Se necesita un Padre

Capitulo 6

 

                                                                          THOMAS.

                                                                                        

                                                                                        

No paro de reírme en el camino hacia la casa, Evan me fulmina con la mirada al lado, pero es imposible no parar de reír de solo recordar ese momento

-¡Puedes dejar de reírte! – Exclama enojado mirándose en la parte donde tiene húmedo – parece que esa secretaria tiene algo con el café.

-Es difícil Evan… - digo cuando agarro aire de tanto reírme, me fijo en el frente para no chocar mientras conduzco – creo que el café te odia a ti.

-Lo dudo – dice cruzándose de brazos mirando al frente – porque tomo todos los días café y nunca me ha pasado algo, solo es con Miranda.

-¿Ya la llamas por su nombre? – pregunto frunciendo el ceño cuando lo volteo a ver, el niega en seguida encogiéndose de hombros.

-Siempre la llamo por secretaria, le suena bien ese nombre – dice explicando, me alegra saber que Evan no tiene interés por ella, sin embargo debo de apresurarme en conquistarla – y más con esto creo que ni la nombrare – dice señalando su ropa llena café, aunque ya se secó pero el color a que impregnado en su camisa blanca de adentro.

-Te dije que tenía ropa para que te cambiaras – digo cuando estamos ya en frente de la casa – pero no, el niño Evan dijo que no le quedaría.

-Tenemos tallas diferente – recalca mirándome – si fuéramos mellizos te creería pero tu un viejo de veinticinco años con ropa de anciano.

-¡Ja! Mira habla el joven de la familia – digo con sarcasmo cuando nos introducimos a la casa después de que nos abrieran el portón – Evan tienes veinticuatro.

-Lo sé – respondo sonriendo cuando termino de estacionarme – por eso mañana llevare ropa por cualquier emergencia – dice cuando sale del auto, hago lo mismo para seguir sus pasos hasta en el interior de la casa, el atardecer se está haciendo presente - ¡Pulga ya llegamos!

-¡No me digas así idiota! – Exclama Ana al vernos, me sonríe a mí para luego fruncirle el ceño a Evan – por culpa de Evan casi me muero de hambre.

-¿No te dio dinero? – Pregunto enarcando una ceja volteando a ver a mi hermano, el solo se encoje de hombros sin importancia – si Ana se muere será por tu culpa Evan.

-¡Exageran! – Exclama poniendo los ojos en blanco cuando se dirige a la cocina, escucho cuando abre el refrigerador - ¡Hay una variedad de comida en el refrigerador!

-¿Es verdad eso Ana? – Pregunto ahora mirando a mi hermanita, ella asiente despreocupada - ¿entonces por qué dices que casi mueres de hambre?

-Yo te diré porque – dice Evan acercándose con los brazos cruzados – tu hermanita siempre le he tenido que cocinar yo, así que siempre cuando salgo puedo comer algo en un restaurante cerca pero no, tenía que regresar a la hora exacta del almuerzo para darle de comer.

Me quedo impresionado al escuchar eso de Evan, al ver a mi hermana se da a conocer que dice la verdad, nunca he negado que Evan es una buena persona sin embargo le gusta ocultar lo que es desde aquella vez.

-La pulga no ha aprendido a cocinar – agrega con tono burlón.

-Cállate Evan – dice Ana entre dientes, me rio a lo bajo al saber que estos nunca dejan de pelear – tiene razón pero ya estoy aprendiendo.

-Y eso está bien – respondo asintiendo con la cabeza – una chica de veinte años ya debería hasta hacer la lasaña.

-Amo la lasaña – dice Evan de forma burlona para molestar a Ana que en seguida gruñe enojado – bueno yo tengo hambre.

-¿Qué te paso en la cami…? – en seguida hago que corte la voz Ana cuando está a punto de preguntar de lo del café, este voltea a ver frunciendo el ceño.

-La secretaria – es lo único que agrega para luego ir a la cocina, parece que aún no le parece algo gracioso lo que sucedió con el café.

“Hay Miranda eres única”

 

 

 

MIRANDA

 

 

Nada puede resultar peor, de ahora en adelante alejare el café de mi vista, me hace muy mal pero por culpa de Alejandra y sus ocurrencias, me estoy ahogando demasiado pero no en un vaso de agua, en una laguna en el cual hasta creo que me ahogare en ella, lo único que le pude decir al señor Evan es que me perdonara pero luego recordé que ese canalla no perdona a nadie, pero ahí trato de apaciguarse actuando como si lo que le hice no le afectara.

Camino teniendo en brazos a mi Chase en la vereda, deje el cochecito allá en la empresa porque estar subiendo y bajando las gradas de mi edificio todos los días es un dilema, así que iba a ser mejor que lo mantuviera ahí, en fin no creo que nadie me lo robe. Paso una esquina y veo una tienda al lado, sonrió al ver muchas muestra de celulares, como quisiera uno para estar comunicándome y no gastar monedas en los teléfonos públicos, suspiro frustrada por saber que como primer día no me fue tan bien que se diga, pero bueno como soy Miranda Newman trato de hallarle un lado positivo.

Una de ellas es que… no me despidieron del trabajo – eso creo – eso se verá mañana.

La otra es… que pude cuidar bien de Chase, así que dejo de preocuparme y me encamino de nuevo al ver que me había quedado parada babeando por tener un celular.

 

Llego al edificio feliz de llegar ya a mi dulce hogar – aunque aquí la hierba mala se hace presente – veo a la señora Gloria en el marco de su puerta, le sonrió falsamente para luego darme la vuelta y buscar mis llaves aunque me cuesta con Chase en brazos pero logro sacarlas.

-¿Conseguiste trabajo? – pregunta mirándome con atención, me encojo de hombros sin saber si decirle si o no – vamos cuéntame.




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