- Debería ser en Central Sky- le grita a la cara Sandy a Dave.
- Es muy caro, el dinero se le acabaría antes de que empezaran a conocer la empresa- insiste Dave- Columbia Street es...
- No- lo interrumpe la secretaria- ganaríamos mucho más vendiendo una sola casa allí que varias en Columbia.
- ¡Central Sky es una zona exclusiva! No podemos competir con las agencias que hay allí, hay que tener contactos- Dave pierde la paciencia después de estar discutiendo durante dos horas.
Yo sigo estudiando otras zonas sin hacerles caso aburrida de escucharlos, no tengo ni idea que hacer, estoy muy asustada, es mi última carta y si no sale voy a perder todo lo que Nico me dejó así que miro el catálogo de los locales con un nudo en el estómago sin saber que decisión tomar. No tener a quién explicarle mis miedos es una de las peores cosas de perder a tu amigo y confidente, he estado a punto de llamar a Violet, necesito alguien con quién desahogarme, pero luego recuerdo cómo la muy zorra me robó a Leo, mi noviete y se me pasan las ganas, es un auténtico bellezon que va rompiendo corazones a diestro y siniestro, pelo negro azabache hasta la cintura que le cae por la espalda con una suave cascada, inocentes ojos celestes, labios carnosos y un cuerpo lleno de curvas. ¿Si podía tener a cualquier hombre por qué tuvo que ir por el mío? Total para lo que le duró, ni llegó a dos semanas con él, tanto decirme que había perdido la cabeza por él y que era el hombre de su vida. En el entierro de Nico hizo intento de acercarse pero Leo la sujetó al ver la expresión de mi cara, ¿Habrán vuelto? Me da igual, lo mío con Leo es agua pasada, nunca podría volver a confiar en él, ¿Pero a quién quiero engañar? Él no me pidió volver.
- Tierra llamando a Mel- el boli que tengo en la mano sale disparado por el susto que me ha dado Dave al aparecer a mi lado- ¿Te parece mejor el sitio de la estrellita azul de la izquierda o el de la esquina?- me mira molesto al ver mis dibujos de estrellas y demás tonterías que he estado dibujando distraída. Le sonrío avergonzada y el pobre me observa con cara de resignación.
- Cómo siempre en las nubes- Sandy también me mira enfadada con los brazos mientras se cuelga el bolso- Así no llegarás a ningún sitio, no te tomas el negocio en serio- sentencia- me voy a casa, no sé para qué pierdo mi tiempo aquí- se marcha dando un portazo que hace que los cristales de la puerta tiemblen.
- ¡Vaya carácter!- vuelvo a sonreír a Dave.
- Tiene razón- dice serio- estamos los dos aquí partiéndonos la cara y perdiendo nuestro tiempo mientras tú estás ahí...- señala los dibujos- es tu negocio, tienes que decidir qué hacer, nosotros podemos ayudarte pero no tomar las decisiones que tú tienes que tomar, hasta ahora Sandy es la que prácticamente ha salvado el negocio, es hora que te espabiles.
- Claro, cómo tu eres un experto, ¿Y tu negocio cómo va? ¡Ah, pero si no tienes!— le suelto vertiendo en él mi frustración.
- Yo no tendré un negocio propio pero en todos los trabajos que he realizado he puesto todo de mi parte, he perdido horas de sueño, de ocio y de estar con mi familia, mientras tú sólo te lamentas y te dejas llevar- se da la vuelta para marcharse.
- ¡No me conoces! ¡No sabes nada de mí!- se va sin contestarme y mi enfado aumenta- ¡Pues si no te gusta no vuelvas- ¡Mierda! No he debido de decir eso- Espera Dave- voy detrás de él pero se mete en el coche y se marcha.
En medio de la calle bajo las luces de las farolas veo a las parejas y las familias pasear por el bulevar, el verano está llegando a su fin y la brisa del mar refresca trayendo el característico olor a saliste, las terrazas están llenas y la música anima el ambiente. ¿Cuánto tiempo llevo sin salir, de tomarme un refresco o ir a bailar que me encanta? ¿Cuándo mi vida se volvió tan triste y vacía?
No voy a llorar, no voy a llorar me digo, pero mis lágrimas no me hacen caso y toman la decisión de salir.
- ¡Joder!- salgo corriendo como una loca, al salir detrás de Dave he cerrado la puerta y mucho me temo que me he quedado fuera sin las llaves y el bolso con mis pertenencias, giro el pomo y mis temores se hacen realidad- ¿Y ahora qué hago?- pregunto a la noche estrellada, no puedo llamar ya que no tengo teléfono, tampoco llevo dinero- ¿Cómo puedo ser tan torpe?- me limpio las lágrimas con rabia.
A través de ellas veo a Dave bajándose de su coche reflejado en el cristal de la puerta de la inmobiliaria y cómo se acerca con el ceño fruncido.
- ¿Vienes o vas a pasar la noche aquí?- su voz suena enfadada.
- Voy- entro corriendo a buscar mis cosas mientras él apaga los ordenadores y las luces.
La tensión se puede cortar con un cuchillo en el coche de camino al edificio de apartamentos del señor Chang, es lo que me puedo permitir ya que todo lo demás de la venta del piso lo voy a invertir, así que ahora vivimos en el mismo edificio.
- Lo siento Dave, no debí...- veo cómo sus manos se sujetan crispadas en el volante.
- Mejor no digas nada, sólo he vuelto porque me hace falta el dinero, cuando encuentre otro trabajo ya no volveré a molestarte— dice sin apartar la mirada de la carretera.
Voy a disculparme otra vez, cuando veo su cara de pocos amigos y decido callarme. El camino se hace interminable hasta que por fin llegamos y cada uno se va a su apartamento sin decir nada.
Sin ni siquiera quitarme los zapatos me voy directa a la cama y me tiro encima en ella, no estoy bien lo que le he dicho a Dave, aunque lo conozco desde hace poco sé que es verdad que es muy bueno en su trabajo, en los dos meses que lleva en "Tu sueño" es el primero que entra a trabajar y el último que sale, los clientes están muy satisfechos con él además me aconseja y me enseña los entresijos del negocio sin presionarme, a veces pienso que es él dueño y yo la empleada novata en prácticas, y ahora voy y con mi gran bocaza lo insulto. Tengo que hacer algo para pedirle disculpas, ¿Qué puedo hacer? ¿Una botella de vino con una tarjeta pidiéndole perdón? No, no sé sus gustos. ¿Y la tarjeta? Tampoco, nos vemos todos los días parecería un poco artificial y forzado cómo si fuera una formalidad, quiero que de verdad sepa que lo siento de corazón. ¡Ya está! Una comida, la abuela Ceci siempre decía que a un hombre se le conquista por el estómago y aunque éste no es el caso creo que valdrá para que vea que mi disculpa es verdadera.