Al separarnos del beso, lo miré fijamente, mi respiración entrecortada, como si el mundo hubiera detenido su curso por un segundo. Mi mente estaba completamente en blanco, pero mi corazón latía con fuerza, descontrolado. No podía procesar lo que acababa de suceder. Mis sentimientos se habían entrelazado de una manera tan compleja que ya no sabía dónde empezaban y dónde terminaban. Todo era confusión.
"¿Qué estoy haciendo?" murmuró mi mente en un susurro angustiado. "¿Por qué besé a Lucas de esa manera?"
Era un lío. El beso con Suk, tan inesperado, tan lleno de una pasión cruda, aún se sentía en mis labios. Aquel momento en la playa me había hecho sentir viva, como si todo lo que había experimentado en mi vida hasta ese entonces fuera opacado por la intensidad de ese instante. Suk me hacía sentir como si estuviera viviendo en un torbellino de emociones. Había algo en él que me retaba, algo que me atraía con una fuerza que no podía negar, aunque nuestra historia estuviera llena de complicaciones y malentendidos desde la escuela. Él tenía ese ego tan alto, esa necesidad de ser el centro de atención, de ser el único que importara. A veces me hacía sentir pequeña, pero otras, me hacía sentir única, como si fuera la única persona que realmente importara para él en ese momento.
Y luego estaba Lucas, tan diferente. Lucas me hacía sentir en paz, me daba una seguridad que jamás había conocido. Sus gestos, su forma de mirarme, la manera en que me entendía sin necesidad de palabras. Con él todo era más simple, más genuino. Su amor era como una corriente tranquila, pero profunda, algo sereno que no me pedía nada a cambio, algo que quería proteger. Con Lucas sentía que era parte de algo real, algo que no se basaba en juegos ni en máscaras.
"¿Por qué tengo que elegir? ¿Por qué tiene que ser tan difícil?" pensaba, mientras mi corazón se debatía entre esos dos mundos tan diferentes. ¿Qué debía hacer? ¿Seguir lo que me hacía sentir intensa, impulsiva y viva como con Suk, o dejarme llevar por algo más profundo, más auténtico, como lo que me ofrecía Lucas?
Miré a Lucas, que estaba frente a mí, con esa mirada tan dulce, tan llena de preocupación. En ese momento, me sentí una traidora. Había compartido algo tan cercano con él, algo tan real, y sin embargo, mi mente y mi corazón estaban en otro lugar. Estaba jugando con fuego, y sabía que al final, uno de los dos iba a salir herido por mis decisiones.
"¿Qué estás pensando?" Lucas me preguntó, su voz llena de una ternura que casi me hizo derramar una lágrima. Era tan fácil dejarse llevar por lo que sentía por él. Su amor era tan puro, tan desinteresado. Pero… ¿era suficiente? ¿Era todo lo que necesitaba?
Me aparté de él con una leve sonrisa, forzada, mientras trataba de calmar mi mente. “Nada, solo… nada, Lucas”, respondí, aunque dentro de mí había un caos de emociones que no podía explicar.
Mis pensamientos volvían a Suk, a su intensidad, a la forma en que todo a su alrededor parecía ser tan electrificante, pero también tan peligroso. Con él, todo era extremo, siempre al borde del precipicio, siempre al filo de la navaja. Y me gustaba, me atraía de una manera que no podía negar. Pero, ¿era lo que necesitaba realmente?
Lucas me miró, su preocupación creciendo, como si pudiera leer cada fragmento de duda en mi mirada. Pero aún no podía decirle la verdad, no podía hablar de lo que sentía por Suk. Sabía que lo lastimaría, y no quería eso.
"Lucas…" susurré, mientras luchaba con mis palabras. "Lo siento, no sé qué hacer. Tengo miedo de estar jugando contigo, de que todo esto termine mal."
Él dio un paso hacia mí, poniendo una mano suavemente sobre mi hombro. "No tienes que decidir nada ahora, Sung. Yo solo quiero que seas feliz, que tomes tu tiempo. Y si alguna vez decides que soy yo lo que necesitas, aquí estaré. Siempre."
Su confianza me desconcertó. ¿Cómo podía ser tan seguro de que lo que sentía por él era verdadero? ¿Y qué pasaba con Suk? ¿No había algo allí también? ¿Algo que no podía ignorar?
Mi mente estaba en un torbellino. ¿Cómo podía elegir entre dos sentimientos tan intensos y tan diferentes? La pasión y la intensidad de Suk, y la calma y sinceridad de Lucas. Ambos me ofrecían algo único, pero ¿cómo saber cuál era el camino correcto? ¿Cómo podía confiar en mis propios sentimientos cuando todo parecía tan enredado?
Lo único que sabía con certeza era que no estaba lista para decidir. No podía hacerlo. No aún.
"Te prometo que no te haré esperar mucho, Lucas. Solo… necesito un poco de tiempo", dije, mirando hacia el horizonte desde la ventana, buscando algo de claridad en el caos que sentía.
Lucas asintió, su mirada suave y comprensiva. "Tómate todo el tiempo que necesites. Yo estaré aquí, no importa lo que pase."
Y en ese momento, me di cuenta de algo. No tenía que decidir aún, no tenía que apresurarme. Lo único que podía hacer era tomar un paso a la vez, vivir este momento sin miedo a las consecuencias, y quizás, con el tiempo, las respuestas vendrían solas. Pero hasta entonces, tendría que enfrentar la verdad de que estaba atrapada entre dos mundos, entre dos amores, y no sabía cuál me llevaría a la paz.
Cuando por fin se retiró de mi habitación, sentí como si una presión invisible se aliviara un poco, aunque la ansiedad seguía latiendo en mi pecho. Mi respiración se estabilizó lentamente, pero mi mente seguía atrapada en el torbellino de emociones. ¿Qué había sido todo eso? ¿Qué estaba haciendo? Me sentía completamente desorientada, pero no era el momento de pensar en mis sentimientos complicados hacia Suk y Lucas. No, ahora había algo mucho más importante que me preocupaba.
Me acerqué a la ventana con paso lento, cuidando mi abdomen, que aún me dolía por la herida que no terminaba de sanar. La cicatriz, invisible a los ojos de los demás, me recordaba constantemente que la paz era algo efímero en mi vida. No era solo el dolor físico lo que me atormentaba; era la carga invisible que me seguía: el miedo. Ese miedo que no me abandonaba, el que había crecido en mí desde que mi tío Chen había comenzado a perseguirme, a acecharme, a intentar destruir mi vida.