MIRANDA
Intento calmar mi ansiedad de reírme, pero solo de recordarlo mi boca se abre para expulsar la risa que me guardaba, es inevitable porque recuerdo la cara de Evan al ver mojado su camisa y saco, realmente fue gracioso sin embargo para el obviamente no lo fue.
Solo espero que no se enoje, suspiro calmando mi ansiedad por reírme, volteo a ver a Chase que está metiéndose sus manitas a la boca, me acerco en seguida para quitárselas.
-No Chase aun no te he cortado las uñas y te aruñaras – le digo advirtiéndole aunque no entiende nada, solo se me queda viendo como si lo que le dije lo hiciera reír – no es gracioso – le digo sonriéndole, sin embargo saca su risita que me complace oírla.
Me acerco para darle un pequeño beso en su nariz, le doy otros en cada una de sus mejillas para luego alejarme, Chase vuelve a meter su mano a su boquita y de nuevo se las quito.
-Chase déjame ver la película – le digo cuando me volteo al televisor para ver la escena de la película – Jack Sparrow no puedes dejar a Angélica en esa isla – digo enojada al ver que es una basura piratas del caribe la cuatro, con enojo apago el televisor enojada de ver ese final.
El hombre ya está viejo por lo menos se hubiese quedado con esa chica, después de todo manera Elizabeth amaba a Williams, ahora ya no importa, solo espero que el director se muera – bueno no – por lo menos que le caiga un rayo.
Me levanto de la cama decidida buscar algo de comer, también debo prepararle el biberón a Chase para que se duerma, sin embargo al ir a la cocina me encuentro con la leche en el refrigerador en el cual suena bien, hacerme cereal para no tocar casi nada de la cocina, así que empiezo a hervir el agua para la leche de mi bebé, para luego preparar el cereal.
Cuando este ya lo prepare, me encamino al sofá donde me acomodo para empezar a comer, Chase empieza a hacer ruidito con su boquita, haciendo burbujitas, su forma de divertirse la veo muy tierna, es mejor ver ello que una película ya que nunca me aburriré de ver a mi hijo.
En ese momento el celular suena, lo agarro dándome cuenta que es mi segundo jefe, frunzo el ceño al no saber de porque la razón de su llamada, como puedo contesto poniendo el celular en mi oído, sin dejar de comer.
-Hola – digo calmada porque Evan se ha comportado muy bien aunque creo que lo hace para luego atacarme.
-Oye tú te vas sin que te las pagara – dice de forma seria, se escucha por su voz ronca, trago grueso al pensar lo peor.
-¿De qué me estás hablando? – pregunto haciendo la que no se nada, aunque de verdad no sé nada de lo que me habla.
-¿Cómo que de que hablo? – Responde preguntando – sobre que tu hijo me orino – agrega y en seguida entiendo todo.
-Oh lo siento – digo con sinceridad al saber que esta no me la pasara, volteo a ver a Chase que está de nuevo comiéndose sus manitas – pero como sabrás fue Chase.
-Por eso mismo, tú pagas por lo que hace tus hijos sino los educas – dice como si fuese sabedor de ello - ¿acaso no lees la biblia?
-Hay ósea que el Evan salió muy bíblico – respondo con sarcasmo – nunca había escuchado hablar de ello.
-Pues realmente no lo sé, creo que lo dice en Mateo… ¡Deja de cambiar de tema! – exclama y no puedo evitar reír en ese momento, la puerta es tocada varias veces así que me levanto dejando el plato de cereal en la mesa de enfrente con el teléfono aun cerca de mi oído – lo que tal que debes pagarme por lo que hizo Chase – dice cuando me encamino a la puerta, al abrirla me doy cuenta que con la persona que estoy hablando, se encuentra en frente de mi – por eso vengo.
-¿Qué haces aquí… como supiste mi dirección? – pregunto frunciendo el ceño cuando me quito el celular para quitar la llamada, este tiene una sonrisa de lado.
-¿Acaso importa? – pregunta enarcando la ceja cuando pasa sin pedirme la autorización – hola Chase, mire lo que me haz obligado hacer – dice cuando levanta la bolsa que trae ahí, ¿Qué será lo que trae? Tengo curiosidad pero más curiosidad tengo de ver que Chase se ríe.
-Sí importa porque estas en mi departamento – respondo cruzándome de brazos - ¿Cómo supiste mi dirección?
-La pregunta creo que es obvia, soy tu jefe – responde encogiéndose de hombros como no dándole la mayor importancia a mi pregunta, aunque realmente tiene razón es obvio, él tiene muchos de mi documentación en el cual ahí está todo – no quiero perder mi valioso tiempo, así que quiero laves rápido mi ropa – exclama cuando me lanza la bolsa que en seguida la agarro entre mis manos.
-¿Qué no tienes lavadora en tu casa? – pregunto enarcando una ceja mientras me cruzo de brazos.
-Si pero no quiero dejarle un mal olor a mi lavadora – así que apresúrate.
-Ok… - digo sin preguntarle más, cuando me encamino a mi lavadora, sin embargo al pasar cerca de la cocina me recuerdo que deje el agua hirviendo para la leche de mi bebé, me acerco para apagarla y hacer la leche ya que quiero dársela para que duerma, cuando ya la he terminado de hacer, lo pongo en el biberón y espero que se enfrié un poco, cuando este ya está al colocármela en la muñeca.
Me encamino de nuevo a donde esta Chase junto a Evan quien este se ha sentado en mi sofá – de nuevo sin mi autorización – al acercarme este me frunce el ceño.
-Bien mientras te lave tu ropa, quiero que le des de tomar a Chase – digo cuando le ofrezco el biberón, lo agarra con una mirada de interrogación – es un biberón si no lo sabias.
-No, claro que lo sé – responde con el ceño aun fruncido – pero la pregunta es… ¿Por qué me estás dando órdenes?
-Porque aquí no eres mi jefe y necesito que le des esto en su boquita sosteniéndosela para que no se le caiga hasta que se quede dormido – respondo un poco enojada, este me ve con los ojos muy abiertos, cuando de repente sonríe de lado.