Se Vende

El trato

— ¡Hijo de...!— Dave me coge en volandas para sacarme del apartamento antes de que le saque los ojos a ese vividor.

— Mel, así no podrás arreglar las cosas— intenta convencerme mientras intento soltarme de él.

— Eso, llévate y calma a la fiera— se besa con las dos chicas a la vez.

— ¡Agghh!— Jules saca lo peorcito de mí, intento zafarme pero los fuertes músculos de Dave me lo impiden.

— ¡Y dad gracias que no os demande por lesiones!— grita cuando deja de meterle la lengua hasta la garganta a esas dos.

— Mel, para— me ordena Dave— la dueña de la casa es Grace— estoy tan ofuscada que tiene que repetírmelo varias veces hasta que logro entender lo que me quiere decir.

— Suéltame— le digo más calmada.

— Adiós amorcito— Jules me lanza un beso y cierra la puerta.

— ¡Ayyy!— Me lanzo para aporrear la puerta pegándome de bruces contra ella, Dave me ha soltado.

— ¿Te has vuelto loca?— me mira furioso mientras bajamos las escaleras— ¡Podría habernos denunciado por allanamiento de morada, agresión y vete a saber con qué más!

— Él, él..

— ¡Le has hecho una brecha en la frente! ¡Y te has puesto a gritarle cómo una desquiciada! ¡Joder, Mel! ¿Quieres empeorar las cosas? Grace se alejó de su familia y de todos sus amigos por él, tiene mucha influencia sobre ella, enfrentarte a él no es lo mejor.

— Ella quiere venderla, lo dijo— me estoy empezando a dar cuenta de que me he pasado un poco o mucho.

— Está despechada, durante su matrimonio se han separado y vuelto decenas de veces, espero por tu bien que esta vez sea la definitiva.

 

 

No sé qué puñetas me ha pasado con Jules pienso en el coche de camino a los apartamentos del señor Chang, yo no soy así, soy bastante pacífica, pero ese presuntuoso de ojos verdes es...es... sólo de pensar en su cuerpo pegado al mío y sus labios en mi cuello hace que me suban unos calores que pongo el aire climatizado del coche a tope. 
Dave, ese es otro cantar, parece que esté preocupado por mí, pero no puedo saber si es verdad o parte de su plan, la cabeza me va a estallar entre la falta de sueño y los problemas que me siguen por dónde piso, me recuesto en el asiento cerrando los ojos al aumentar la migraña las luces de los coches.

—Descansa Mel— siento cómo Dave acaricia mi mejilla con cariño, entreabro un poco los ojos y lo veo observándome con una cara indescifrable, debo de haberme quedado dormida en el coche y él me ha subido al piso pues estoy en mi cama. Tengo que llamar a Grace, tengo que llamarla, pienso mientras me vuelvo a dormir.

— ¡Mel, despierta! ¡Grace nos espera!

— ¿Qué?— me despierto desorientada al escuchar los gritos de Dave— ¿Otra vez tú? ¿Tienes complejo de despertador o qué?— ¿Este tío quien se cree que es para entrar en mi casa cuando le de la gana?

— Sandy lleva llamándote desde hace media hora, Grace quiere vernos en dos horas para hablar con nosotros— sale de la habitación— Si no olvidaras de poner la voz al móvil y el despertador no tendría que venir a despertarte, no soy tu sirviente. Ahora me marcho a trabajar, había quedado con unos clientes y por tu culpa voy a llevar tarde— escucho su voz amortiguada mientras me levanto todavía adormilada.

— ¿Nos espera a los dos?— salgo a prepararme un café bien cargado para empezar a funcionar.

— Después de tu numerito de ayer no pienso dejarte sola— toma su paraguas— nos veremos allí— se marcha enojado.

 

 

Mi ánimo está como el día, negro,  los nubarrones en el cielo presagian un día lluvioso a juego conmigo, casi no puedo aguantar las lágrimas al pensar en la llamada de doña perfecta, ¿La habrá convencido Jules de que no venda la casa? Desde el taxi que me lleva a la oficina de Grace veo a la lejos entre los edificios un arcoiris difuminado, sonrío tristemente y pido un deseo cómo Nico me hacía pedir cuando veíamos uno, siempre sale el sol después de la lluvia dándonos un regalo de colores me decía. Lo miro hasta que se desvanece, la esperanza florece en mi otra vez, no tengo motivos reales para preocuparme, si no hubiera querido vender me lo habría dicho sin cortarse un pelo. Ahora la intriga es más fuerte que mi desánimo deseando llegar ya a mi destino.

— La señora Briand la espera, acompáñeme, por favor— una elegante joven me lleva hasta el despacho.

Lo primero que me encuentro es a Grace discutiendo con Jules, Dave incómodo no sabe a dónde mirar y otro hombre que supongo que es el abogado los observa cómo si fuera lo más normal del mundo que se digan todas las barbaridades que se están diciendo la todavía pareja.

— ¡Ejem!— digo para hacerme notar, la secretaria cuando ha visto el panorama se ha ido con disimulo.

— Lo siento de verdad Mel— se dirige Grace a mí muy alterada— no he conseguido que ceda, quiere la casa para él.

— Cariño, eso no es cierto— me mira de arriba a abajo de una forma que me hace sonrojar— son unas pequeñas condiciones y te saldrás con la tuya, no volverás a verme— Me alegro de que doña perfecta se haya dado cuenta de cómo es el tipo, más vale tarde que nunca.

— Ella no aceptará tus condiciones— salta furioso Dave.

— ¿Alguien me puede decir de qué estáis hablando?

— No hay nada que hablar, nos vamos— se levanta Dave.

— Ella es la que tiene que decidir— Jules me indica con el dedo índice que me vaya hacia él y tengo que morderme la lengua para no mandarlo a la mierda, me estoy jugando mucho como me dijo Dave— Hablemos civilizadamente— me indica que me siente.

— Mel— Dave me agarra por el hombro, ¿Qué es lo que me quiere proponer Jules que lo pone tan nervioso.

— Déjame escucharlo— la intriga me corroe— Dime— le aliento.

— No voy a dar el consentimiento para vender la casa a menos que...— se para para dar más intriga— compartas la casa conmigo durante cuatro meses.

Lo miro asimilando lo que me ha dicho y no puedo aguantar la risa.




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