Se Vende

Ligón de playa

La comida resulta un poco tensa después de dejarnos claro que no estamos interesados sexualmente el uno por el otro, a Dave parece que no le ha hecho mucha gracia que le diga que no es mi tipo de hombre y yo... si antes tenía ganas de matarlo ahora lo remataría ¿A qué hombre se le ocurriría decirle a una mujer que no le atrae? Será imbécil, menos mal que la comida estaba deliciosa.

— ¿Todo bien?— ya ha recuperado el habla, hubiera preferido que siguiera callado.

— Si, ¿Por qué preguntas?— hago cómo que no entendiera a que se refiere.

— Creo que no he sabido explicarme bien— ¡Qué pesadito! Otra vez con lo mismo— Sólo quería que supieras...

— Lo entiendo— tomo su mano que reposa sobre la mesa— amigos, es lo que somos y lo que seguiremos siendo— le ofrezco una de mis mejores sonrisas falsas, espero que me haya quedado bien. Por su cara no parece muy convencido ¿Será engreído? ¿Qué se cree que todas las féminas tienen que caer rendidas ante él? Está bueno, pero cómo él está el mundo lleno.

— Lo primero que deberías hacer es cambiar las cerraduras— me aconseja mientras paseamos hacia mi futuro hogar— sabe Dios quién tendrá llaves.

— Es lo primero que voy a hacer en cuánto firmemos— ¿Se cree que soy tonta? Es lo que siempre recomiendo a mis clientes.

— ¿Por cierto quién estará al mando de esta oficina?— parece que quiere ser él. ¿Por qué? ¿No tiene bastante con su empresa?

Mi primera elección por supuesto era Sandy, ella la llevaría junto conmigo y otro agente, Dave se haría cargo de la otra con un ayudante, ¡Lo iba a ascender al muy hijo de...! Deposité mi confianza en él para que llevara "Tu sueño". Y ahora... no puedo fiarme de él, no sé qué pretende, tengo que tenerlo vigilado y la mejor forma es que esté cerca de mí.

— Todavía no lo sé— voy a dejarlo con las ganas de saberlo, que se coma el coco mientras.

— Conozco la zona bastante bien incluso tengo algunos conocidos por el lugar— deja caer— y está muy cerca del colegio de Lizzy— toma ya, ha sacado la artillería pesada— podría pasar más tiempo con ella.

— ¿Y en qué colegio está?— le devuelvo la pelota a su tejado.

— A unos pocos minutos— sabía que no me lo iba a decir, me está mintiendo.

— ¡Qué bien! Decida lo que decida tendrás que venir por aquí a menudo y así podrás recogerla, me alegro de que puedas ver más a Lizzy— sin querer pone cara de fastidio al no conseguir una respuesta clara.

Al entrar en el local noto en mi interior otra vez la sensación de que algo me une a este lugar, una gran paz me inunda y siento que soy capaz de lograr todo lo que me proponga, es cómo si la casa me diera fuerzas para seguir.

— Empecemos por ésta— saco un metro del bolso para medir el que va a ser mi despacho.

— ¿La vas a decorar tú?— no sé por qué se asombra, ¿Por qué no voy a decorarla?

— Sí, ¿Por?— contesto un poco borde, que él haya tenido una vida acomodada no quiere decir que todo el mundo la haya tenido. Nico y yo hacíamos todos los arreglos del piso destartalado que alquilamos al llegar a la ciudad, era un cuchitril al que acabamos adecentando hasta quedar habitable. Sonrío al recordar lo que me quejaba y las excusas que ponía para no ayudar, pronto los recuerdos desagradables empiezan a asomar y me voy a tomar medidas, hoy es un día muy importante, no voy a dejar que los malos recuerdos me lo impidan— ¿Me ayudas o te vas a quedar ahí parado cómo un pasmarote?

Pronto apunto en la libreta las medidas calculando la pintura que voy a necesitar, luego hago lo mismo con las demás estancias terminando de medir la parte de abajo en poco tiempo bajo la atenta mirada de Dave.

— ¿De verdad vas a pintar sola tú esto?— ¡No te jodas! Estoy aquí jugando a las casitas.

— Había pensado que podrías ayudarme, si puedes, claro— lo miro con ojos suplicantes, después de lo que me está haciendo que me ayude por lo menos.

— No me importaría echarte una mano, pero entre el trabajo, los arreglos con el señor Chang y Lizzy no tengo mucho tiempo— parece que pintar no le va mucho— ¿Por qué no contratas a alguien? Puedes pagarlo, ¿Además de dónde vas a sacar tiempo?

— ¡Esto se pinta en nada!— lo digo en serio, las paredes sólo necesitan un repaso, no tienen ni boquetes ni imperfecciones— Con los nuevos empleados que vamos a contratar, contigo y Sandy tendré más tiempo libre, no le hecho más de dos semanas en pintar, poner los muebles y las cortinas— quizás algún tiempo más pero puedo permitirme el lujo de hacerlo ahora que estoy un poco más desahogada con el dinero.

— Si te soy sincero veo mucho trabajo para una sóla persona— está claro que no me ve capaz de hacerlo.

— Quizás busque a alguien que me ayude, pero quiero hacerlo yo, es mi hogar y quiero que sea una extensión de lo que soy y de lo que siento— Dave me mira fijamente valorando lo que he dicho.

— Te ayudaré— ¡Menos mal! Entre dos será más fácil— no te cobraré mucho ya que somos amigos— ¿Quéeeeeee? ¿Será rácano el tío? ¡Con el dineral que tiene y me va a cobrar! ¡La galantería ha muerto en estos tiempos! pienso indignada.

— Trato hecho— extiendo la mano para sellar el trato y un calambre me recorre el brazo, a Dave le pasa lo mismo, lo sé porque hasta da un paso para atrás y todo.

— ¿Has sentido eso?— mira su mano y a mí estupefacto.

— La expresión saltan chispas debe referirse a esto— sacudo la mano y miro la cara descompuesta de Dave— ¡Es una broma! ¡Qué poco sentido del humor tienes! Es sólo electricidad estática— me río de él— vayamos al apartamento quiero verlo otra vez.

— Mejor voy a por unos cafés, si no no creo que pueda aguantar tu ritmo— Dave parece cansado y preocupado, espero que haya pasado tan mala noche cómo yo, por su culpa casi no puedo mantenerme en pie del sueño que tengo.

— Te espero arriba— salimos los dos juntos al exterior.

 

 

Los colores anaranjados del atardecer es lo primero que veo al entrar, me quedo embelesada admirando las diferentes tonalidades fundiéndose con las del mar creando un hermoso espectáculo. Me acerco al ventanal y me doy cuenta de que son puertas que dan a una terraza, giro el picaporte y entro en ella, la brisa nocturno acaricia mi piel erizándola pero no me importa en absoluto, me apoyo en la barandilla a observar el paisaje, las palmeras se mecen por el viento que trae los sonidos de la música de un espectáculo cercano, el olor a Jazmín que emanan las plantas trepadoras de la terraza embriaga mis sentidos, suspiro de placer al inspirar su delicioso olor.




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