Secret between us

t r e s

Kiara Coleman POV.

Me gustaría decir que estoy emocionada por esta visita, o por esta cena familiar, pero me siento incomoda y asustada.

La mano del tío Erick sobre mi muslo es en lo único que puedo pensar, tengo miedo de que suba cada vez y no pueda decir nada, tengo miedo de quedarme paralizada y no poder hablar, no poder gritar.

Mi padre carraspea llamando mi atención, le doy una última mirada a su mano a la mitad de mi muslo antes de tragar y voltear a ver a mi padre, se ve bastante feliz de tener a su hermano en casa, no quiero arruinarle su felicidad, no quiero crear un problema, no quería que perdiera su trabajo de nuevo.

— ¿Cómo te fue en clase de inglés? — Papá preguntó mientras comía un poco de su paella con emoción.

—Oh, bien — Lamí mis labios mientras jugaba con el tenedor — Me sirvió mucho, Nicholas me ayudó mucho con mis dudas.

—Yo puedo ayudarte si gustas — Subió su mano un poco más haciéndome tragar grueso —Soy bastante bueno, estudié en Australia dos años.

— ¡No! — Hablé rápidamente recibiendo miradas de confusión — Quiero decir, No, estoy bien con Nicholas, muchas gracias tío pero prefiero aprender con él.

—Claro, sin problema — Sonrió mientras subía más la mano — Respuesta incorrecta — Susurró lo suficientemente bajo para que solo yo escuchara mientras terminaba de subir su mano quedando a unos cuantos milímetros de mi zona íntima.

—Voy al baño — Me levanté de golpe y salí corriendo al baño de visitas.

Cerré la puerta tratando de controlar mi respiración y mis lágrimas, recargué mis manos en el lavabo tratando de calmarme, sus palabras seguían repitiéndose en mi cabeza una y otra vez.

Me miré al espejo tratando de regresar mi sonrisa, suspiré abriendo la puerta del baño para salir pero me empujaron volviendo a meterme dentro del baño, el tío Erick entró después de mi cerrando la puerta con seguro.

—Estoy ayudando bastante a tu padre — Se acercó a mí — Deberías de agradecerme que no estar durmiendo en la puta calle, gracias a mi tu padre puede hacer esa estúpida paella, no vuelvas a hablarme de esa manera, ¿Entendiste?

—Yo... lo siento — Retrocedí hasta que choque con la pared detrás de mí.

— ¿No crees que merezco un beso de agradecimiento? —Me jaló de la cintura pegando su cuerpo con el mío.

—No creo que — Me interrumpió poniendo su dedo índice en mis labios.

—Shh — Traté de empujarlo pero tomó mis muñecas poniéndolas sobre mi cabeza — Buena chica... es nuestro secreto, ¿Recuerdas?— Asentí mordiendo mis labios mientras sentía mis mejillas mojadas por las lágrimas — Si abres esta boca tan linda que tienes — Pasó su dedo pulgar por mis labios — Tus padres se quedarán sin trabajo de nuevo, no me tientes, sabes de lo que soy capaz.

—Está bien — Dije en un hilo de voz tratando de evitar su mirada a toda costa.

—Quiero que vuelvas a la cocina como si nada hubiera pasado — Se alejó de mi — Nos vemos en la noche, sobrina — Tomó mi mentón elevándolo obligándome a míralo, dio un beso lento cerca de mis labios y se fue.

La rabia y la impotencia reinaban en mi cuerpo, tenía ganas de golpear el espejo y apuñalarlo con los trozos que se rompieran, lo odiaba, lo odiaba tanto que quería que muriera, quería matarlo yo misma con mis propias manos.

Tranquila...

Salí del baño hecha furia y lágrimas corriendo a mi habitación, golpeé la pared lo más fuerte que pude, mis nudillos sangraron pero no me importó, me calmé un poco, limpié la sangre que había salido de ellos, me maquille un poco y bajé de nuevo a la cocina.

— ¿Por qué tardaste tanto? — Mamá preguntó — Ya iba a buscarte, escuché un ruido extraño.

—Me entró una llamada — Fingí una sonrisa — Hanna quería que durmiera con ella hoy, ya sabes, pijamada de mejores amigas.

—De ninguna manera — Negó con la cabeza y bajé la cabeza con una sonrisa desilusionada — Tenemos visitas, no puedas dejarlas así como así.

—Lo sé — Mordí mi lengua — Por eso le dije que no podía, son mas importante las visitas.

—Come algo, por Dios, solo has jugado con tu comida, ¿Estás bien? — La preocupación en los ojos de mamá solo me llenaba de ganas de correr a abrazarla, contarle todo y llorar hasta que me cansara.

—Sí, estoy bien — Sonreí comiendo un poco — Estoy cansada, es todo.

—Me imagino — Papá me dio una media sonrisa.

—Si no fuera mi último año me daría de baja, estoy harto de la escuela — Ryan habló con la boca llena recibiendo miradas de disgusto — ¿Qué? Solo digo.

—Erick — Mamá le dio una mirada amenazadora a Ryan — ¿Cómo te va en tus empresas?

—Bastante bien, cada día tenemos más ganancias — Alardeó tomando de su copa de vino.

—Me alegro tanto — Papá lo miró con admiración — Papá estaría muy orgulloso de ti y de todo lo que has logrado.

—No fue fácil — Dejó su vino en la mesa — Pero valió la pena todo el esfuerzo, ahora tengo dos empresas bastante exitosas, dos despachos de abogados con los mejores del país y un centro médico.

—Sigo sin entender como conseguiste todo eso — Ryan lo miró achicando los ojos — Suena bastante... sospechoso — Ladeó la cabeza bajando un segundo la mirada pero volvió a míralo con detención.

—Ryan — Regañó mamá — Lo siento Erick, ya sabes como es.

—No hay problema — Rio limpiándose con su servilleta — Estoy limpio, si es a lo que te refieres — Bromeó — Simplemente soy bueno en los negocios, se aprovechar las oportunidades, y sobre todo, sé cómo moverme entre la gente, mi lista de contactos es bastante grande.

—De todas formas suena sospechoso — Ryan de encogió de hombros — Es demasiado en poco tiempo.

—Lo sé, pero he trabajado bastantes años —Fue su turno de ladear su cabeza observando cada movimiento de mi hermano gemelo.

Estaba molesto, podía sentirlo molesto, sus hombros estaban tensos y su mano apretaba fuertemente mi muslo, estaba segura de que me dejaría marca.




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