Se Vende

Lizzy

—No llores Lizzy— la niña se ha abrazado a la pierna de su padre y no se suelta de él— Mel es sólo mi amiga.

— ¿Tu amiga? ¡Mamá dijo al principio lo mismo de Tom y luego se casó con él!—  empieza a sollozar cómo si la estuvieran matando. Dave me mira sin saber que hacer, yo lo miro de igual manera, hasta hace unos minutos no sabía que tenía una hija.

— Soy su jefa— digo intentando tranquilizarla y Lizzy empieza a llorar más fuerte si cabe.

— Tom....era...el...el jefe de mamá— dice entre desgarradores sollozos. Opss ¡No me acordaba!

— Yo ir con mi tarta, semana que viene otra distinta— Chang se va tan pancho.

— ¿Tarta?— Lizzy alza la cara y no veo ni una lágrima en ella, la muy farsante estaba fingiendo— ¿De chocolate?— asiento y se suelta de su padre marchándose corriendo hacia la nevera ¡Vaya con la niña! Es una maleducada.

— ¡Lizzy, ven ahora mismo aquí!— la llama su padre, pero ella lo ignora y abre el frigorífico tan tranquila. Dave al ver que no le hace caso va a por ella y mira de reojo la mesa que tenía preparada para la comida— ¡Lizzy para!— no llega a tiempo y la niña introduce la mano en el pastel y se lo come a dos carrillos cayéndole la crema de chocolate y mantequilla por la barbilla— ¡Lizzy, no!— le aparta la mano llena de dulce cuando va a introducirla otra vez en la tarta— ¡Eso no se hace! ¿Dónde están tus modales?— la mira a los ojos enfadado y ahora Lizzy empieza a llorar de verdad.

— Lo siento papá— dice con un puchero irresistible, su padre la mira medio enfadado y medio apenado por ver a su hija llorar.

— Pídele disculpas a Mel.

— Lo siento, no volveré a hacerlo— me dice con una mirada de odio en la cara, por supuesto sin que su padre la vea.

— No pasa nada, cariño— le acaricio el pelo haciendo cómo que no me he dado cuenta de su mirada y siento bajo mi mano cómo se tensa.

— Un abrazo— se tira sobre mí agarrándose a mi cintura, sorprendida, le devuelvo el abrazo y escucho una sonrisilla malévola a la vez que restriega su sucia boca por mi camiseta preferida. 
Miro a Dave para comprobar si está viendo lo que está haciendo su hija y veo cómo la observa con adoración creyendo que su abrazo es verdadero.

— ¿Vamos a por pizza?— se aparta sonriente después de haberme dejado pringada.

— Lo prometido es deuda— Dave le da la mano y la cara de la niña es de felicidad absoluta— Luego hablamos— me dirije una fría mirada.

 

 

Lo que no dijo Dave fué cuando hablaríamos, estuve esperándolo hasta bastante tarde y no apareció, el Lunes no me esperó para llevarme y traerme del trabajo, cada vez que llamaba para cualquier cosa del trabajo hablaba con Sandy, el resto de la semana igual. Yo he intentado disculparme, si no quiere aceptarlas no voy a insistir más, tampoco ha sido para tanto.

— ¿Le has dicho a Dave si viene mañana para ver los inmuebles que hemos seleccionado?— Sandy es nuestro enlace para comunicarnos.

— Sí y dice que es cosa tuya, que es tu negocio y el sólo un empleado. ¿Qué le has hecho al pobre chico? Pensaba que te caía bien.

— ¿Y a tí no te caía mal?— contrataco.

— Yo no he dicho eso, sólo pienso que oculta algo, de hecho me cae bastante mejor que tú.

— ¿Entonces no vas a venir tu tampoco?

— ¡Ja! Si crees que te vas a librar de mí estás muy equivocada, empezé este negocio a tu lado y seguiré contigo hasta el final.

— ¡Ohhhh!—  intento abrazarla emocionada por sus palabras pero me rechaza estirando sus brazos.

— No me toquetees que ahora voy con Gertru al bingo— creo ver que está conmovida— Ya sabes, tienes el fin de semana para decidirte, a ver si eres capaz— ya estropeó el emotivo momento.

 

 

La primera oficina que es la favorita de Sandy es... ideal, situada en un edificio de empresas es el único inmueble que hay libre ya que es casi imposible conseguir uno en él, la demanda es muy alta, si hemos conseguido una visita es por un conocido de mi secretaria que trabaja en el edificio. El despacho es diáfano, totalmente amueblado y decorado en un estilo minimalista en blanco y negro, con sólo unos pequeños retoques podríamos empezar a trabajar enseguida.

— ¡Uuyy!— con un pequeño grito y dando saltitos Sandy se coloca detrás del mostrador del recibidor, tocando su superficie de mármol cómo si nunca hubiera visto algo así— ¿Lo ves? Te dije que es el lugar perfecto— es la primera vez que la veo sonreír de esa manera, es un poema verla en un sitio tan exquisito con un mono de licra de leopardo, tacones de aguja rojos y maquillada exageradamente. La agente inmobiliaria la mira con una expresión desagradable que intenta disimular cuando se da cuenta que la he visto.

— Su madre es muy efusiva— dice con una sonrisa forzada.

— No es mi madre, es mi secretaria— me estremezco al pensar en Sandy cómo mi madre.

— Ah— parece aliviada— ¿Puedo enseñarle el cuarto de descanso? Está completamente equipado, una cocina, baño de empleados, sofá...— dejamos a Sandy en su adorado recibidor y vamos al cuarto, al entrar, Rebeca cierra con cuidado la puerta— No quería que su secretaria nos escuchara— dice misteriosa— ¿Ella estará en esta delegación?

— ¿Por?— algo me dice que Sandy no le ha caído muy bien.

— No quiero que me malentienda, ella no encajaría en este lugar, seguro que es muy eficiente en su trabajo pero en este edificio se requieren unas normas que creo que ella no...

— ¿Estás diciendo que para que me alquiléis el local Sandy no podría trabajar aquí?

— Dices que ella es la responsable de la otra oficina, no tendría que venir por aquí— baja la voz— sólo tendrás que evitar que aparezca por aquí, si me aseguras que no pondrá un pie en este edificio nuestra empresa aceptará el alquiler durante un año, si no, por el derecho de admisión que figuran en los estatutos lo sentiré mucho pero no aceptaremos su solicitud.

Me quedo de piedra al ecucharla, sé que es una zona exclusiva ¿Pero rechazar a alguien por su forma de vestir sin conocerla? Sandy será conmigo una arpía pero trata a nuestros clientes cómo a una familia, se desvive por agradarles, y me gusta, me gusta mucho lo que hace por ellos ¿Y ahora una niña pija me va a decir lo que tengo que hacer con mi negocio y Sandy?




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