrar alguien especial para que su abuelo no lo desheredara. Justo en ese momento, su amigo de jerga David, pasó por su escritorio.
—¿Kiryl, revisando el correo, o algo más interesante? —lo mira sonriendo.
Kiryl Levantando la mirada, enojado.
—Ah, solo... revisando algo en línea. Nada importante.
David se inclinó un poco, curiosamente, y notó la página de citas abierta en la pantalla.
—Ah, entiendo, buscando a la media naranja, o por las amenazas de tu abuelo, ¿eh? No te preocupes, todos lo hacemos alguna vez. ¿Alguna candidata?
—Pues, todavía nada seguro. Hay un par de perfiles interesantes, pero no sé... Esto de las citas en línea es más complicado de lo que parece. Bueno también que estoy urgido.
Con una sonrisa amigable, David se le quedó mirando de nuevo, había entrado por sorpresa, dejando a Kiryl con una sensación que ocultaba algo. Cuando lo sorprendió con esa página de citas.
—A veces, el apoyo de un buen amigo es justo lo que uno necesita para seguir adelante.
Kiryl tomó un sorbo de su café, decidido a darle otra oportunidad a la búsqueda. Después de todo, nunca se sabe cuándo la próxima notificación podría cambiarlo todo.
—David, esto de las citas en línea es un reto. Nunca sabes si la persona del otro lado es realmente quien dice ser.
—Entiendo lo que dices. Pero, ¿has encontrado algún perfil que te llame la atención? Además sabes que tu abuelo te dejo claro que quiere nietos, bueno bisnietos mejor dicho, que viejo ruso.
—Sí, lo se. Pero aquí hay una chica, Dulce Candy . Tiene 30 años, le gusta la lectura y las caminatas al aire libre. Estoy escribiendo para ver qué me dice.
—¿Y cómo van esos mensajes? ¿Han hablado de conocerse en persona?
—No, todavía no. Pero hemos tenido algunas conversaciones interesantes. Me preguntó cuáles son mis libros favoritos y qué me gusta hacer en mi tiempo libre.
—Date tiempo, ya verás que encontrarás a alguien genial. Solo sé tú mismo y no te desanimes. Y recuerda, si necesitas algún consejo, aquí estoy.
Mientras tanto, en la casa del otro lado de la ciudad, dos niñas, Mía y Lilí, jugaban con la computadora de su madre. Ellas eran quienes, sin saberlo, estaban detrás del perfil de "Dulce Candy".
—Mía, ¿qué le decimos ahora a Señor X? ¡Parece que le gusta a mamá!
—Dile que nos gusta la fotografía que envió y que nos encantaría ver algunas fotos del Señor X. —Lili escribiendo le dice.
—Me encantaría saber más sobre ti, Señor X. Me encantaría alguna foto tuya para verte.
De vuelta en la oficina, Kiryl recibió el mensaje y se sintió emocionado.
—David, mira esto. Candy quiere ver algunas de mis fotos. Creo que realmente está interesada.
—¡Eso es genial! ¿Vas a enviarle algunas?"
—Sí, tengo algunas fotos de mis viajes que creo que le podrían gustar. Voy a enviárselas ahora.
—Buena idea. Solo recuerda ser siempre honesto y auténtico. Aunque muy difícil contigo, que solo buscas a un chica por lo de tu abuelo.
—Gracias, David por lo que dices, no me hundas.
—Bueno tu abuelo fue quien te puso un ultimátum, de que quiere nietos. —y se rió.
—Creo que tienes razón. Voy hacer lo más claro posible, es una oportunidad y quiero ver qué pasa.
Así, Kiryl continuó su conversación con "Candy", sin tener idea de que en realidad estaba charlando con dos niñas curiosas, que querían buscar un novio para su mamá y un papá para ellas. La vida tiene formas misteriosas de sorprendernos, y para Kiryl, esta experiencia sería una anécdota interesante en su búsqueda de una chica para presentársela a su abuelo.
—Mia, ¡Señor X aceptó la cita! Ahora tenemos que decirle a mamá.
—Sí, pero ¿cómo le decimos sin que se enoje? Tal vez si le decimos que es un amigo que conocimos y que quiere conocernos
—Buena idea. Vamos a hablar con ella ahora.
Las niñas se dirigieron a la cocina, donde su mamá, Valeria, estaba preparando la cena.
—Mamá, ¿podemos hablar contigo un momento?"
—Claro, niñas. ¿Qué pasa?
—Bueno, conocimos a alguien que nos encantaría que conocieras. Le decimos Señor X y parece una persona muy agradable. Nos gustaría que lo conocieras en persona, pero pensamos que sería mejor si nosotras te acompañamos.
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Editado: 04.02.2025