Seamos como la luna y el sol

Capítulo 1

—Ya, comienza a hablar— repetí irritada por décima vez— porque no hablas, lo que tienes que decir es fácil— en serio mi paciencia estaba al borde, ya no quería seguir aquí, deseaba coger mi bolso e irme y dejar todo tirado, en serio no me iba a importar no presentar el proyecto.

—Mmmmmmmmmm y ¿Qué tengo que decir? – Lo dijo en un tono despreocupado y viéndose las manos como si esto no le importara. Si él no se callaba en los próximos 5 minutos, me iba a abalanzar a él y lo iba a matar, cuanto le gustaba fastidiarme.

— ¿Hablas en serio? Te lo eh estado repitiendo toda la tarde Nicolás, sabes que, terminamos por hoy— mientras decía eso, me dispuse a recoger mis cosas, ya no lo podía aguantarlo más— nos vemos, no sé ¿Nunca? Ya no me interesa si repruebo el año por no presentar esto, Adiós.

Dicho esto, salí furiosa de su casa, a él lo único que le interesaba era ver, cuanto yo me demoraba en enojarme, en serio no había otro chico más detestable que él. Su ironía y su terquedad le quitaba todo lo lindo que era por fuera.

Ajá admitiste que es lindo, mejor vuelve allí y deja de hacer dramas.

Cállate, ahora no estoy para tus juegos, ya me cansé, en serio, dos días trabajando con él y ya eran los suficientes para saber que él y yo no podemos trabajar juntos. Y pues sí, era lindo, alto, cuando rara vez sonreía, no me interesaba quedarme viendo como se le hacían los hoyuelos, su sonrisa era hipnotizante, él es digno de una revista de Badboy... Ahg porque pienso eso, si es el tipo más insoportable que existe.

—Vamos Tyra, no te pongas así— oí como me hablaba de lejos, pero estaba demasiado concentrada en buscar un taxi e irme a mi casa.

—Jódete Nicolás— Escuche como corría, pero no le di importancia, justo venía un taxi, por fin podría irme a mi cuarto a leer, prefería mil veces quedarme todo lo que resta de la tarde leyendo, que estarlo aguantando a él, el taxi se detuvo frente a mí y cuando me dispuse a subir, sentí como me agarraban de la mano, por su puesto era él, ¿Qué no se cansaba de fastidiarme?

Querida sabes muy bien la respuesta

—vamos Tyra, discúlpame sí— dicho esto puso la cara más tierna que alguien pudiera poner, parecía esos cachorritos cuando sus dueños los dejaban botados y ellos se quedaban viendo como se iban sin ellos. Pero no me iba a convencer, estaba de malhumor y ni eso podía cambiarlo.

—Eres un idiota, y no, suficiente tuve por hoy, si quieres nos vemos la próxima semana, pero hoy ya no— me zafe de su agarre, me subí al taxi y ni siquiera mire si ya se había ido o no— Me lleva por favor a Scottsdale.

Estos iban a ser los tres meses más largos de mi vida...

Paciencia querida paciencia.

Sí, paciencia era lo que más necesitaba.

 




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