¿Qué es ese pitido molesto? Intento abrir los ojos desorientada aún por el calmante, intento despejarme, lentamente voy recordando lo sucedido ayer y reconociendo el origen del ruido, mi despertador. Con cuidado me vuelvo en la cama sorprendiéndome que sólo sienta un poco de molestia en la espalda y la pierna, después de varios intentos apago el despertador. ¿Dónde estará Dave? No recuerdo nada después de llevarme a la cama en sus brazos, me dormí instantáneamente en ellos. Más espabilada veo una nota en la mesita de noche.
— Ahí tienes los medicamentos que te tienes que tomar y las instrucciones de Charles.
Miro y los veo junto con una botella de agua, me siento en la cama desilusionada conmigo misma, soy patética, al verlo esperándome pensé que... es que soy idiota, sólo porque se haya comportado como una persona amable no quiere decir que las cosas entre los dos vaya a variar.
— ¿Qué hace aquí?— el señor Adams me recibe tan amable como siempre.
— Vengo a trabajar— necesito pagar cuánto antes a Dave y distanciarme de él.
— No puede en su estado— Dave debe haberle informado— Si no le importa—se levanta de la silla rápidamente y abre la puerta para que me vaya— tengo trabajo que hacer.
— Si puedo— me quedo parada—desde luego que no repartiendo publicidad, pero si atender a los clientes desde la oficina o lo que usted me ordene.
— Le ordeno que se marche a su casa y vuelva cuando esté curada— hace un gesto con la mano para que me vaya.
— Una señora pregunta por Mel— Monique mira apurada al jefe.
— Dile que no puede atenderla en estos momentos, estará de baja unos días— ver mirarla de la misma manera que a mí me consuela un poco, no soy la única que le cae mal por aquí.
— Es que se lo he dicho e insiste— la chica se ve nerviosa.
— Tu trabajo es convencerla de que tú u otro de nuestros empleados puede atenderla igual o mejor que ella— una mirada intimidadora intenta callarme.
— Puedo atenderla ya que estoy aquí— va a necesitar más que una mirada para que me calle.
— No— dice cortante— Monique, vuelve con tu cliente— le falta tiempo para marcharse.
— Señor Adams, puedo hacerlo, me encuentro bien para trabajar.
— ¿De verdad cree que a mí me importa si usted está bien o no?— vaya tío más borde— sólo cumplo instrucciones de Dave. Ahora mismo quiero verla fuera de aquí, ya he perdido bastante tiempo— cabreada por su intransigencia le sonrío falsamente y cierro la puerta.
No pasan unos segundos cuando la puerta se abre saliendo de la oficina.
— Mejor la acompaño a su vehículo— me ha leído el pensamiento, iba a ir directamente al despacho de Monique.
— Gracias, no hace falta, ya ha perdido bastante tiempo conmigo— repito sus palabras.
— Si pudiera fiarme de usted no tendría que perderlo— me acompaña hasta la salida.
— ¿Mel Roswod?— una mujer entrada en años de piel tostada por el sol y el pelo rubio casi blanco, vestida de motera con un casco debajo del brazo sale de la oficina de Monique.
— Sí, esa soy yo— esquivo al señor Adams antes de que diga algo y estrecho mi mano a la desconocida.
— Bob te ha descrito perfectamente— por eso me ha reconocido— Su compañera me ha dicho que estaba enferma— la mirada que le lanza a Monique corta más que un cuchillo.
— Así es, un pequeño problema— uno que está reclamando su medicación, otra vez me duele más fuerte.
— La espalda— la miro interrogante— tu posición, la cojera— sonríe— yo también he sufrido ataques de ciática. Debes de descansar hasta ponerte bien sino el dolor te durará meses, también lo sé por experiencia— sus ojos azules sonríen al igual que toda ella.
— Es lo que le estaba diciendo— se deshace en amabilidad el señor Adams— Si no le importa yo mismo le ayudaré en lo que desee, Señora Kheen.
— Esperaré que Mel se recupere. ¿No te importa que te tutee?
— No por supuesto...
— Cinthia, puedes llamarme así. Toma— me da una tarjeta que saca del bolsillo del pecho de su cazadora negra— En cuánto te recuperes llámame— se marcha poniéndose unas gafas de sol negras también.
— ¿Por qué no me dijiste quién era tu cliente?— Monique pega un salto asustada por el tono de voz de él.
— Señor, usted no me dejó hablar.
— ¿Sabéis quién es?— las dos negamos con la cabeza— Es una de las mejores diseñadoras navales del mundo, sus barcos están totalmente construidos a mano con los diseños más innovadores, con el Wild Heart ganó la Copa América de vela de hace dos años y éste vuelve a participar con un nuevo barco Last chance— sus ojos color miel brillan de emoción.
Bonitos ojos por cierto, ahora que no está tan tenso con el ceño perpetuamente fruncido me fijo de que es bastante atractivo, si se quitara ese pelo engominado con la raya al lado.. Mel, ya, es un auténtico imbécil, mi nivel de exigencia con los hombres cada vez es más bajo.
— Señorita Roswod, yo mismo atenderé a Cinthia, vuelva cuando tenga el alta de su médico— me da la espalda— Monique, ¿Qué es lo que quería exactamente?— escucho decirle mientras me marcho.
Estoy aburrida, muy aburrida sin hacer nada, el dolor casi ha desaparecido y la pierna ya me hace caso, cambio de canal una vez más apretando uno de los botones como si fuera el ojo de mi jefe, he ido esta mañana a trabajar y otra vez me ha echado, sonrío malévolamente, el perfecto señor Adams no ha conseguido convencer a Cinthia para que sea su asesor, ella obtuvo mi teléfono y las dos hemos quedado la semana que viene hasta que me recupere, diez días llevo sin trabajar.
— ¡Ay, que susto!— pego un respingo en el sofá al escuchar el timbre, no espero a nadie, vuelven a llamar varias veces y ya sé quién es, Grace.
— ¿Por qué no me has dicho lo que te pasaba? He ido a verte a la oficina y Kyle me ha dicho que estabas enferma— pone sus brazos en jarras.
— Estás muy ocupada con tu trabajo, es sólo un tirón, ya estoy bien.