Se Vende

El beso del caos

— ¿Qué haces aquí?— Dave está enfadado, muy enfadado, parece que no le hace gracia ver a su madre allí.

— ¿Y tú, qué haces aquí? Me dijiste que no podías venir a verme porque tenías que ayudar a Lizzy a preparar unos exámenes ¡Y aquí estás, besuqueándote con esa!— hace un gesto de desprecio con la mano.

— ¿Mel, por qué no vas a atender a los invitados?— dice sin mirarme.

— ¿No me la presentas?— la señora parece dolida.

— No— ¡Hala! ¿Qué debe haber pasado entre ellos para que Dave la trate así?

— En otra ocasión— digo mientras tomo los tacones, agradeciendo interiormente a Dave no tener que conocerla, ella fué una de las culpables por la que su padre no reconoció a Nico. ¿Pero en que estaba pensando cuando le he correspondido el beso? Debí rechazarlo, por mucho que me ha gustado, él es el enemigo.

Con los zapatos ya puestos salgo deprisa esquivando a la gente hasta el callejón al que da a la zona de descanso, me apoyo en la pared y con sigilo asomo la cabeza por la ventana.

— No me castigues sin ver a Lizzy, tú y ella sois lo único que me queda— la mujer está al borde del llanto.

— Sabes que cuando puedo la llevo a verte, pero no voy fingir que será cómo antes.

— Lo siento, Dave— acaricia su brazo pero él se aparta.

— ¿Cómo pudiste...?

— Hola otra vez, bombón— Jules aparece de entre la oscuridad.

— ¡Shhh! Cállate— lo agarro del brazo y lo coloco al lado mía.

— ¿Espiando?— me dice al oído, pegándose a mi cuerpo— Me gustan las chicas malas— le doy un codazo cómo respuesta.

—¡No tienes idea de como me sentí al descubrirlo!—Dave se lleva una mano a la frente.

— Hice lo que creí correcto, no sabía que...

— ¡Basta! No hay ninguna excusa para disculpar lo que hiciste— se instala un incómodo silencio entre los dos.

¡Joder! Por culpa de Jules no he podido enterarme de lo que ha ocurrido entre ellos. Pego un respingo al sentir los labios de él en mi cuello y sus manos en mi cintura.

— ¿Pero qué haces imbécil?— elevo la voz sin querer.

— ¿Mel?— ¡Maldito, Jules! Me van a descubrir, Dave viene hacia nosotros.

— Suelta— digo susurrando a Jules que tira de mí, miro a un lado y a otro buscando dónde esconderme, de repente me toma en brazos, salta el parterre de flores que bordea el edificio y me tira a tierra sin miramientos colocándose el caradura encima mía con una gran sonrisa, el sinvergüenza está disfrutando.

— ¿Mel?— escuchamos cómo se abre la puerta y los pasos de Dave junto su madre— No hay nadie— mira por el callejón— me pareció oírla.

— Se te nota que es alguien especial para tí.

— Estás equivocada, ella no es nada para mí— las piedras del jardín se me clavan en la espalda al igual que sus palabras—¿Ahora también me te vas a meter en mi vida amorosa?

— Sólo quiero que seas feliz, la chica parece agradable— siento la risilla de Jules en mi hombro, me pienso seriamente en darle un rodillazo en sus partes, no lo hago para que no nos descubran. ¿Cómo iba a explicar estar aquí con Jules encima?

— ¡Abu!— Lizzy corre hacia su abuela y la abraza.

— ¡Cuánto te he echado de menos cariño!— besa la coronilla de la niña con delicadeza mientras la abraza.

— Abu— Lizzy se suelta y toma de la mano a su abuela— ven conmigo— tira de ella con energía— quiero enseñarte lo que Sandy y yo hemos preparado, Grace me ha enseñado a hacer galletas, papá y yo hemos escogido los peluches de la tómbola, ¡Y hay unicornios!— le cuenta sin apenas respirar emocionada mientras pasan por nuestro lado.

— Creo que ya se han ido— intento quitarme de encima a Jules.

— Un ratito más para asegurarnos— no se mueve ni un milímetro.

— Jules, venga.

— Tranquilízate Grace— escuchamos la voz de Bob cerca de nosotros por lo que tenemos que continuar en donde estamos.

— ¡Es que me quema la sangre! Seguro que ha venido para molestarme. ¿Qué más quiere de mí?

— Ignóralo— dice calmadamente el doctor.

— Lo intento pero no lo consigo, es...— de pronto el silencio y, ¿Gemidos? ¿Estoy escuchando gemidos? Jules retira unas ramas y vemos a los dos besándose apasionadamente.

— No— se separa Grace de Bob— yo... Tú... No puedo— sale corriendo con Bob detrás de ella, ¡Menos mal que no quería nada con él, si llega a querer, lo devora en el callejón!

— Me alegro por ella, Bob es un buen hombre, será feliz con él— Jules me tiende la mano para ayudarme a levantar.

— Muchísimo mejor que tú— rechazo su mano y me incorporo sola.

— ¡Y yo que pensaba que te gustaba!— sonríe.

— Sí, cómo un dolor de muelas— sacudo la tierra y las hojas.

— ¿No me vas a contar que hacías espiando a Dave?

— Primero no estaba espiando a Dave, fui a consultarle una cosa y no quería interrumpirlos— Jules suelta una carcajada— y segundo, si hubiera algo que contar tú serías a la última persona a quien se lo diría.

— Pues sé dar muy buenos consejos.

— Pues guardátelos para quién los quiera— entro a la casa seguida de él.

— ¿Te ha gustado el regalo?— ve el envoltorio roto.

— No he tenido tiempo, ¿No tienes que hacer algo por ahí?

— Te perdono porque entiendo que no haya sido muy agradable escuchar que el tipo que te gusta no sienta nada por tí— recalca nada.

— ¡A mí no me gusta Dave!— ¡Aghhhh! Me pone de los nervios.

— Mejor para mí, entonces no habrá problema de que compartas tu regalo conmigo— se apoya en la encimera acercándome el misterioso paquete— me gustaría que estuviéramos tranquilos, sin prisas— ¿Pero qué me habrá comprado? Abro la caja con miedo de lo que voy a encontrar.

— ¿Cómo se te ha ocurrido?— miro sorprendida los ocho paquetes de café de los mejores cafetales del mundo.

— Te he estado investigando— me quedo boquiabierta— Quise mi cafetera de diseño en el reparto de bienes y Grace me dijo que te la había regalado— rectifica después de ver mi expresión.

— Gracias— le digo con reticencia.




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